Si la semana pasada viví un altercado en nuestra consulta de Medicina Preventiva porque cierto paciente exigía la administración de algunas dosis que -atendiendo a sus circunstancias- no le correspondían, hoy ha sucedido lo contrario: otro paciente en quien sí estaba indicada esa misma vacuna se ha negado a administrársela, alegando una catarata de motivos más propia de teorías surrealistas.
Ciertamente, mi deber es informarle oportuna y pausadamente de sus indicaciones, así como de cuantas dudas pudiese tener al respecto, siendo su derecho posterior el de ponérsela o no. Todos los documentos que ha aportado, traídos en una mochila y subrayados en amarillo, reforzarán sus convicciones, pero no me alejarán de la mía -y la de la comunidad científica internacional- de que detrás de la potabilización del agua, las vacunas son la medida sanitaria que más vidas ha salvado en toda la Humanidad. Así, por poner un solo ejemplo de enfermedad prevenible con ellas, cada año enferman en el mundo unos nueve millones de personas por Fiebre tifoidea, de las que acaban falleciendo aproximadamente 110.000. En Occidente no las queremos y allá donde se precisan no pueden llegar.
De todos modos, confieso que pasar una consulta médica me resulta cada vez más difícil. ¡Quizá sea culpa mía, que nos hacemos mayores! Por suerte, siempre quedará como desagravio esa Literatura, que hoy también me compensa al saber que mi próximo libro, Catorce lunas nuevas, ha entrado en imprenta. Ojalá que nadie se enfade cuando lo lea -últimamente se me enfadan demasiado cuando prescribo-, pues en él comparto a través del cuento mi experiencia como médico en un centro de vacunación internacional.
1 comentario:
Buenas noches:
Aunque sigamos cerrados, sea por vacaciones o por reformas, comparto el enlace a la reseña sobre la publicación de mi libro "Catorce lunas nuevas" (Undergraf) que esta mañana he escrito en mi otro blog.
Mil gracias, mil sonrisas.
Manuel.
http://elamorazulmarino.blogspot.com/2023/07/catorce-lunas-nuevas.html
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