viernes, 16 de octubre de 2020

Cocoloco y Mariflor

Cada día, con independencia de que sea nuestro santo o cumpleaños, recibimos un regalo en cualquiera de sus formas: ese encuentro inesperado, la llamada que emociona, aquel gesto que te pinta una sonrisa... El de hoy ha sido la invitación de mi amiga Eva a que asistiera en el Teatro San Francisco, de León, a esa première de la obra Cocoloco y Mariflor, escrita y dirigida por Iñaki Juárez, e interpretada por ella misma.
Esta lavandera con alma de titiritera nos ha devuelto el espíritu de niño a través de sus canciones, de tantos trabalenguas, de cada marioneta que acompaña cada cuento. He disfrutado mucho... ¡Como un chiquillo! Y de seguro que el Principito y la Sirenita lo harán también durante el fin de semana, cuando acudan a verla para conocer su historia.
No obstante, si me tuviera que quedar con algo de esa sesión, sería con el lenguaje no verbal de Eva. La sentí ilusionada, sonriente, feliz comprometida en su papel... Lo hace fenomenal. Y cuando veo así a una amiga, el regalo recibido es por lo menos el doble.

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