Hubo un tiempo, meses antes de esta pandemia que ha cambiado nuestras vidas, en las que a través de la Asociación Activos y Felices yo impartía esa conferencia titulada Los siete mandamientos para ser feliz.
Tras un verano demasiado movido para una columna cervical que debería estar más reposada, retomamos las entradas de este blog mediante otra reflexión surgida a ese respecto en cualquier tarde de agosto. Y es que a estas alturas de mi vida, permutaría lo de ser feliz por estar tranquilo.
Desde mi inventario de vivencias, renuncio a alcanzar la felicidad habiendo tantas guerras declaradas, una debacle climática que hipotecará el futuro de las próximas generaciones, esa crisis económica alentada por una inflación desbocada... Contrariamente, aspiro a vivir más pausado, sin prisas ni sobresaltos, sin estar a la espera de un diagnóstico médico en el que que pueda escuchar no es benigno, sin que te abran un expediente de Hacienda para cerrarlo a los seis meses porque nunca cometiste ninguna irregularidad.
Desde luego, indudablemente, si como médico y psicólogo volviera a impartir otra conferencia sobre crecimiento personal, le cambiaría su título: Los siete mandamientos para estar tranquilo. Eso sí: ¡sin prisas!
1 comentario:
Me alegro verte de nuevo por el blog, aunque sea con estos inconvenientes comentados, pero yo digo Manuel que eso es indicativo de que estás vivo, de otra manera no tendrías nada, y vamos a agradecerlo para sentirnos dichosos por ello. Un besote. Gracias.
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