lunes, 14 de noviembre de 2016

La batalla de la Luna

En esta noche de superluna, comparto esta purakau o leyenda maorí, titulada precisamente La batalla de la Luna, incluida en mi libro Catorce lunas llenas.

Cuenta una Purakau que hubo un tiempo en que Rona –la hija de Tangaroa, el dios del mar de los maoríes- se encargaba de todo lo que no era de nadie, regulando la subida y la bajada de las mareas de cada océano de nuestra Tierra.
Cierta noche, mientras llevaba a casa un cántaro lleno de agua para su familia, la Luna –Marama, en idioma maorí- decidió esconderse entre las nubes, oscureciendo así el camino. De manera que ante la falta de luz, Rona tropezó con una raíz y cayó, derramando todo su contenido por el suelo.
Dolorida y molesta con la Luna, a quien culpaba de tal entuerto, la diosa comenzó a proferir insultos sobre ella. La Luna los escuchó y se sintió ofendida, decidiendo en represalia tomarla por la fuerza y llevársela consigo junto a su cubo. Al principio Rona se resistió, agarrándose a las ramas del árbol con cuyas raíces había tropezado; pero al final no pudo resistir, acabando este junto a ella en la superficie de aquel satélite.
Desde entonces la hija del dios del mar permanece allí, siendo muchos los poetas que –hayan escrito o no algún poema en su vida- creen ver la cara de esa mujer en tantas noches de plenilunio… Muchos los maoríes convencidos de que únicamente llueve cuando ella tropieza de nuevo,  derramando su cántaro desde allá arriba… Muchas las tribus que relacionan aquel árbol con el poder sobre la fertilidad que se atribuye al astro… Y muchísimas las personas que reconocen la influencia de esa Luna sobre el agua de este mundo –máxime cuando nosotros mismos lo somos en el 70% de nuestro cuerpo- y en especial, gracias a Rona, sobre las mareas.
Esta leyenda termina así... Si no te ha gustado nada, probamos con otro fin.

2 comentarios:

Mar100_kr dijo...

Que corto se me ha hecho el cuento.

Manuel Cortés Blanco dijo...

Buenos días, Carmelo:
Entiendo que si te pareció corto es porque te ha gustado. En cualquier caso, llevas razón: como podrás comprobar en el libro, la leyenda continúa y tiene una segunda parte. Lo que pasa es que, por dinamizarla y por razones de espacio, finalmente no la añadí.
Nos vemos pronto por Zaragoza.
Un abrazo grande.