miércoles, 12 de abril de 2023

Mi prólogo a "Cartas chilangas"

Casual o causalmente, conocí a Juan Patricio Lombera hace ahora quince años, cuando le solicité información a propósito de Morelia, México, dado que una de mis obras de aquella época estaba ambientada allí. Y él, mostrando una generosidad extraordinaria, no solo resolvió cada una de mis dudas, sino que además se ofreció para participar en su acto de presentación. Poco después, el propio Patricio me entrevistaría por ella en Sexto Continente, ese programa radiofónico sobre Literatura que presentaba en Radio Nacional de España. Y también, de manera casual o causal, de tal encuentro surgió nuestra participación conjunta en aquella recopilación tan singular: Microantología del Microrrelato.
Desde entonces prendió entre nosotros una amistad casi de ficción, fortalecida a base de compartir editor y editorial, lecturas recíprocas ¡qué genial su Bestiario chicano!-, diez reseñas suyas, cien antologías de nuestras vivencias, mil firmas en ferias del Libro… Cuando una década después Patricio obtenía merecidamente el VI Premio Irreverentes de Novela con su obra El péndulo familiar otra lección en toda regla de la Historia reciente de su país- fui de los primeros en felicitarle… Y en el momento que decidió presentarla en mi ciudad, no dudé en ofrecerme como maestro de ceremonias para tal acto, resultando este tan brillante como concurrido.
Con el paso del tiempo, ambos seguimos intercambiando relatos y conversación, e incluso sopesamos la idea de escribir alguna obra a cuatro manos… Hasta que, en plena pandemia, Patricio se aventuró a dirigir la edición de un ambicioso libro al respecto: Las crónicas del Coronavirus, con la participación de doce autores de Europa, Asia y América, entre los que tuvo el detalle de incluirme.
Al concluir su última propuesta estas Cartas Chilangas que más causal que casualmente nos había ido remitiendo a pequeñas dosis-, este hermano de letras me concedió el honor de ser su prologuista. De que le presentara a él: un autor nacido hace medio siglo en México D.F., que escribe a corazón abierto sobre lo que vive, sobre cuanto siente, sin cortapisas ni dejar indiferentes, casi a quemarropa. Un contador de historias que convierte su cotidianidad en Literatura, que nos acerca lo que parece lejano, que en cada uno de sus renglones te invita literalmente a visitar el fondo de su alma... Y por supuesto a sus Cartas, con las que a modo de reflexiones he aprendido mucho de ese México que tanto ama: de su día a día, de sus gentes, de esa vida política a menudo convulsa -refiriendo fraudes electorales o asesinatos de líderes, como los habidos en 1988-, e incluso de sus equipos de fútbol. Por eso, las recomiendo de manera tan expresa. Para leer pausadamente, para releer. Porque de su mano imaginada he paseado por tantas avenidas, viajado desde su aeropuerto, sentido como sienten los de allí… Y de paso, supe mucho más de él. De un Juan Patricio Lombera que, además de amigo, humanista o escritor, se ha acabado convirtiendo en otro de mis autores de cabecera.

1 comentario:

Manuel Cortés Blanco dijo...

Adjunto el enlace en Amazon a esas "Cartas chilangas", del mexicano Juan Patricio Lombera González. Como consta en su reseña, "una obra imprescindible para comprender el México actual".
Mil sonrisas.

https://www.amazon.es/gp/product/B0C1J9ZQ2L/ref=ppx_yo_dt_b_asin_title_o00_s00?ie=UTF8&psc=1