lunes, 24 de febrero de 2014

Excéntrico

Aunque en su día acabé licenciándome en Psicología, no me considero un psicólogo al uso. Básicamente porque a diferencia de la Medicina –mi otra gran vocación-, apenas la he ejercido a nivel profesional. Eso no significa que no me haya sido útil en la atención a mis pacientes, en el asesoramiento que desde esa condición hago a algunas ONG –como al Proyecto Solidario Los Argonautas-, e incluso en mi propio crecimiento personal.
Aunque me apasione la Lectura y periódicamente publique reseñas de algunos libros, tampoco me considero un crítico al uso. Básicamente porque a diferencia de la Escritura –mi otra gran afición-, apenas alcanzo más allá de los medios con los que suelo colaborar. Eso no significa que no sea en ellas lo más honesto posible, que no presuma de haber reseñado a autores de primera línea antes incluso de ser conocidos, o que alguna haya tenido una notable repercusión.
Con estos precedentes, llega a mis manos otra obra singular: Excéntrico (Cuadernos del Laberinto) del escritor malagueño Juan Guerrero Sánchez. De entrada diré que me ha gustado por cómo está escrita, me ha resultado original por cómo está planteada y me ha sorprendido por cómo termina. Se trata de un libro que se adentra sin tapujos en los recovecos más íntimos de la mente humana. Incluye sentimientos, pasión, sexo, deseo, alucinaciones, manías, detalles culturales (en especial sobre Música y Pintura), demencia, crisis.
Su narrador es un psiquiatra que escribe e interactúa con el lector a propósito de tres pacientes que comparten locura y cotidianidades en una institución mental: Laura, Daniel y Narcissus. Tres tramas aparentemente distintas pero con varios nexos de unión, en las que se mezclan la realidad de lo que ellos viven con la ficción que dicho facultativo pudiera añadir. Tres personajes al límite que Guerrero describe con maestría, haciéndoles veraces pese a sus extravagancias y más próximos a nosotros de lo que a priori pudiéramos creer.
Excéntrico es un cóctel de pequeñas historias aparentemente inconexas con un destino común. Es un puzle que podría parecer caótico, en el que las piezas terminan encajando. Es una crítica abierta a algunas aspiraciones de nuestro tiempo que nos limitan de modo importante, como la ambición por triunfar, la sumisión a las modas, la violencia innecesaria o el individualismo. Es un tratado literario sobre diversos trastornos mentales que acaban interesando más que la propia cordura.
Sin duda estamos ante una obra distinta que recomiendo expresamente para leer de manera pausada, para releerla, para mirarnos en ella, para reflexionar sobre eso que vemos… Y cómo no, para pensar lo que somos, cómo somos y si en realidad somos más excéntricos de lo que realmente pudiéramos pensar.

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