Hoy, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Acción contra el Sida, recuerdo mi época de profesor universitario, cuando realizaba intervenciones para la prevención de esta enfermedad. Recuerdo también tantas charlas en tantos centros educativos, y aquella tesis doctoral que acabé dirigiendo a mi amiga Patricia sobre un análisis de eficiencia de la terapia antirretroviral.
Por entonces insistíamos mucho en que la mejor vacuna es la prevención... que no hay grupos de riesgo sino prácticas de riesgo... que si el Sida no discrimina, no discriminemos nosotros a quien lo padezca.
Ahora, por otros imperativos, ya no participo en aquellas sesiones. Pero eso sí: si recordar significa literalmente volver a pasar por el corazón, sigo recordando con mucho cariño aquel periodo de mi vida y en especial a todas las personas que en él conocí.
martes, 1 de diciembre de 2015
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