La Orquesta Panorama combina excelentes profesionales, factor sorpresa, efectos especiales, algunas escenas de riesgos, empatía con el público, decorados muy cuidados, un derroche de luces y sonido. Ciertamente, ¡son los mejores!
Por todo ello, cuando supe que este fin de semana presentaban en el Auditorio de León su espectáculo para niños Panorama Kids, no dudé en asistir a verlo junto a mi pequeño Manuel.
Admito de entrada que me gustó, pero no tanto como esperaba. En mi opinión (y lo digo con el mismo corazón que sé que ponen sus actores en cada escena) aun cuando el show lleva el sello Panorama, lo encontré artísticamente flojo, con un hilo argumental insulso, poco trabajado y sin apenas contenido pedagógico, hasta convertirse en una sucesión de canciones inconexas en el contexto de una explosión de colores y vatios (a veces demasiados para tratarse de un espacio cerrado). Daba la impresión de que todo se hubiera preparado en muy poco tiempo, sin la suficiente maduración. Desde luego, lejos en el contenido de sus actuaciones de verano.
No obstante, reconozco que la fórmula funciona, resulta pegadiza y, salvo a cuatro críticos raros como yo, el musical encandiló a casi todos pues el público terminó entregado. Tampoco pedían más.
Pese a ello, aún quedaba por superar la prueba más importante para mí antes de editar esta reseña: preguntarle a mi hijo qué le había parecido Panorama Kids. Al fin y al cabo, ¡llevamos todo el año disfrutando juntos de espectáculos de este tipo!... Y para mi sorpresa, al margen de lo que puedan pensar los demás, Manuel pequeño respondió en el mismo sentido que yo. ¡Está visto que cada día tenemos los gustos más parecidos!
Admito de entrada que me gustó, pero no tanto como esperaba. En mi opinión (y lo digo con el mismo corazón que sé que ponen sus actores en cada escena) aun cuando el show lleva el sello Panorama, lo encontré artísticamente flojo, con un hilo argumental insulso, poco trabajado y sin apenas contenido pedagógico, hasta convertirse en una sucesión de canciones inconexas en el contexto de una explosión de colores y vatios (a veces demasiados para tratarse de un espacio cerrado). Daba la impresión de que todo se hubiera preparado en muy poco tiempo, sin la suficiente maduración. Desde luego, lejos en el contenido de sus actuaciones de verano.
No obstante, reconozco que la fórmula funciona, resulta pegadiza y, salvo a cuatro críticos raros como yo, el musical encandiló a casi todos pues el público terminó entregado. Tampoco pedían más.
Pese a ello, aún quedaba por superar la prueba más importante para mí antes de editar esta reseña: preguntarle a mi hijo qué le había parecido Panorama Kids. Al fin y al cabo, ¡llevamos todo el año disfrutando juntos de espectáculos de este tipo!... Y para mi sorpresa, al margen de lo que puedan pensar los demás, Manuel pequeño respondió en el mismo sentido que yo. ¡Está visto que cada día tenemos los gustos más parecidos!
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