Aun a riesgo de parecer rebelde,
soñadora, académica o reiterativa, a Irene le encanta construir su propio
diccionario. Y así, una a una –como hiciera su abuelo en aquel relato de
Faustina-, inventa definiciones en función de las vivencias que ha tenido:
Amistad: Tenerse sin verse.
Celos: Odiar como si se amara.
Clima: Tema que solo sirve para llenar un
vacío incómodo en cualquier conversación.
Estrella: Rosa en el jardín de la noche.
Gracias: Palabra maravillosa con la que
mostramos nuestro afecto ante cualquier atención dispensada. Solemos usarla de
menos. Solo se usa de más después de que alguien nos diga ¡te quiero!
Historia: Sucesión de hechos contados de tal
forma que los tuyos son siempre los buenos.
Improvisación: Vicio consistente en hacer algo cuando
hay que hacer algo, aunque no sea exactamente lo que haya que hacer.
Música: Antídoto de la nada.
Paraguas: Hongo de ciudad que impide que se mojen
nuestras ilusiones secas.
Prevención: Investigación sistematizada de un error
para evitar que vuelva a repetirse. Por definición, no tienen validez en el
mundo de los sentimientos. Aquí los errores siempre se repiten.
Raro: Todo aquello que me disgusta.
Secreto: Verdad compartida en confidencia,
que tarde o temprano se descubrirá.
Utopía: Teoría que
está muy bien, si no fuera porque suele quedarse en la teoría.
Vida: Tiempo que me queda por vivir.
Nota: Párrafo perteneciente al capítulo Goles de paz, incluido en mi libro Siete paraguas al sol.
1 comentario:
Desde el portal Divertinajes.com y su boletín informativo "El Divertín" se han hecho eco de este diccionario, recogiéndolo entre sus colaboraciones. Adjunto el enlace:
http://www.divertinajes.com/nueva/modules/notices/notice.php?idnotice=2469
Mil gracias por ello y nos seguimos leyendo.
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