domingo, 21 de julio de 2024

Mi último diccionario

Una de las peculiaridades de mi literatura es la creación de nuevos significados para las palabras que habitualmente utilizamos. Y así, en cada libro invento un nuevo diccionario, como el incluido en esas Catorce lunas crecientes (Editorial Péndula) que esta tarde, en la Feria del Libro de La Vecilla, verán su segunda edición:

Aburrimiento: Fatiga de los sentidos ante un aluvión de monotonía.
Altura: Distancia vertical que sirve para agacharse y, desde esa perspectiva que nos proporciona, poder ver mejor.
Amor: Cero por ciento de lucha.
Autoestima: Dícese de lo que hay que alimentar para que nuestros miedos se mueran de hambre.
Calidad: Hacer lo correcto y hacerlo correctamente.
Competitividad: Exceso de autoestima.
Crisis: No sumar fracaso tras fracaso, sino fracaso sobre fracaso.
Deprimir: Acostumbrarse a llamar la atención a través de lo negativo.
Discreción: Habilidad de abstenerse en dar tantas explicaciones.
Éxito: Despertar cada mañana con ganas de vivir.
Hotel: Hogar de prestado mientras te desplazas en busca de tus sueños.
Hoy: Nueva oportunidad que nos regala la Vida con cada amanecer.
Humildad: Ser de los últimos por principios.
Improvisación: Mal remedio para casi todo, aunque a menudo sea el único que hay.
Incertidumbre: Estar completamente seguro de absolutamente nada.

Inseguridad: Pensar que aquellos a quienes admiramos son infinitamente mejores que nosotros.

Miseria: Incapacidad de amar.
Negociar: Comprar pensando en pobre para vender como rico.
Perdonar: Vaciar nuestro vaso, tan lleno de rencores del pasado.

Resiliencia: Capacidad de salir reforzados de una situación considerada problema.

Soledad: Ausencia de uno mismo.

Solidaridad: Cuanto más te entregues, más te llevarás.

Sonrisa: Señal inequívoca de una lección aprendida.

Soñar: Hacerle novillos a la Vida.
Ubicuidad: Cualidad de quien vive en continuo movimiento para no perderse nada.
Unidad: Uno para todos, para que todos seamos uno.

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