Perdidos por Alsacia

No ha sido la primera vez que me pierdo por Alsacia si bien -conociéndola y conociéndonos-, tampoco será la última. Me volvió a encantar ese Estrasburgo que derrocha magia en cada fachada... Visitamos de nuevo el restaurado Château du Haut-Koenigsborg, en la cima del monte Stophanberch... Paseamos por la Hauptstrasse -calla Principal- de Heidelberg antes de ascender a su castillo... Nos hicimos mil fotos en la Petite Venise de la hermosísima Colmar.
Navegamos entre canales, compramos en una tienda en la que es Navidad todo el año, montamos en funicular, degustamos codillo, choucroute, macarons... Y recargamos a tope nuestras baterías personales.
Todo ello de la mano de los mejores anfitriones que podíamos tener: nuestros amigos Mari Luz y Félix. Y es que si Estrasburgo es la ciudad en la que el ojo nunca se aburre, a su lado aún ha sido mucho más entretenida.

"Crónicas lunáticas" en León

Este próximo viernes 28 de febrero, a partir de las ocho de la tarde, tendré el gusto de acompañar a mi amigo y escritor Asier Aparicio en la presentación de su nuevo libro Crónicas lunáticas (MAR Editor), que tendrá lugar en la Librería Artemis -calle Villa Benavente 17- de León.
Conociendo al autor y a su obra, no tengo ninguna duda de que será un acto de lo más ameno a propósito de esta colección de relatos de lo más interesante. Y es que, en cualquiera de sus formas, ni la literatura de Asier Aparicio ni su personalidad pasan nunca desapercibidas.

Primer premio en IX Concurso "Cuentos de Carnaval"

Aunque hoy precisamente nos pille tan lejos, me siento muy cerca de Casla. Ese municipio segoviano que por estas fechas convoca cada año su Concurso de Cuentos de Carnaval, organizado por la Asociación Cultural Provincial La Colodra. Allí gané el primer premio de su séptima edición y ayer me notificaron que obtuve también ese primer premio en su novena, con mi relato titulado Mamíferos en Carnaval.
Desde tanta distancia, la alegría ha sido aún mayor. Me habría encantado asistir en persona al acto de entrega del premio si bien, al igual que hice la otra vez, acudiré a recogerlo durante la Semana Cultural de Casla, con una sesión de cuentacuentos incluida.
Desde hoy, lucir en mi currículo literario estos dos premios conseguidos constituye un verdadero honor. Gracias Casla, gracias La Colodra y -como siempre decimos los cuentistas- nos seguiremos contando.

Crónicas lunáticas

La literatura de Asier Aparicio nunca pasa desapercibida. Sea en forma de novela, obra de teatro, poema, canción o -como es el caso de estas Crónicas lunáticas, publicadas por MAR Editor- colección de relatos, tiene el don de entretener, hacer soñar, sensibilizar e invitarnos a pensar.
Sus 115 páginas incluyen trece historias futuristas, salpicadas por ilustraciones de Manuel Zapico, ambientadas en ese mañana que ya asoma a la vuelta de la esquina. Sus personajes varían del miembro de alguna nave espacial a una célebre astrofísica, hablándonos a su través de androides, planetas inexplorados, cada dilema ético de la tecnología, tu todo, mi nada... Y de fondo esa Luna que tanto a él como a mí nos ilumina.
Crónicas lunáticas es un motivo, cuando no una excusa, para reflexionar sobre la condición humana. Nuestros anhelos, nuestros problemas, el mundo que dejaremos. De fácil lectura, a menudo nos detiene... a menudo también nos dibuja una sonrisa.
Crónicas lunáticas. Un libro al más puro estilo de Asier Aparicio, para leer...Y por supuesto, a esa hora en que lucen tantas Lunas, para reseñar.

En el VII Congreso Socinorte

Desde la condición de médico, cualquier formación continuada constituye una obligación. Porque, como dijera Frank Tyger, aprender es un proceso constante o no es nada. De ahí esa asistencia regular a diferentes cursos de cada especialidad, a fin de ser los primeros en estar a la última sobre las distintas materias que abordamos en nuestra práctica clínica diaria.
Bajo el lema Aportando valor a la prevención: un nuevo escenario, del 11 al 13 de marzo de 2020 va a celebrarse en León el VII Congreso Socinorte al que acudiré como asistente y como ponente, para defender la comunicación presentada desde nuestra Sección de Epidemiología, bajo el título Evolución de los viajeros del Centro de Vacunación Internacional de León durante el decenio 2010-2019.
Y es que, como también afirmara el genial Pablo Picasso, siempre estoy haciendo lo que no puedo hacer para poder aprender cómo hacerlo.

La afición del Unionistas de Salamanca

Me encanta el fútbol. Aunque como dijera el filósofo Valdano, este deporte sea lo más importante de entre las cosas que no tienen importancia, confieso que me apasiona. Seguidor desde siempre de mi Real Zaragoza, nunca olvidaré aquellas tardes de domingo en las que siendo tan crío -por supuesto, debidamente ataviado con bufanda y de blanco aunque no fuera oficial- acompañaba a mi padre de la mano al fondo norte de la Romareda.
Admito también que he presenciado muchos partidos, muchos equipos, muchos estadios... Y que por ello, creo saber algo al respecto. Así, en cuanto vi a aquel delantero llamado Borja Iglesias jugando con el filial del Celta, supe que estábamos ante un auténtico crack... cuando en un encuentro juvenil quedé sorprendido por ese extremo derecho llamado Alberto Soro, pronostiqué que acabaría en un club de primera antes de que fichara por el Real Madrid... Y este fin de semana, asistiendo con mi hijo de la mano al estadio Reino de León para presenciar un partido en la categoría de bronce del fútbol español, he descubierto otra gran afición: la del Unionistas de Salamanca.
Porque a pesar del esfuerzo realizado por acompañarle, de que su equipo perdiera e incluso de que no hiciese el mejor partido, estuvieron animando en bloque de principio a fin... Con sus colores al viento, siendo una sola voz; si bien lo mejor llegó tras el pitido final. Los seguidores unionistas insistieron en sus cánticos, dando aliento a cada jugador -presentes y emocionados a pie de campo- durante más de quince minutos. Fue un espectáculo digno de ver, de una grandísima hinchada. Los pocos espectadores de nuestra Cultural que aún quedábamos en las gradas, rompimos a aplaudir.
En ese momento, le pedí a Manuel pequeño que aprendiera la lección: ¡Así se anima a tu equipo, porque tú eres tu equipo!... Y le prometí que antes de que acabe la presente temporada, iremos a Salamanca para ver un partido del Unionistas... y sobre todo para estar junto a esa afición que -aunque perdieran el partido- ayer se nos ganó.

Mis siete mandamientos para ser feliz

A menudo la vida te sorprende. Y ahora mismo, en esas estamos: sorprendido por la grata acogida que está teniendo mi conferencia Los siete mandamientos para ser feliz, que vengo impartiendo a raíz de la publicación de mi último libro El amor en los tiempos del Mindfulness.
La próxima vez que la exponga será el martes 18 de febrero, a las siete de la tarde, en el Aula Cultural Renta 4 (Avda. Ordoño II 35, León), en un acto organizado por la asociación Activos y Felices. A lo largo de la misma, presentaré además mi obra, para terminar con una pequeña sesión de cuentacuentos.
Entusiasmado por esa sorpresa, comparto las invitaciones que he tenido para impartir dicha ponencia más allá de mi provincia, incluida una casualmente recibida desde la Málaga natal de mi abuelo el cuentista - precisamente aquel de quien creo que heredé esa pasión por el cuento-. Y es que la vida a veces no solo da; a menudo tengo la impresión de que también nos devuelve.

El silencio del guardián

Hubo un tiempo en el que elaboraba reseñas de cada libro que leía. De hecho, solía publicarlas en diferentes portales literarios y por lo general tenían una buena aceptación. Así, presumo de haber reseñado a escritores de la categoría de Dolores Redondo, Mercedes Pinto o Claudio Cerdán antes incluso de que fueran quienes son.
Sin embargo, con una de aquellas reseñas tuve algún problema cuando su autor no supo encajar mis opiniones y me retó a cierto duelo virtual que nunca estuve dispuesto a aceptar.
Desde entonces solo reseño esas obras que por uno u otro motivo le dicen algo especial al lector que hay en mí.
Una de ellas ha sido la novela El silencio del guardián (Editorial Fanes) de Virginia Asensio. Se trata de otro libro que llegó a mis manos casual o causalmente a través de un amigo y que -sincera o sencillamente- me encantó.
Ambientada su trama en el municipio cántabro de Comillas, con tres planos temporales perfectamente entrelazados y ese lenguaje de lo más fluido, cuenta la historia de una familia noble cargada de misterios que poco a poco se van desenredando.
Entre sus páginas hay dramas ocultos, amores prohibidos o consentidos, retazos de nuestra Historia... Y sobre todo, una autora creativa de la que espero presumir también en el futuro al haberle reseñado por esta novela tan recomendable.

En el día más capicúa del año

Wikipedia asegura a propósito de mí que cultiva el género del palíndromo, habiendo participado entre otros en la III Copa del Mundo de Palíndromos REVER.
En verdad que, aun sin considerarme un palindromista, me encanta jugar con las palabras: darles vueltas, combinarlas, correr tras ellas en otro pilla-pilla imaginario... Quizá por eso, uno de los personajes de la obra que actualmente estoy componiendo sea un apasionado de las frases capicúas. Quizá por ello, no me habría importado vivir en la lituana Silagalis, en la belga Ellemelle o en la argentina Neuquén. Quizá por esto, en el penúltimo festival poético Grito de Mujer presentara un soneto que se leía igual de principio a fin que a la inversa. Quizá por todo, no podía faltar en mi blog una reseña a propósito del día más palindrómico del año: el 02-02-2020.
Porque hoy y siempre, Soñad sol, aroma. Sedle oído a la Luna... ¡Y anúlala! Odio el desamor a los daños.