miércoles, 2 de septiembre de 2020

Ante la vacuna de la Gripe

De siempre he sido un defensor de la vacuna contra la Gripe; esa enfermedad que cuando pasa parece que no pasa nada, pero que hace apenas dos años afectó a 800.000 personas en nuestro país, generó 52.000 ingresos hospitalarios -de ellos, 3.000 en UCI- y produjo más de 15.000 muertos. Tanto yo, como muchos de mis familiares, nos la administramos cada año por ser profesionales de riesgo. Y de hecho, la aconsejo expresamente en mi consulta, especialmente a aquellos que pudieran resultar más vulnerables.
Ciertamente, los datos expuestos parecen nimiedades al lado de los de este maldito Coronavirus, pero no por ello se deben desdeñar. De hecho, parece probable que cuando ambos virus coexistan nos encontremos ante un problema epidemiológico mayor que iría desde la dificultad para su diagnóstico diferencial hasta la potenciación de daños en el caso de coinfección.
Por ello, de cara a esa próxima campaña que quizá se adelante respecto a la de otros años, seguiré poniéndome y recomendando -con más ahínco si cabe- la vacuna antigripal. A sabiendas de su validez, eficacia y seguridad contrastadas, de que es absolutamente compatible con otras vacunas y tratamientos, de que a pesar de los bulos no existe ni un solo dato científico que la relacione con la expansión de la COVID19, ni una sola evidencia de que contenga fragmentos de ADN de otros microorganismos peligrosos, ni una sola prueba de que con ella se contagie nada.
Teniendo en cuenta que hace dos años solo se vacunó el 20% de la población general y algo más de la mitad de los mayores de 65 años, el objetivo de esta campaña sería aumentar esos porcentajes, a sabiendas de sus efectos beneficiosos. En este sentido, alguien apuntó que de haberse administrado simplemente las dosis que sobraron, se podría haber reducido aquella mortalidad hasta en un 40%.
Así que nos pondremos manos a la obra dejando constancia, eso sí, de que en mis opiniones no me mueve ningún tipo de interés con ningún laboratorio. Mi único estímulo -como epidemiólogo y sobre todo como ciudadano- es procurar cada día una Salud Pública mejor.

No hay comentarios: