Hoy va a ser un día triste para mi hijo, aunque él todavía no lo sepa. La tienda en la que habitualmente compramos sus chuches cierra de manera definitiva. Eran unas golosinas sin azúcares ni aditivos, hechas a base de frutas, que no han podido resistir la competencia de otros productos menos cuidados pero a un precio claramente inferior. Y sin duda, también lo será para las dos jóvenes emprendedoras que, cargadas de ilusiones, hipotecas y esperanza, inauguraron hace un año ese establecimiento.
Aun cuando nos hablan de recuperación económica, lo cierto es que sigue costando mucho -¡muchísimo!- mantener un negocio abierto. Los gastos, la carga impositiva, la falta de ayudas, tantos miedos por la crisis y tanta competencia, continúan cerrando demasiados anhelos. "Se alquila" o "Se vende" se erigen en los anuncios predominantes en muchos locales comerciales de mi ciudad, de cualquier ciudad.
Son sueños que se traspasan, a los que no ha llegado la anunciada mejoría... Y que a veces, tristemente, acaban convertidos en una pesadilla.
jueves, 6 de agosto de 2015
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