Éramos vecinos. Ella vivía últimamente en el Convento de las Carvajalas y yo en el edificio colindante. De hecho, la veíamos muchas tardes pasear acompañada por los alrededores de nuestra plaza del Grano. Mi hijo siempre la reconocía:
- ¡Mira, papá... Es doña Concha!
Coincidimos por última vez en esa frutería de barrio, en la que su dependienta entremezcla bromas y melocotones con alguna noticia del día. Comentamos lo maduras que estaban las nectarinas.
No la volveremos a ver. Esta madrugada se ha ido doña Concha Casado, un referente cultural para León por ser impulsora de la difusión, recuperación y conservación de su patrimonio popular.
Siempre respondió a nuestras palabras, a cada saludo con una sonrisa. Por ello, y especialmente por todo su legado, reciba nuestro más sincero agradecimiento. Descanse en paz.
lunes, 22 de agosto de 2016
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