El pasado 2 de abril, coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, la editora Vera Kújareva tuvo el detalle de contar mi cuento El sabor del mar, incluido en mi obra Nanas para un Principito, en la Maratón de Cuentos celebrada con tal motivo en la Biblioteca Pública de Vallecas.
A sabiendas de lo bien que salió todo y junto a mi más sincero agradecimiento, comparto unas líneas del mismo:
"Cuentan
que cuentan que me contaron, que al principio de los tiempos el mar estaba
hecho con vino. De ahí su color rojizo de aquel entonces, de ahí que las Sardinas
dijeran tonterías y anduviesen dando tumbos, pues siempre acababan con una copa
de más.
Ante
las quejas de los Atunes, cansados de dar positivo en tantísimos controles de
alcoholemia, la Madre Naturaleza decidió hacer un cambio. De manera que a partir
de entonces ese mar estaría formado a base de café. De ahí el color negruzco de
aquel periodo, de ahí que las Doradas danzasen desveladas bajo los efectos de
tanta cafeína. No obstante, a más de uno le parecía desacertada aquella
decisión.
- ¡De
leche! –pensó la Naturaleza tras escuchar el lamento de una Lubina-. Haré que
el mar tenga leche para disfrute de los peces.
De
ahí el color blanquecino de aquellos años, de ahí que las Ballenas engordasen
tanto con un alimento tan rico en proteínas.
Sin
embargo, ni siquiera entonces hubo consenso. A las Gambas les resultaba difícil
conservar su figura y a los crustáceos no acabó de gustarles semejante sabor.
Por
ello, cansada de tanto ajuste y reajuste, la Madre Naturaleza tomó una decisión
definitiva: que entre el millar de animales que habitan los océanos escogieran
su composición. Únicamente les advirtió que meditaran muy bien lo que fuesen a
elegir, pues aquello que saliera de tal acto perviviría para siempre...".
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