domingo, 17 de mayo de 2020

En la última salva de aplausos

Esta tarde a las ocho -como prácticamente cada día- nos hemos sumado a esa última salva de aplausos para homenajear a cuantos trabajadores han estado en primera línea contra el Coronavirus, convocada como un final digno de este símbolo de nuestra lucha. Y es que, con eso de los paseos a partir de esta hora, resultaba evidente que la afluencia en los balcones había disminuido.
Mi vecino de arriba mantuvo su costumbre de empezar a menos dos minutos. Ciertamente, a las personas nos cuesta mucho cambiar.
El de la derecha insistió en que este bicho es un producto de laboratorio. No tiene argumentos de base, pero se lo dice su intuición. Yo le he dado mi opinión llena de dudas: por lo que sé, parece un virus de origen natural a cuya expansión ha contribuido el deterioro de nuestra Biodiversidad. No le he convencido aunque tampoco lo pretendía. Y menos compitiendo con la de ese presidente llamado Trump, que sugiere beber desinfectantes para curarse de la infección.
Mi vecina de la izquierda me ha preguntado por el género del microorganismo. ¿Se dice el COVID-19 o la COVID-19? Le he aclarado que COVID-19 se cita en femenino porque se atribuye a la enfermedad -del inglés Coronavirus Disease 2019-, no debiéndose confundir con el virus SARS-CoV-2 -Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2- al que nos referimos en masculino. Me ha dado las gracias por wasap.
El vecino de abajo compartió conmigo que ha encargado a cierta empresa alemana desinfectar mediante Ozono todos sus enseres. Puestos a limpiar, que sea con lo más caro. Ignoro cuánto le habrá costado; tampoco me he atrevido a recordarle cuál es el método más eficiente: la lejía española. Será porque a menudo, lo mejor acostumbra a ser lo más sencillo.
Y la del tercero volvió a preguntarme cómo era Fernando Simón en nuestros tiempos de Universidad. ¿Ya se atragantaba por entonces comiendo almendras? Como últimamente no atiendo al telediario, he sido incapaz de verle ninguna gracia.
Sin duda ha resultado la salva más sonora, la más emotiva... Con otro Resistiré de fondo en su versión tan moderna, con ese trombón de Manuel pequeño sonando de las suyas. Y aun cuando haya sido la última, recordaremos por siempre tantos aplausos en familia con lo mucho que significaron.
Resumiendo su esencia en una sola palabra: GRACIAS.

1 comentario:

Juan Fdez. Quesada dijo...

Gracias Manuel. Como dices, de una forma sencilla, cada uno va a seguir a su rollo, contándose su película, a pesar de que la película vaya de otra cosa. Y es que, no cambiamos a nadie, si ese alguien no escucha, ni quiere cambiar. Gracias infinitas. Un besote.