martes, 25 de enero de 2022

Surcos

Mi tía Consuelo nunca fue mi tía sin más. Ni siquiera alguien cualquiera. Ella era una persona extraordinariamente entrañable, digna hermana de mi madre y del resto de sus hermanas. Allá donde iba, siempre sumaba. Jamás, aunque le doliera, pondría una mala cara; jamás, aun en sus momentos peores, negaría su sonrisa; jamás, pese a estar al final tan afectada, nos dejó de animar. No es que se hiciera querer... ¡es que era imposible no quererla!
En nuestras conversaciones telefónicas, solíamos hablar de mis libros. Mi tía se leyó todos... Y con ella, comentamos todos. A veces le bromeaba diciendo que era mi agente literario en esa Tudela donde vivía. No en vano, recomendaba esos cuentos a cada amiga, de entre las que había otra lectora mía de lo más especial y que además hacía teatro: Maribel Lafuente.
Hoy he sabido por mi prima -quien ha heredado la belleza interior y exterior de su madre- que dicha amiga protagoniza una película titulada Surcos, dirigida por Julio Mazarico, que a través de cinco episodios pone la mirada en las personas mayores y en cómo han vivido la llegada del Coronavirus.
Este quintal de historias en tiempos de pandemia atesora nada más y nada menos que veinte candidaturas a la 36º Edición de los Premios Goya 2022, incluyendo las de mejor película, mejor dirección novel y mejor actriz protagonista, en este caso para Imelda Loperena y la citada Maribel Lafuente. ¡Qué pasada!, ¡qué alborozo! Sé que mi tía Consuelo, como nosotros, estará encantada por ello. Y es que siempre, siempre, hacía suyas las alegrías de quienes tanto quería. 

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