jueves, 10 de septiembre de 2020

Balonmano en tiempos del Coronavirus

El balonmano fue mi deporte de cabecera durante mis tiempos escolares. Con la camiseta del Colegio Nacional Jerónimo Zurita, de Zaragoza, nos enfrentamos contra otros equipos, alcanzando una temporada el primer puesto de nuestro campeonato. En verdad que no fueron tantos partidos, pero como mi hijo ha heredado esa afición y me pregunta a menudo por cómo jugaba yo, con frecuencia he de añadir fotogramas a la memoria para cuadrar mi relato, aunque quizá su secuencia no sucediera exactamente así.
Cierto día comentaba orgulloso algún robo de balón que permitiría que ganásemos la final. Y ayer, en esa antesala de otra noche sin sueño, le narraba aquella arenga de nuestro entrenador durante el descanso de cierta semifinal que perdíamos por seis goles. Remontar parecía imposible. Entonces, él destacó nuestras fortalezas -somos más rápidos- y desveló sus debilidades -su defensa lateral es un coladero-. Picados en nuestro orgullo, salimos convencidos de la remontada. Explotamos su nueva estrategia... Y acabamos derrotándoles de uno.
A veces, traslado esa escena a este enfrentamiento contra el maldito Coronavirus: destacar nuestras fortalezas -sabemos cómo prevenirlo- y desvelar sus debilidades -los momentos con más riesgo de transmisión son aquellos en los que nos confiamos-. Lo constato cada día en esos casos sin transmisión entre compañeros de trabajo que cumplen con las medidas, y que sin embargo refieren otros casos secundarios entre aquellos con los que sencilla y relajadamente -sin mascarilla, en ocasiones fumando, a menos de dos metros de distancia y durante más de quince minutos- se tomaron un café.
A ver si al final, motivados en ese objetivo y sin tener que añadir ningún fotograma, conseguimos vencerle. Estoy convencido de ello... ¡aunque sea de nuevo por la mínima!

No hay comentarios: