Siempre empiezo cualquiera de mis actos literarios con aquel refrán que compartiera mi abuela: De bien nacidos es ser agradecidos. Y hoy, dicha máxima será la guía en la entrada de esta noche. Porque después de una presentación tan emotiva como la vivida este martes en el Auditorio Ángel Barja del Conservatorio Profesional de Música de León, a propósito de mi nuevo libro Catorce lunas crecientes (Editorial Péndula), quisiera dar las gracias a la dirección de dicho Centro por concedernos tantas facilidades, a Ana -mi editora- por su confianza, al numeroso público que ha asistido al acto, a mi familia -en especial a nuestra tía Mari Tere, quien está convencida de que algún día ganaré el Premio Nobel de Literatura-, a tantos amigos... Y, cómo no, a nuestra hija Amalia, por su interpretación al piano de dos obras sencillamente maravillosas.
Las próximas estaciones serán las Ferias del Libro de León y Zaragoza, si bien entre medias tenemos programados cuentacuentos en Mérida, Burgos, Segovia, Huelva y Cuenca.
Sea como fuere, parafraseando lo que cantara aquella vedette tan risueña, hoy a todos y para todos: ¡Gracias por venir!
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