Hasta que no empecé a estudiar Medicina, no había oído hablar nunca de la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica); esa enfermedad de origen desconocido que afecta al sistema nervioso de la persona que la padece y que -poco a poco- le va dejando sin verbos. De manera que un día -de manera irreversible- comienza a no poder hablar, otro a cojear, un tercero a presentar dificultades para deglutir... sin que afecte, eso sí, ni a su cerebro ni a su capacidad de pensar.
Siendo ya médico, como otra paradoja de esta vida, contemplé por mí mismo cómo la ELA atacaba impasible a dos personas cercanas: una familiar de primer grado y un amigo de primera infancia. Ninguno de los dos dejó jamás de luchar. Y a pesar de que ambos acabaran marchándose por su culpa, a ninguno pudo arrancarle su extraordinaria manera de ser.
Por todo ello, y aun a sabiendas de su crueldad, he procurado siempre aportar mi granito de arena en la lucha contra esta patología: siendo socios de la Asociación ELA del Principado de Asturias, compartiendo una sentida referencia al respecto en mi libro Nanas para un Principito, apoyando a las plataformas que piden que nada ni nadie paralice su investigación, e incluyéndola con fines sensibilizadores en ese proyecto científico-literario Cuentos a tu salud, del que ya comentaré.
Recientemente he sabido que muchos de los grandes de la Música española se han unido en un concierto solidario Por un mundo sin ELA, que se celebrará el próximo 31 de enero en el Palacio de los Deportes de Madrid. Luz Casal, Rosendo, Amaral, Miguel Ríos, Miguel Campello, Víctor Manuel... Por razones personales no podré asistir, pero me haré con una entrada en su fila cero. Y es que -y lo digo plenamente convencido- esta iniciativa merece la pena.
domingo, 18 de enero de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario