¡Cómo cambia la vida! Hace unos años me perdía en seminarios relacionados con la Medicina Preventiva y Salud Pública, mi especialidad. Y ahora, me encuentro entre jornadas literarias con el objetivo de intentar escribir mejor.
Si ayer presentaba ponencias a congresos sobre enfermedades infecciosas, drogodependencias u otros temas de interés epidemiológico -de hecho, llegamos a llevarnos más de un premio a la mejor comunicación-, hoy propongo mis relatos en los cursos de escritura a los que asisto. Si antes me alegraba publicar artículos médicos en revistas científicas de primera línea, ahora disfruto presentando alguno de mis cuentos a la última antología.
En este sentido, acabo de participar en un taller sobre técnicas creativas -"Tirar del hilo"-, dirigido por el escritor Raúl Vacas Polo. De entrada, diré que ha estado fantástico. En él abordamos la literatura como herramienta de aprendizaje y comunicación, descubrimos la poesía como recurso para el aprendizaje, trabajamos el juego como elemento dinamizador... Francamente interesante.
Ante tal entusiasmo, alguien podría pensar que he pasado de ser un médico que de vez en cuando escribe a un escritor que en sus ratos libres se pone la bata blanca... Pero no. Ambas disciplinas, Medicina y Literatura, forman parte de mi vida. La primera es mi vocación; la segunda, mi afición. Las dos conviven juntas, sin celos ni tensiones. Y las dos, de uno u otro modo, contribuyen a que sea la persona que quiero ser.
sábado, 30 de noviembre de 2013
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