Leo con satisfacción que Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, ha sido designado portavoz del Comité especial para la gestión del Ébola en España. Y me alegro sinceramente, con conocimiento de causa.
Aun sin ser de la misma promoción, conocí a Fernando cuando ambos éramos estudiantes de Medicina en Zaragoza; allí coincidimos en nuestra condición de representantes -cada cual de su curso respectivo-, asistiendo a reuniones o coordinando actividades desde la delegación de alumnos. Por entonces ya me forjé la impresión de que era un gran compañero: honesto, sencillo, sensato, preocupado por hacer las cosas bien y siempre atento con los demás.
Años después, en nuestro tiempo de formación como especialistas en el Instituto de Salud Carlos III, volvimos a coincidir. Desde su Centro Nacional de Epidemiología compartimos la cotidianidad del día a día, participando incluso en equipo en la investigación de diferentes situaciones de riesgo para la salud pública. Recuerdo, entre ellas, el estudio de aquella ola de calor del verano del 2003, considerado el desastre natural con mayor mortalidad en España en los últimos cuarenta años.
Por entonces, además de ratificar mi primera impresión, constaté que se trataba de un hombre de ciencia, muy preparado en todos los frentes, pendiente de la última información que pudiera afectar a su labor, con una capacidad de gestión impresionante... De ese líder que, aun sin pretender serlo, sabe sacar lo mejor de cada uno.
Obviamente deseo a Fernando la mejor de las suertes en esta nueva andadura. Se la merece, nos la merecemos... Estoy convencido de que siendo portavoz de ese Comité va a aportar seguridades, prudencia, transparencia, certezas. Porque sé también que detrás de sus palabras -además de una excelente persona- hay un profesional de absoluta confianza.
lunes, 13 de octubre de 2014
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