miércoles, 29 de junio de 2011

Los dos hilos, por Ricardo Piglia

En uno de sus cuadernos de notas, Chejov registró esta anécdota: "Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida". La forma clásica del cuento está condensada en el núcleo de ese relato futuro y no escrito. Contra lo previsible y convencional (jugar-perder-suicidarse), la intriga se plantea como una paradoja. La anécdota tiende a desvincular la historia del juego y la historia del suicidio. Esa escisión es clave para definir el carácter doble de la forma del cuento.
Primera tesis: un cuento siempre cuenta dos historias...
El cuento es un relato que encierra un relato secreto. No se trata de un sentido oculto que dependa de la interpretación: el enigma no es otra cosa que una historia que se cuenta de un modo enigmático. La estrategia del relato está puesta al servicio de esa narración cifrada. ¿Cómo contar una historia mientras se está contando otra? Esa pregunta sintetiza los problemas técnicos del cuento.
Segunda tesis: la historia secreta es la clave de la forma del cuento...
El cuento se construye para hacer aparecer artificialmente algo que estaba oculto. Reproduce la búsqueda siempre renovada de una experiencia única que nos permita ver, bajo la superficie opaca de la vida, una verdad secreta. "La visión instantánea que nos hace descubrir lo desconocido, no en una lejana tierra incógnita, sino en el corazón mismo de lo inmediato", decía Rimbaud.
Esa iluminación profana se ha convertido en la forma del cuento.

Nota: Párrafos incluidos en el tratado Los dos hilos (Análisis de las dos historias: tema trascendental a la hora de escribir cuentos), del escritor argentino Ricardo Piglia.

domingo, 26 de junio de 2011

Ojos de gato

Llegó el verano y con él otra nueva excusa para darnos unas buenas zambullidas. En el mar, en el río, en la piscina… y por supuesto, en la magia de la literatura. Sea por ese calor, por tanta monotonía o por nuestras siempre merecidas vacaciones, todas las encuestas coinciden en que estamos en la época del año en que más se lee. Y también este es mi caso.
Por ello, he iniciado mi periplo de lectura estival con un libro estupendo: Ojos de gato (Ediciones Irreverentes), de Lourdes Ortiz. Una colección de relatos escritos con sencillez, profundidad y cercanía sobre temas habituales en nuestra cotidianidad. Ambientada en Madrid -tomada como metáfora de ciudad contemporánea-, la obra se divide en dos partes atendiendo a su trama y a sus protagonistas: Cruces, con seis historias, y Ellas con cinco. De la inicial a la última -desde el drama de la inmigración, a la primera relación de una adolescente convertida en caperucita postmoderna-, han refrescado mis tardes, mi tiempo de ocio… y en especial, por esa complicidad a la hora de contar las cosas, mi conciencia. Personajes cotidianos que creía lejísimos se han acercado a mí a través de estos renglones; tragedias escondidas tras esa cortina llamada hipocresía, revelan la cara oculta de nuestra sociedad. Quizá sea verdad que -como consta en su contraportada- no sepamos muy bien quiénes somos, y solo nos demos cuenta tras vivencias como estas. De hecho, con su narración fluida, salpicada de sentimientos e ironía, la autora consigue entretener a sus lectores, al tiempo que les invita a zambullirse en una piscina que no entiende de estaciones: la de la reflexión.
Ojos de gato, con gafas o sin gafas. Un libro refrescante y por supuesto recomendable. ¡Felices lecturas, feliz verano!

jueves, 23 de junio de 2011

De mi planeta de chocolate

A partir de este momento, Pancho y Benito serán amigos.
Desde esa amistad recién concebida, Pancho le describe la fauna de los mares del Caribe. El pez globo, quien a pesar de su fama de cascarrabias centraliza todas las fiestas. El pez payaso, fabricando sonrisas mientras juega al escondite entre arrecifes. El pez luna, que paradójicamente gusta de acostarse muy temprano... Y, para su sorpresa, el pez chocolate, con un iris tan rojo que percibes el color en su mirada. ¡Un pez que se llama chocolate! Benito ya tiene excusa para el resto de sus sueños. Nunca encontrará un acuario mejor.
- ¿De verdad que donde vamos hay muchos bombones? -no puede retirarse sin consultar por su bien más preciado.
Si tienes una curiosidad, pregúntala.
Bosteza el tío Caramba. El aguardiente adormece su cerebro.
- Muchísimos. Tantos que necesitarás una infancia para comerlos.
¡Qué buena noticia, y no las del diario con tantas urgencias en primavera! Esa noche dormirá entre sábanas e ilusiones, soñando con su cuento favorito...
Así es mi planeta de chocolate.
Pancho dormirá los excesos y en ellos hará las paces con su memoria. Los dos se van servidos. Gracias por hacernos compañía.
¡Hasta mañana!

Nota: Fragmento perteneciente a mi libro Mi planeta de chocolate. La fotografía anexa corresponde a la sesión de cuentacuentos que bajo el título Chocolate con cuentos impartí en el VI Salón del Chocolate "Moda Shopping", celebrado en Madrid.

martes, 21 de junio de 2011

Y en el Día de la Música

Como cada solsticio de verano, hoy celebramos el Día Europeo de la Música, una jornada destinada a promover el intercambio cultural entre los pueblos y el transvase musical de unos territorios a otros.
Vaya desde aquí mi felicitación más sincera para todas las personas vinculadas a ella y para aquellos que tenemos el gusto de disfrutarla. A mis amigas Raquel y Noelia por sus voces, a Laurent por su virtuosismo ante un violín, a Héctor por la delicadeza con el piano, a Miguel Ángel con su rondalla, a Transi, a tantos... También para quienes convierten esa magia en altruismo, como los integrantes de la iniciativa cultural solidaria Los Argonautas -a la cual tengo el gusto de pertenecer-, por haber combinado música, poesía, cuentos y ritmo en los dos eventos recientemente realizados en la Casa-Asilo de las Hermanitas de los Pobres y en el Albergue para gente sin recursos y refugiados de la Cruz Roja (ambos en Madrid).
Y es que, como pensaba Platón, la música es para el alma lo que la gimnasia es para el cuerpo. Como dijera Tchaikovski, si no fuera por la música habría más razones para volverse loco. Y como afirmase Oscar Wilde, esa misma música es el arte que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos.

sábado, 18 de junio de 2011

En el Día del Español

Hoy celebramos el Día del Español, una jornada de puertas abiertas que pretende incrementar la visibilidad de la lengua española en el mundo y crear un punto de encuentro para todos los hablantes de este idioma.
Una de mis palabras favoritas es verdad, aunque resulta paradójico que admita tantos significados. En honor a ella está la de Perogrullo, la verdad verdadera, la que asienta en el corazón, la pura verdad. Bien es cierto que las hay como puños, de cuatro en cuatro, de barquero e incluso enormes como un templo. Pero a la hora de la verdad, lo único que pedimos es que no nos mientan.
Más paradójico si cabe es que otra palabra tan simple como morro merezca demasiadas acepciones en nuestro diccionario. Puedes poner morros si te enfadas, beber a morro, caerte de morros, echarle morro a la vida, andar al morro y lo mejor: darle a alguien en los suyos. Paradójico porque una palabra tan bella como sonrisa, hecha también con los labios, solo tiene una: acción y efecto de sonreír.

viernes, 10 de junio de 2011

Una tarde en Madrid

Ayer por la tarde, con motivo de mi estancia en Madrid, pude caminar por el Paseo de Coches de los jardines del Buen Retiro, saboreando su Feria del Libro. Escaparme allí, aunque sea por un día, se ha convertido en un ritual que sencillamente me encanta. Desde que hace ahora cuatro años estuve por vez primera firmando ejemplares de mi Cartas para un país sin magia, disfruto perdiéndome entre los stands, charlando con autores, libreros y lectores, participando en sus miles de actos programados... Y desde entonces, procuro acercarme siempre en cada una de las ediciones.
Aproveché también para comprar varios textos, quedar con unos amigos -que me disculpen el resto, pues fue una visita muy corta- y charlar con mi editor. Por último, acudí a la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, donde asistí a la presentación del libro Ojos de gato (Ediciones Irreverentes) de Lourdes Ortiz. Para Manuel Cortés, amigo a través de los libros. Hasta la próxima, fue su dedicatoria. Un buen colofón, sin duda, para una jornada tan literaria.

sábado, 4 de junio de 2011

Martes de tertulia

Dentro del ciclo Martes de tertulia, organizado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Santa María del Páramo, el martes 7 de junio, a las 20:00 horas, acudiré a la biblioteca pública de este municipio leonés para participar como autor en la tertulia que su grupo de lectura hará sobre mi libro Mi planeta de chocolate. En distintas ocasiones he vivido esta experiencia de encontrarme cara a cara con mis lectores, resultando sumamente positiva. En ellas he acabado descubriendo que aquello que uno escribe deja de ser suyo para pasar a ser de quien pueda disfrutarlo. Y es que ese, precisamente, es uno de los dramas y una de las grandezas de este arte sin paliativos llamado Literatura.

miércoles, 1 de junio de 2011

Viajando en el tren del corazón

Érase una vez un Corazón que debía emprender una travesía. El punto de origen estaba en un desengaño amoroso, si bien desconocía su destino. Aun cuando fueron muchos los amigos y familiares reunidos en la salida, era preciso que aquel viajero realizara su trayecto en solitario. Eligió hacerlo en ferrocarril.
Les dijo adiós. No hay despedida sencilla por mucho que la añores.
Llevaba las alforjas llenas de recuerdos, el alma en carne viva.
Subió al tren que indicaba su billete; un vagón de compartimentos, con seis plazas cada uno. En el suyo encontró a los primeros compañeros: la Nostalgia, la Impotencia, la Desesperanza, el Dolor y la Tristeza.
Con puntualidad meridiana, la máquina partió.
La Nostalgia rompió el silencio, recordando los momentos que ya no volverán. El Dolor traspira amargura en sus comentarios; lo malo de ser buena persona es que hay quien te daña para comprobarlo. La Impotencia quiso llamar la atención confesando ante el grupo que no creía lo ocurrido. La Desesperanza negó que hubiera futuro, que pudiera haber mañana tras un ayer tan intenso.
La Tristeza, llorona e introvertida, analiza las causas del desenlace:
- ¿Qué pasó?, ¿en qué me equivoqué?, ¿de quién fue la culpa?... ¿Acaso conté con lo que no tenía?
Mientras, el Corazón calla y devuelve el saludo al revisor. Su ticket está en orden.
Llegaron en hora a la primera estación. En ella se apearon Nostalgia y Desesperanza, ocupando sus asientos la Rabia y la Soledad. Fue esta última quien abrió conversación expresando que, pese a estar rodeada de gente que le daba quintales de cariño, no tenía con quién compartir sus inquietudes. La Rabia, indignada y agresiva, cargó las culpas de lo vivido contra la otra parte de la relación:
- ¿Es lícito dar con intención de quitar después?... Lo tenía premeditado.
En la segunda parada el Corazón quedó solo al bajarse los demás viajeros. En su lugar subió la Obsesión, comenzando a dar vueltas a cuestiones relativas al otro sujeto implicado: qué hará, dónde y con quién está, a qué saben los besos que no se besarán... La letra de una canción, la silueta de la luna o el detalle más nimio incitaban ese pensamiento reiterativo, que se extendía insaciable a las horas de descanso. Y es que a veces la mente se comporta como un monstruo: si le das de comer, estás perdido.
Antes de alcanzar un nuevo andén pasó por allí la Dependencia quien, al ver sitios libres, pidió poderse sentar. A ella, tan esquiva con el humo del tabaco, le habían asignado por analogía un vagón de fumadores. Agradeció el gesto afirmativo, tomó asiento junto a la ventanilla y describió un fenómeno que acostumbra a vivir: el de “la mariposa que se quema en la llama”. Una mariposa es atraída compulsivamente por la luz que emite esta. Tal atracción le resulta dañina pues cuanto más se aproxime mayor será el grado de sus quemaduras. El bello insecto insiste en su propósito una y mil veces a pesar del rechazo recibido. No puede hacer nada para evitarlo. Esa pulsión, como tantas otras, debe combatirse para impedir que destruya sin remedio al elemento sobre el que ejerce su influjo: la mariposa.
El Corazón escucha expectante.
En el alto siguiente volvió a quedarse solo, si bien no tardó en incorporarse la Resignación. Prima hermana de la Sensatez, ayudó a poner las cosas en su sitio y a despedirse de aquello a lo que hubiera que decir adiós: las ideas obsesivas, la autocompasión, el sentimiento de culpa… La vida es mucho más que una pareja que no te merece. Era importante asumir tal realidad, aun sabiendo que el olvido viene siempre con retraso.
- No reniegues de tus errores pues de su mano camina la experiencia. Tal vez la necesites para acabar encontrando a la persona adecuada... Y no te preocupes de lo lejos que debas ir. Lejos es ponerle tu sonrisa a un recuerdo que dolía.
Este tramo de viaje se hizo particularmente corto, bromeando incluso sobre aventuras pasadas.
Al llegar a su ciudad, aquel pasajero de amable conversación se apeó dejando su asiento a la Ilusión y la Esperanza. Estos trotamundos amenizaron el trayecto con sus chistes, sus canciones, sus anécdotas. ¡Qué divertido! Los tres sonríen.
En la penúltima estación, el Amor accede a una plaza del compartimento. Fue una visita tan grata como inesperada.
- ¿Qué haces de nuevo aquí? -le preguntó el Corazón.
Estrecharon sus manos, hablaron sobre las vueltas que da la vida, repasaron cómo las relaciones humanas nacen, crecen y, en ocasiones, acaban. Amar es una vía de doble sentido: muchos son los que van, pero ¡cuántos los que vuelven! El trayecto resulta distendido, feliz.
Entre muecas de complicidad aquel sentimiento revela un consejo:
- El día que vuelvas a acelerarte por alguien y tengas oportunidad de decírselo, díselo. Primero: porque apena que una relación termine antes de empezar, diluida en la timidez o el silencio. Segundo: porque este tipo de taquicardia merece lo mejor. Y tercero: porque a veces el momento oportuno pasa. Ama incluso cuando menos te lo pidan pues tal vez sea cuando más lo necesiten. Y recuerda que siempre te arrepentirás, no de lo que hiciste (que al fin y al cabo te ha llevado hasta donde estás), sino de no haber hecho aquello que quisiste y pudiste hacer.
Sólo las palabras que nacen del corazón llegan al Corazón.
Finalmente nuestro protagonista alcanzó su destino. Para su sorpresa era el mismo que el de partida, estando los familiares y amigos que acudieron a despedirle. En verdad siempre estuvieron allí, aportando su granito de arena para que ese recorrido fuera lo más breve posible.
Les agradeció su apoyo, al igual que a sus colegas de mochila, sin olvidar a uno imperceptible que había sido de gran ayuda: el Tiempo.
Cada mañana suben a ese ferrocarril demasiados ventrículos dolidos. Aun cuando piensan que su historia resulta irrepetible, todas acaban pareciéndose entre sí. Cada mediodía la Nostalgia y el resto de su cuadrilla acceden al mismo vagón mientras la Dependencia, por paradójico que pudiera parecer, sigue buscando hueco entre los no fumadores.
Pero también cada tarde regresan a esa plataforma miles de corazones acompañados por una nueva ilusión.
Es el tren de los afectos, de los latidos, de la propia vida. ¡Que no lo detenga nadie!

Nota: Cuento titulado Viajando en el tren del corazón, incluido en mi libro El amor azul marino.