Mi relación con la ONG Aldeas Infantiles SOS comenzó hace unos quince años. Fue entonces cuando conocí a mi amigo Paco, quien me propuso participar como docente en los cursos de formación que se imparten en su Escuela de Granada. Acepté encantado. Desde allí, descubrí cómo son sus casas, su dinámica de trabajo, su personal, sus niños. Y empecé a creer firmemente en ellos, colaborando en su objetivo de distintas formas.
Hoy leo con satisfacción que a Aldeas Infantiles SOS le han concedido el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2016. Con todo respeto para el resto de las candidaturas, ¡merecidísimo! Me alegra incluso más que los galardones individuales que pudieran darme a mí. ¡Felicidades de corazón! Porque como dice Pedro Puig, su presidente, "este reconocimiento sitúa a la infancia en un lugar protagonista y nos da la oportunidad de sensibilizar a la sociedad sobre la situación de vulnerabilidad por la que atraviesan miles de niños en España y en el mundo".
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