¡Cómo pasa el tiempo! En nada hará un año que presentamos mi libro Nanas para un Principito, en el I Encuentro Internacional de Literatura Infantil y Juvenil "Astorga de cuento" (31/05/2014) y en el Auditorio "Ángel Barja" de León (2/06/2014). Y desde entonces seguimos compartiendo muchos mensajes inesperados que recibes de algún amigo lector, y que -a pesar de esa cadencia del tiempo- no pierden la capacidad de dibujarte en la cara una sonrisa:
"Acabo de terminar Nanas para un Principito y tengo el firme propósito de volver a leer El Principito. Hace ya tantos años que lo leí, que lo único que recuerdo es que lo esencial resulta invisible a los ojos, y solo porque una amiga ceramista me elaboró un cuadro con esta leyenda.
Como siempre con tus libros, me has transmitido esa especie de Sabiduría interior envuelta en ternura (en lugar de celofán). Esa declaración de amor continua por tu familia, amigos y la Humanidad en general... Tu forma habitual, tan poética y entrañable, de relatar las vivencias compartidas me ha hecho llorar con frecuencia, aunque no de tristeza, claro.
Me gustaría aclararte porque las personas gustamos más de contar problemas que alegrías, ya que te lo preguntas en el capítulo de El payaso triste. Yo he escuchado que las penas compartidas se dividen y las alegrías se multiplican... Supongo que se puede aplicar también a los problemas y ¡todos queremos dividir o multiplicar en nuestro beneficio!
Bueno, no voy a escribir un libro para agradecer el tuyo, solo dejaré constancia de mi impresión de esta minibiografía compartida".
lunes, 18 de mayo de 2015
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