Hay etapas de la vida en la que esta te pone a prueba y ahora mismo estoy, sin duda, ante la más dura de todas. Por razones de salud en el seno de nuestra familia, toca parar. Debo centrarme en ella, en mis hijos, en mi mujer; dedicarles cuanto tiempo sea necesario, aun a costa de mi trabajo, mis aficiones o mi día a día en general, hasta el punto de que por tiempo indefinido dejaré de contar cuentos o de publicar reseñas en este blog... Para juntos, sin despistes, afrontar esa adversidad con forma de bicho que ahí enfrente nos ha puesto la vida.
Manuel, hijo mío, patrimonio de mi humanidad: en este viaje, como siempre, no estarás solo. Sabemos que disputas tu partido más importante de nuestras vidas... Pero sabemos también que, con el apoyo de tantos, lo vamos a ganar.