Vivimos en un mundo que desborda paradojas. Los teléfonos son móviles; muchas bicicletas, estáticas. Para que un banco te conceda un crédito, debes demostrarle antes que no lo necesitas... E incluso el refranero lo tiene muy claro: quien bien te quiere, te hará llorar.
Dicho esto, compartiré que últimamente escucho demasiado la frase "No me parece ético". Cuatro palabras subjetivas, que denotan un doble dictamen: el de la valoración de un hecho concreto, pasada por el filtro de la supuesta ética de quien te juzga. La repiten ciertos políticos de todo el arco parlamentario, en nuestro trabajo, el presidente de mi comunidad de vecinos... Pues bien, desde el fondo más humanista de este corazón, he encontrado en ella otra paradoja enorme: pocos tendrían más que callar desde ese punto de vista ético que quien constantemente te enjuicia desde él.
jueves, 10 de noviembre de 2016
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