Me sucedió con Un preso que hablaba de Stanilavsky de Santiago García Tirado, con La última vuelta del scaife de Mercedes Pinto, con Un mundo peor de Claudio Cerdán, con tantos poemas de Raquel Lanceros, con esos relatos de Miguel Paz Cabanas. Cierto día, sus renglones llamaron a mi puerta y se han quedado a vivir conmigo para siempre.
El último de esos libros en instalarse en mi casa ha sido Manual de pérdidas, con el que Javier Sachez García acaba de obtener el I Premio de Novela Breve "Pancho Guerra". En él se cuenta la historia de Abdón, un jubilado amante de la Literatura quien, tras ser diagnosticado de la enfermedad de Alzheimer, decide devolver cada libro que le han regalado a lo largo de su vida a aquella persona que a él se lo regaló.
Bajo tal propósito se esconde una obra de lo más original, muy bien escrita -realmente lo está-, cargada de emotividad, que aborda con realismo el proceso de desgaste progresivo que ocasiona cualquier demencia tanto en el propio afectado como en su familia -de lo que doy fe, como médico y psicólogo-... Una obra en la que los libros adquieren un papel protagonista, escondiendo tras ellos muchas más historias de las que nos cuentan.
Manual de pérdidas es una novela cargada de metáforas a propósito de la Literatura, la memoria, las relaciones humanas, el amor en sus distintas formas... A pesar de las circunstancias, ofrece una perspectiva positiva que invita a reflexionar, a mirarnos a nosotros mismos, a ser nosotros mismos. Por eso la he leído y releído, por eso la recomiendo, por eso -otra vez casi sin darme cuenta- ha pasado a formar parte de los libros de mi vida.
El último de esos libros en instalarse en mi casa ha sido Manual de pérdidas, con el que Javier Sachez García acaba de obtener el I Premio de Novela Breve "Pancho Guerra". En él se cuenta la historia de Abdón, un jubilado amante de la Literatura quien, tras ser diagnosticado de la enfermedad de Alzheimer, decide devolver cada libro que le han regalado a lo largo de su vida a aquella persona que a él se lo regaló.
Bajo tal propósito se esconde una obra de lo más original, muy bien escrita -realmente lo está-, cargada de emotividad, que aborda con realismo el proceso de desgaste progresivo que ocasiona cualquier demencia tanto en el propio afectado como en su familia -de lo que doy fe, como médico y psicólogo-... Una obra en la que los libros adquieren un papel protagonista, escondiendo tras ellos muchas más historias de las que nos cuentan.
Manual de pérdidas es una novela cargada de metáforas a propósito de la Literatura, la memoria, las relaciones humanas, el amor en sus distintas formas... A pesar de las circunstancias, ofrece una perspectiva positiva que invita a reflexionar, a mirarnos a nosotros mismos, a ser nosotros mismos. Por eso la he leído y releído, por eso la recomiendo, por eso -otra vez casi sin darme cuenta- ha pasado a formar parte de los libros de mi vida.
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