Ciertamente,
mi relación con los Magos ha estado llena de cordialidad. Hay un año en que no
pueden venir en la madrugada del seis de enero, mas tienen el detalle de
advertírselo a papá. Le dicen que habiendo tantos chiquillos no llegarán en
hora pues los camellos están cansados. No pasa nada porque nos dejen para otra
noche. Tampoco nos enfadamos si vuelven a olvidarse de las pilas.
Y
esa noche vino una semana después. Traen ropa, mucha ropa, aunque sabemos por
las bolsas que la han adquirido en las rebajas. No importa que administren
mejor su dinero si con ello visitan más hogares.
Sin
embargo, otro año se acercaron mucho antes. Al bajar a la leñera en busca de
una escoba encuentro un montón de paquetes envueltos entre plásticos. Esto,
¿para quién? Mamá no sabe, no contesta; deducimos que los Reyes lo han
escondido allí para recogerlos cuando puedan y depositarlos luego en el sofá.
Así van más deprisa. ¡Qué gracia haberles descubierto! Prometo no decir nada a
mis hermanos.
A
veces nos ponen carbón; por haber sido malos. Un carbón lleno de dulzura que
deleita el paladar más exquisito. El mejor regalo es el que te harta. Quizá por
ello no quiero ser bueno al cien por cien. Una pizca de malicia transforma lo
corriente en lo mejor.
Otras
veces prefiero la caja al contenido. Desde un bosquejo de imaginación,
transformarla en algún barco, aquella isla, ese castillo. ¡Mira que si los
molinos eran en verdad gigantes! Con el juguete ya se entretendrá papá.
Y
es que ante mis padres demuestran poca originalidad, pues sus detalles se
replican cada año. Para él, un frasco de colonia; a ella, algún detalle personal. Nunca protestan. No importa qué si es sincero. Tendrán que esperar a
que seamos mayores para recibir otro tipo de presentes. Hay un momento de la vida
en el que los interlocutores de los pajes pasamos a ser los hijos.
Mi
abuela recuerda que sigue habiendo casas a las que su Magia no puede entrar.
¿Se acordaron de escribirles una carta? No creo que sea por eso, sino por algo
llamado presupuesto.
¡Qué
complicado resulta a veces este mundo de los mayores!
Nota: Párrafo perteneciente al relato titulado Un regalo para Lida, incluido en mi libro Cartas para un país sin magia.
1 comentario:
http://elamorazulmarino.blogspot.com.es/2016/01/en-otra-noche-de-reyes_74.html
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