Compartir que las mías han sido dos semanas de descanso en un pequeño pueblo leonés, donde espero haber recargado pilas para este próximo curso. Y compartir también que en ellas he recibido con alegría la publicación de una entrevista que me hicieron para el portal literario Lecturafilia, la cual reproduzco y cuyo enlace adjunto por si pudiera interesaros: http://lecturafilia.com/2015/08/15/entrevista-manuel-cortes-blanco-si-no-fuese-escritor-me-habria-gustado-ser-mago/
Pregunta (P): Sorprende que un médico sea a la vez mago de las palabras, ¿cómo combinas estas dos profesiones de tu vida? ¿La una te llama más que la otra?
Respuesta (R):
Me gusta definirme como “medico” de vocación y “escritor” de afición, si bien
últimamente ambos conceptos se confunden demasiado. Ciertamente, la Medicina es una ciencia
muy humana –probablemente la que más-, y eso hace que esté muy cerca de la Literatura. Gracias
a mi especialidad (Medicina Preventiva y Salud Pública) he tenido la suerte de
poder ejercitar mi labor en cuatro de los cinco continentes, a veces incluso en
situaciones extremas. Esas vivencias que he ido recogiendo puntualmente en una
libreta, me han enriquecido como persona hasta llevarme a declarar una máxima
de vida que entremezcla a partes iguales ambas disciplinas: “Escribir lo vivido
(como médico) para compartirlo (como escritor)”.
(P): En tus libros Mi planeta de
chocolate, Cartas para un país sin magia y Siete paraguas al sol subyace
una idea clara de que la esperanza es el motor que debe guiar el mundo. ¿Cómo
tener esperanza con la crisis que
atravesamos?
(R): Ciertamente
y a pesar de lo que nos digan, siguen sonando tambores de crisis. Sé que corren
malos tiempos para muchos, y más si cabe en un sector tan sensible como el
literario. Pero sé también que sin creer en nosotros no tendríamos salida. No
pretendo banalizar, ni dar falsas ilusiones, ni desviar la atención de los
problemas. ¡Todo lo contrario! Como me han enseñado muchos de mis cuentos, sin Esperanza,
sin fe en nosotros mismos, no hay nada. Más allá solo queda el fin del mundo.
(P): Los derechos de autor de tus libros
son destinados a Aldeas Infantiles SOS, un símbolo de ayuda desinteresada y de
que la literatura aún puede ayudar más. ¿Tienes datos y constancia de a cuántas
personas has ayudado con este gesto?
(R): Desde
la experiencia de que los niños son siempre uno de los colectivos más
vulnerables y desde el conocimiento de la labor que realiza a favor de ellos
“Aldeas Infantiles SOS”, no tuve ninguna duda en esa aportación. También
colaboro activamente con otras ONG y he participado en distintas antologías
solidarias. Tristemente y salvo raras excepciones, escribiendo hoy en día no se
gana mucho y el dinero recaudado tampoco ha sido tanto. Eso sí: tengo la
certeza de que se ha empleado bien.
(P): ¿Eres de un pensamiento tan
mágico como se deduce de tus historias? ¿Cómo definirías tu personalidad?
(R): Creo
que sí. Si no fuera escritor, me habría gustado ser mago (curiosa y
casualmente, en este detalle coincido con el genial García Márquez). Soy
tremendamente imaginativo, y creo que eso se transmite en mis historias…
También procuro ser positivo antes que optimista, desde la certeza de que la
suerte no está en lo que nos pasa, sino en cómo lo vivimos. Por lo demás, me
considero una persona de lo más normal, familiar, afable, risueña (siendo
médico, prescribo cada día mil sonrisas por sus múltiples beneficios)… Y como
dice un amigo que me conoce desde niño, quizá “demasiado alemán” con mi trabajo
y “demasiado griego” en mi afición por el fútbol.
(P): Tus libros están plagados de
frases hechas, de aforismos. ¿No tienes miedo de caer en el ‘adoctrinamiento’?
(R): No lo
pretendo en absoluto, aunque haya sido una de las críticas mayores que se le ha
hecho a lo que escribo. Se trata básicamente de un recurso para invitar a los
lectores a la reflexión, pero sin imposiciones… Que sean ellos desde sus
vivencias quienes obtengan sus propias conclusiones.
(P): Está claro que tus libros
cuentan buenas historias, y transmiten positivismo, pero ¿qué buscas tú en la
literatura?
(R): Sinceramente,
escribo porque lo paso bien escribiendo. La Literatura me ha dado
momentos gratísimos: amigos, experiencias, posibilidad de conocer distintos
espacios y personas… De hecho, el día que me aburra lo dejaré. No obstante, mi
objetivo añadido es compartir, plasmar en un folio lo que siento (sea a través
mío o de cualquiera de mis personajes) mediante una historia, abrirme a quien
me lea con generosidad… Y es que, como diría Benito Expósito Expósito (el
pequeño protagonista de “Mi planeta de chocolate”), a quien es generoso con la
vida, la vida acaba siendo generosa con él.
(P): ¿Cuáles son tus referentes
literarios?
(R): He
tenido muchos porque he leído mucho (confieso que ahora, con dos hijos pequeños,
menos que antes). Admito que me encandila la obra de Gabriel García Márquez,
pero no es la única. No obstante, ante esta pregunta me permito la licencia de
incluir a la persona que más cuentos me contó en mi vida y que, sin duda, más
me condicionó a la hora de redactar: mi abuelo Ildefonso. Él fue un escritor
humilde pero lleno de magia; tristemente, la mayor parte de su obra acabó
marchándose con él.
(P): Y ahora viene una pregunta
compleja, pero si tuvieses que escoger un libro de los que llevas escrito,
¿cuál sería y por qué?
(R): Aun
cuando me quedo con todos, si tuviera que elegir solo uno tomaría “El amor azul
marino”, mi ópera prima. Primero, porque es mi libro más personal (no en vano, en
él hablo de mí, de mi familia, de nuestras relaciones); después, porque
permitió que rompiera los miedos a hacer público lo que sentía. Sé que sin ese
primer paso no habrían venido los demás.
(P): ¿Quién fue tu primer lector
o lectora y que te aportó en tu carrera?
(R): Antes
incluso de introducirme en este universo literario, mi lectora principal y
primera fue mi madre. Desde su sencillez, siempre decía que yo escribía muy
bien. Me aporto seguridad y confianza para hacerlo; pero sobre todo, me aporto
el amor necesario para hacerlo con corazón.
(P): ¿Estás inmerso en algún
proyecto literario que nos puedas comentar?
(R): Siendo
fiel a esa máxima de vida “escribir para compartir”, estoy metido de lleno en
un libro de cuentos que dedicaré a mi hija Amalia. Será una obra ilustrada en
la que vuelvo a trabajar desde el relato esos valores positivos en los que
tanto creo. Puedo adelantar su título en exclusiva: “La vuelta al mundo en
catorce lunas”. Eso sí: lo siguiente que escriba será otra novela.
(P): A los lectores nos encanta
conocer lo que leen otros, y por eso termino preguntándote justamente eso. ¿Qué
lees actualmente?
(R): De
entre los autores, me gusta leer a los que empiezan. De entre los géneros, me
quedo con el cuento. Sin embargo, el libro que me ocupa en estos días es de un
autor que –aunque joven- ya considero consagrado por sus premios y su
trayectoria: “Cien años de perdón”, de Claudio Cerdán. Lo conocí por casualidad
compartiendo stand en la Feria
del Libro de Madrid del año pasado. En mi opinión, el futuro de la novela negra
en España pasa irremediablemente por él.
1 comentario:
Antes incluso de introducirme en este universo literario, mi lectora principal y primera fue mi madre. Desde su sencillez, siempre decía que yo escribía muy bien. https://doctorariobo.com/hermosas-playas-en-nueva-york/
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