El número de defunciones atribuibles en España al tabaquismo ronda las 60.000 al año, quedando fuera de toda duda que en los países occidentales constituye un problema de salud pública de primera magnitud. De hecho su consumo es responsable, entre una multitud de patologías, del 90-95% de los casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, del 30% de los tumores malignos, de que se triplique el riesgo de padecer una cardiopatía isquémica o de que se tenga un 50% más de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular.Este contexto epidémico contrasta frontalmente con la imagen lúdica, atractiva e inocente que sobre el tabaco y sus derivados han ofrecido las distintas compañías tabaqueras a través de su publicidad. De hecho, valores o estados tan apreciados por la juventud (y la población en general) como la solidaridad, el compañerismo, la amistad, el atractivo físico, la sexualidad, el espíritu deportivo, el bienestar, e incluso la propia salud, han aparecido en sus anuncios de manera reiterada.
En la actualidad, se estima que los colectivos que más interés despiertan desde un punto de vista promocional en la industria tabaquera son los niños y adolescentes, los grupos con menos recursos económicos y las mujeres de todas las edades. Quizá por ello la Organización Mundial de la Salud ha elegido este año como lema para la celebración del Día Internacional sin Tabaco “la promoción del tabaco dirigida a las mujeres”, con el objetivo de controlar su consumo. Desde luego, razones no le faltan.
Dicen que la música amansa a las fieras, que favorece el desarrollo intelectual del niño, que es un antídoto frente a muchas enfermedades. Estoy convencido de ello. Además, en mi caso se convierte en uno de esos detalles que te ayuda a ser feliz.
Aquella maestra de pelo recogido, mi primera maestra, decía que yo tenía mucha imaginación. Era el niño que más animales inventaba en una hoja de papel, el único capaz de hacer disfraces de las bolsas de basura, quien mejor justificaba por qué no había acabado los deberes.



De siempre lo he dicho: si la Literatura es mi devoción, la Medicina es mi vocación. Por eso, desde esa especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública, disfruto tanto con la realización de algunos proyectos de investigación en los que ando embarcado.


