Nuestra hija Amalia lleva todo el curso practicando en su colegio Marista San José un deporte que sencillamente le apasiona: Gimnasia Rítmica. De manera que, sin dejar de entrenar ni un solo día, ha participado junto a sus compañeras de equipo en cuantas exhibiciones ha habido al respecto. Desde la primera -dentro del programa Entrenando en la calle- hasta la última en la popular Municipalia, las cinco han realizado siempre un ejercicio difícil, pleno de acrobacias, perfectamente sincronizado con la música elegida y, desde luego, contagiando al público esa sonrisa suya que en ningún momento dejaron de transmitir. En eso, su profesora Laura -con quien están encantadas- ha tenido muchísimo que ver.
Este pasado sábado se celebraban los Campeonatos Escolares de León. Casual y tristemente, Amalia no podía asistir, al tener programada en esa misma fecha un evento familiar en otra ciudad.
Sus compañeras, aun siendo una menos, volvieron a hacerlo de diez, obteniendo merecidamente esa medalla de bronce que colma tantos esfuerzos. Mi hija lloró al saberlo: de alegría, por el éxito conseguido... Y de pena, por no estar junto a ellas.
Seguro que tras muchas gestiones, su profesora le dio ayer su medalla pues -a pesar de no haber podido competir- Amalia forma parte de este equipo y también se la ha ganado. Su alegría ha sido mucha, habiéndola compartido con sus amigas gimnastas. Y es que, para ellas cinco, ha sido un reconocimiento mucho más que merecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario