Catorce lunas crecientes constituye
una obra fiel al estilo de su autor y a esa máxima que le guía: escribir para
compartir. Se trata de un tributo a dos verbos que forman parte de nuestras
vidas: viajar y contar. Es un libro de vivencias, entre las cuales hallar
siempre razones en positivo para crecer.
Catorce lunas crecientes es también
una selección de cuentos que –sean propios o versionados- recogen alguna
historia con origen en su destino, rescatadas incluso de la tradición oral.
Desde ese costurero de Alemania al cortador de bambú de Japón, pasando por la sustituta
del Sol en Afganistán o la leyenda del conejo en Tanzania. Todos dedicados a
ese satélite que preside nuestras noches: la Luna… a sabiendas de su
complicidad con quien viaja, de sus secretos con quien escribe y de la
influencia que ejerce sobre nosotros.
Catorce lunas crecientes supone un
compendio de parajes, experiencias y relatos, en los que Manuel comparte sus
andanzas personales como viajero. Y es que escribir le ha sido siempre de gran
ayuda; constituye su válvula de escape, la manera que tiene de hacer creíble
una realidad que con frecuencia resulta increíble.
Y Catorce lunas crecientes pretende
ser, desde luego, un sumario de emociones, de sonrisas, de aprendizaje… Otro
guiño constante a los valores, a la generosidad, al respeto. Así lo siente y
así ha tratado de transmitirlo.
En definitiva, Catorce lunas
crecientes es una invitación a practicar esos dos infinitivos que tantísimas
veces conjugamos al formar parte ineludible de la condición humana: contar y
viajar. Sin dejar de crecer como personas, sin olvidar el camino ni ese destino
llamado Felicidad… Porque estamos convencidos de que ambos –parafraseando al
genial Jorge Luis Borges-, al igual que los verbos leer, amar o soñar, tampoco
soportarían el modo imperativo.
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