Durante este reencuentro me sentí como en mi casa... O mejor dicho: como en mi colegio. El trato recibido por su equipo directivo y el resto de los docentes resultó de lo más acogedor. Los chiquillos de cuarto curso de Primaria ante quienes compartí tantas vivencias escucharon atentos cada una de mis peripecias, cual si yo fuese un modelo para ellos. El hecho es que parecía uno más entre todos, con la única diferencia de que les llevo medio siglo de ventaja.
El título recibido de Zurito ilustre, además de un auténtico honor, será otro legado más en mi condición de alumno de este centro. De hecho, ya lo luzco con sano orgullo e incluso trataré de que figure entre mis méritos en el espacio que me ha dedicado la Wikipedia.
Porque como reza el lema del detalle que me regalaron, llevamos 50 años creciendo juntos... ¡Y los que nos quedan!
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