Mi primera lectura del año ha sido una obra a medio camino entre el relato largo y la novela corta, titulada Familiaris (Ediciones Oblicuas), del escritor leonés Manuel Martínez. En las casi cien páginas que la componen se nos muestra un futuro quizá no tan lejano en el que unas personas -magister- se sirven de una especie de criaturas robóticas -familiaris-, creadas con el único deber de satisfacer sus necesidades.
Familiaris está escrita en primera persona, lo que sin duda constituye un recurso acertadísimo al implicar mucho más al lector con cada personaje. Es de fácil lectura tanto por la trama que encierra como por su lenguaje, se enmarca en un espacio que podría ser cualquiera, atrapa y entretiene desde el principio... Sin embargo lo mejor de esta novela lo encontramos en su alto contenido psicológico que va más allá de su propia historia. Y es que Manuel Martínez disecciona con maestría a través de su familiaris la naturaleza humana, hablando de sus miedos, esperanzas, deseos (incluyendo los sexuales que describe con sutileza), emociones... Y tanto desde la perspectiva del dominante como del dominado.
Una ucronía a medio camino entre la ciencia ficción y algún mañana que podría estar cercano, cuyo interés va creciendo página a página hasta llegar a un final sorprendente que invita a la reflexión.
Por ello, recomiendo expresamente su lectura... Y en especial, su discusión en grupo: en las aulas universitarias, en cualquier biblioteca, en ese club literario. Porque aun tratándose de una novela corta, estoy convencido de que Familiaris daría juego para largas y provechosas tertulias.
lunes, 11 de enero de 2016
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