lunes, 29 de enero de 2024

Vidas que resuenan

La presente temporada con el equipo de balonmano infantil ADEMAR Maristas de nuestro hijo Manuel está resultando más complicada de lo que en principio podíamos pensar. A mediados de noviembre, una bronquitis aguda frenó en seco su progresión, dejándole sin opciones de competir durante prácticamente un mes. Tampoco fue convocado con la selección autonómica para participar en el Campeonato de España si bien, siendo realistas, no estaba en condiciones para acudir. 
Ayer, un golpe a nivel lumbar en otro lance de juego, le obligó a pedir el cambio prematuramente, imposibilitándole acabar su partido. Lo cierto es que lleva una fuerte contusión en la espalda, que le impide flexionar e incluso andar con normalidad, obligándole a otro reposo forzoso y dejando en el aire su participación en la próxima jornada.
Por la noche, mientras aplicaba masaje, ánimos y linimento sobre su zona dolorida, le detallaba aquel esguince de muñeca que padecí a su misma edad durante un campeonato escolar de balonmano. Fue una recaída de otra lesión previa a la conclusión del entrenamiento; ¡no sé por qué, pero estas incidencias acostumbran a ocurrir a última hora! Estábamos a las puertas de la semifinal y quedaba claro que no la podría jugar. Confié en mí, y puse todo cuanto estaba en mi mano -nunca mejor dicho- para recuperarme, siguiendo a rajatabla las indicaciones que el médico nos dio... Y confié plenamente en mi equipo, que acabaría pasando ronda hasta llegar a una final, en la que ya pude estar -con muñequera, eso sí- y que, por cierto, contra todo pronóstico acabamos ganando. A Manuel le he contado muchas veces que la primera recuperación y la última asistencia en el gol de esa victoria la acabé dando yo.
Casual o causalmente, aquella temporada condicionada por las bajas resultó una temporada exitosa, tanto a nivel individual como colectivo. De hecho, aprendí que hemos de seguir, confiando en uno mismo y en un equipo que no nos dará la espalda -nunca mejor dicho-, para valorarlo todo a su final. En base a su potencial físico, a sus ilusiones y -como asegura uno de sus técnicos- a esa visión de juego tan determinante, estoy convencido de que -a poco que le respeten las lesiones- Manuel va a realizar un gran cierre de año. Y es que, desde luego, no hay dos vidas iguales... pero me da que a menudo algunas resuenan.

No hay comentarios: