martes, 22 de septiembre de 2015

En Toral de los Guzmanes

Aun cuando viva en la ciudad, me da que mi alma es de pueblo. Me encanta desplazarme a los sitios en bicicleta, tomar de la huerta los productos del día, vivir sin cobertura a ese ritmo cansino al que allí pasan las horas, compartir la cotidianidad con sus gentes. Recuerdo con cariño los veranos en tantos municipios de esa familia mía dispersa por la provincia de Soria, los inviernos en aquel zaragozano Osera de Ebro donde mis padres tenían una finca, las mil escapadas que seguimos realizando a la caza de algún tesoro rural... De hecho, lo tengo claro: el día que me retire, que me busquen en un pueblo.
Por ahora y si bien aún falta tiempo, uno de los que tiene más posibilidades para ello es Toral de los Guzmanes, en la provincia de León. De esta villa cargada de historia, patrimonio, tradiciones y mantecadas, proviene mi familia; en ella tenemos casa, he estado empadronado e incluso ejercí mi derecho al voto en las últimas elecciones autonómicas. 
El pasado sábado ascendí un peldaño más en esa relación, al haber tenido el placer de ser miembro del jurado de carrozas en el certamen que -con motivo de sus fiestas patronales en honor del Cristo de la Vega- llenó cada una de sus calles de color, sonrisas y alegría. 
Aunque los festejos terminan hoy, Toral de los Guzmanes es un pueblo que merece la pena visitar. Así que, cualquier día de estos, ¡nos seguiremos contando por allí! 

1 comentario:

Unknown dijo...

A mí también me encanta Toral de los Guzmanes. En él desarrollé mis primeros ejercicios profesionales. Guardo de él muy buenos y emotivos momentos, y también inmejorables amigos.
Merece la pena visitarlo y compartir todos sus atractivos.
M.M.