Una de las misiones que realizamos aquella primavera por distintas aldeas de Oriente Medio fue vacunar a sus habitantes contra la Poliomielitis, dentro de un programa auspiciado por la Organización Mundial de la Salud -OMS- bajo el nombre de STOP-Polio. Aun cuando como sanitarios fuimos siempre bien recibidos por la población local, debíamos ir suficientemente protegidos... Y es que contábamos con el rechazo expreso de una guerrilla que nos consideraba enemigos. No en vano, equipos similares habían sido atacados. Lo cierto es que aquella campaña consiguió reducir de manera significativa las tasas de Poliomielitis en toda la región.
Otro tanto ocurrió aquel otoño en el África Subsahariana, cuando nos dedicamos a vacunar contra el Cólera a los moradores de su franja norte, asolados por un brote de tal infección. Convencerles de las bondades de ese preparado que debían beberse chocaba frontalmente contra los preceptos de sus chamanes, para quienes el mal era un castigo divino. Por suerte, aquella estrategia logró erradicar la epidemia y, con ello, todo el sufrimiento que conlleva.
Esta misma mañana de invierno, pasando la consulta de inmunizaciones en el Servicio de Medicina Preventiva del Hospital de León, un paciente ha rechazado mi propuesta de vacunación, al considerar que no la necesitaba. Sinceramente, atendiendo a su patología y a la instrucción vigente, sus dosis frente a Neumococo, Hepatitis B y Herpes Zóster estaban indicadas y financiadas por un Sistema Sanitario que pretende ampliar cada vez más sus coberturas -siendo referente para otros estados, incluso europeos-, pero que poco puede hacer ante tales convicciones negacionistas.
Y es que, tristemente, mucha gente ha dejado de vacunarse, amparada en creencias erróneas. Quizá por eso, algunas enfermedades que se consideraban prácticamente extinguidas están resurgiendo con fuerza, hasta el punto de que solo una de ellas, como el Sarampión, ha pasado de 900 casos en Europa durante el año 2022 a más de 42.000 en el 2023.
De ahí que volvamos a insistir en la bonanza de tal inmunización, a sabiendas de que el arsenal de vacunas del que actualmente disponemos es eficaz, eficiente, seguro, accesible... Sin olvidar que, según la propia OMS, constituye la medida de salud pública que más vidas ha salvado a lo largo de la historia de la Humanidad, solo por detrás de la potabilización del agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario