Este fin de
semana comienza una nueva edición de la Feria del Libro de León. A pesar de la amable
invitación recibida para que realizase en ella alguna de mis sesiones de
cuentacuentos, finalmente he decidido decirles que no. Lo mismo pasará con
otras dos de mis Ferias favoritas: la de Zaragoza (a la que llevo tantos años
asistiendo) y la de Madrid (donde en la pasada edición presenté mis Nanas para
un Principito).
Este curso
2015 está viniendo con muchos cambios, por fortuna casi todos positivos:
cambios a nivel familiar con la llegada de nuestra pequeña Amalia, a nivel
profesional con una plaza propia de mi especialidad, a nivel personal con un traslado
de vivienda por razones de espacio, e incluso a nivel literario, al haberme
embarcado en varios proyectos nuevos que no dejan de ilusionar.
Sé que
quienes escribimos nos debemos a nuestros lectores, y que las Ferias del Libro
permiten ese encuentro mágico entre unos y otros. Pero creo también que en
estos momentos he de quitarme el reloj para dedicar ese tiempo a mi familia. Es lo que
ahora quiero, lo que ahora necesito. Cien disculpas por mis ausencias y mil gracias por vuestra comprensión. Porque eso sí: en futuras ediciones, no nos dejaremos de contar.
2 comentarios:
No te preocupes ni te disculpes Manuel que se entiende, la familia es lo primero.
Mil gracias, Cristina, por estar siempre ahí. Mil sonrisas.
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