Aun cuando nunca haya sido un entendido en Música, me gusta que mis hijos tengan formación en ella, sean alumnos del Conservatorio Profesional de León o participen en eventos musicales tan hermosos como el vivido esta tarde en el Auditorio Ángel Barja de dicho Conservatorio.
Y es que allí se ha celebrado un Concierto de Música para la Semana Santa, en el que han actuado la Banda de la Cofradía Dulce Nombre de Jesús Nazareno -dirigida por Antonio Prieto- y la Banda del Conservatorio Profesional de Música de León -bajo la dirección de Raúl Sancho.
En esta última ha intervenido como trombonista nuestro hijo, habiendo interpretado en su conjunto obras de Ennio Morricone y de maestros del género como Víctor M. Ferrer, Óscar Navarro o Abel Moreno.
La ovación cerrada del final con el público puesto en pie ha hecho justicia a su calidad, pues estuvieron sencillamente de diez. Manuel ha salido muy contento con la experiencia vivida. Será también que, haciendo caso a ese otro músico llamado Kurt Cobain, tocar frente a un manojo de gente que reaccione genial es la mejor cosa del mundo.
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