sábado, 26 de septiembre de 2020

La guerra en tiempos del Coronavirus

Leía recientemente que un dirigente de la Organización Mundial de la Salud -OMS- apuntaba que en estos tiempos del Coronavirus estamos asistiendo a la III Guerra Mundial. Ciertamente existe un enemigo -el maldito virus-, contabilizamos bajas -solo en EE.UU. han fallecido por COVID19 más personas que en sus últimas cinco guerras-, asistimos a cien crisis paralelas -desde económica a social-... e incluso muchos profesionales implicados mostramos cuadros similares a los descritos en el estrés postcombate.
No obstante, en mi opinión, aun confiando en los postulados de la OMS y siendo poco dado a regalar nada al bicho, diré que tal comparación me resulta exagerada.
Casual o causalmente, he conocido la guerra. Primero, por lo que mi abuelo nos contaba de aquella que le tocó sufrir. De su voz aprendimos cada tarde esas palabras mágicas que ayudan a evitarla: graciasbuenos díasde nadapor favor. Y es que él, lejos de entrar en detalles, prefería educarnos en su contrario: la Tolerancia, por delante incluso de simplemente la Paz... Segundo, por lo que viví en persona en escenarios tan dispares como Mostar o Bala Murghab.
En cualquiera de los casos, admito que algunas imágenes de esa COVID19 se superponen a la de los conflictos.
Hace apenas diez años, siendo médico de vuelo encargado de recoger en helicóptero bajas sanitarias en el norte de Afganistán, tuvimos una difícil misión: trasladar de urgencia a algún paciente herido a nuestro hospital de referencia. Para tomarlo en tierra debíamos atravesar esa zona de pastoreo que podría estar minada. Aquel zapador iba en cabeza pisando sobre un terreno de máximo riesgo para que el equipo de estabilización pudiera avanzar sobre sus huellas. Recuerdo que al verle pensé:
- Este hombre se juega el tipo por nosotros. 
Y después de descubrirme ante él, a su actitud le llamé profesionalidad.
Hace apenas dos meses, siendo médico epidemiólogo responsable del estudio de un brote COVID19 en el Páramo leonés, tuvimos otra dura misión: hacer cierta tarde, en pleno mes de agosto, decenas de PCR, a fin de detectar lo antes posible cualquier caso habido entre los contactos estrechos registrados. Aquella enfermera sudaba a destajo dentro de su equipo de protección individual, a más de 40 grados. Recuerdo que al verla pensé:
- Esta mujer se juega el tipo por nosotros.
Y después de agradecerle tal labor, a su actitud le llamé responsabilidad. 
Por eso y quizá por lo que aprendí de mi abuelo, ante nuestros hijos prefiera no centrarme en la pandemia sino en su contrario: la Vida, por delante incluso de solo la Salud. Así cada noche, en la antesala de tantos cuentos, les enseño esos gestos mágicos que ayudan a preservarla. Y de entre ellos, a pesar de las mascarillas, no podría faltar el sonreír.

15 comentarios:

José Luis dijo...

Gracias Manuel. Reconforta leerte porque dentro de esta catástrofe encuentras las palabras que dan sentido humano a la vida

Felix dijo...

Muy bonito y esperanzador en este desánimo por la irresponsabilidad de tantos

Juan Fdez. Quesada dijo...

Gracias, Manuel. Prestar atención a las actitudes de amor, es lo que en Un Curso de Milagros, llamamos "Milagros" y dice el curso que eso, hacer milagros, pensar y expresar amor, produce siempre Milagros en algún lugar. Gracias por tu actitud milagrosa. Qué Dios te bendiga!

Unknown dijo...

Reconforta ver que no todo es oscuro, que surge también un espacio para la esperanza, si nos unieramos más... tendremos que hacer como esas personas de las que hablas, pensar en los demás

Silvia Cortés Ramírez dijo...

Me descubro ante ti por jugarte el tipo a diario, te agradezco tu labor arriesgada y estresante pero ante tu actitud esperanzada y comprensiva ante la vida yo antes que resaltar tu gran profesionalidad me inclino ante tú gran humanidad. Gracias primo!!

Gema dijo...

Desde el mismo momento que te conocí, dije que si hubiera más personas como tú no habría guerras en el mundo.
Tu si te juegas la vida por nosotros y además con una gran sonrisa. ¡Gracias por tanto!

Musan dijo...

Hola, Manuel.
Me gusta tu reflexión sobre la vida y la profesionalidad . Para mí en estos difíciles momentos, es un auténtico desafío. Hay que escoger entre valor o temor, sabiendo que la vida es un compendio inseparable de amor y dolor. Si logro que venza el amor, habré conseguido dar el sentido positivo que deseo. Un abrazo.

Jesus Ludens dijo...

Celine, en su "Viaje al fin de la noche", dice: cuándo el objetivo estar bien juntos, todo es bello.

Mucha fuerza!!

Charo Mayo Pérez dijo...

Otra vez lo consigues Manuel, con esa elegancia, sencillez y humildad que te caracteriza; estableces semejanzas entre contextos, situaciones y paradojas. Extraes la sabiduria que como humanos debería impregnar nuestras experiencias, con el fin de humanizar todo aquello que vivimos. Y te quedas con lo positivo, eligiendo entre todas las posibilidades. Como mi hijo me dice desde que tenía cuatro añitos, cuando me ve en horas bajas: "piensa en positivo que igual se cumple, porque si piensas en negativo, igual también". Se hace realidad aquello en lo que creemos?

Mamen dijo...

Gracias Manuel por todo lo que aportas. Con tu aptitud eres grande, entre los grandes.

FEDERICO dijo...

Gracias por tu labor y ¡ánimo!

Unknown dijo...

Siempre con un pensamiento positivo. Vivir la vida. Es lo que cuenta.

Cristina dijo...

Hola Manuel. Me encantan las personas que me hacen pensar, que me hacen sentir bien, que no me traen malos rollos, que no se pasan el día protestando, que me ayudan, que me hacen sonreír. Tú eres una de esas personas. GRACIAS. Cris.

Manuel Cortés Blanco dijo...

Buenas noches y mil gracias por cada comentario.
Compartir que esta entrada ha tenido más de 3.000 visitas, según el contador de Google Analitycs, por lo que deduzco que en general ha gustado y sobre todo que se ha reenviado. Me alegro por ello y en especial porque os haya invitado a reflexionar... Y si además conseguí pintaros una sonrisa, ¡objetivo conseguido!
Seguid cuidándoos. Mil sonrisas.

Antonio de Jesús Fernández Sánchez dijo...

He tenido la gran suerte de coincidir contigo en zonas de guerra, y ademas de valorarte como profesional me demostraste la gran persona, que eres y en esta reflexión que has hecho estoy totalmente de acuerdo contigo, he tenido que estar batallando con este virus y he visto personas con la misma abnegación y responsabilidad y profesionalidad que en otras tierrasy otras batallas y siempre , a pesar de las adversidades dando lo mejor de sí mismo, por el resto.