viernes, 9 de septiembre de 2022

125 cuentacuentos después

Si nuestra agenda no falla, sumando el último Sé verlas al revés realizado en el Encuentro anual del Club Palindromista Internacional, celebrado este fin de semana en Puente Viesgo, he alcanzado los 125 cuentacuentos a lo largo de mi vida literaria. El primero data de enero del 2006 en el foro FNAC de Zaragoza, bajo el sugerente título De la A de Amor a la Z de aZul. El más concurrido fue en un Festival Mundo Ético, realizado en el Espacio Vías, de León, ante cerca de 400 personas... El que menos, en la Librería Quorum, de Cádiz, con solo tres asistentes.
Los hubo muy emotivos, como el del Servicio de Oncopediatría del Hospital Miguel Servet, en Zaragoza... Los hubo impactantes, como aquel para internos en un modulo del Centro Penitenciario de Daroca...  Los hubo solidarios, como ese titulado El mundo entre dos Manus, con puesta en escena junto al genial Manolo Ferrero, a beneficio del Teléfono de la Esperanza... Los hubo en Boñar, Burela, Casla, Sebúlcor, Quintana de Raneros,  Ejea de los Caballeros, Villademor de la Vega... En Madrid, Barcelona, Sevilla... Y aunque los hubo también lejanos -como en ese campamento de Herat o en algún stand de la Feria del Libro de Frankfurt-, todos los sentí cerquita.
Siendo tan cuentista, me he sabido indiano -Ribadeo Indiano-, hechicero -Feria Exotérica de Fabero-, maestro pastelero -Salón del Chocolate Moda Shopping-, promotor de la lactancia materna -con mi propuesta Cuentos que son la leche, enmarcada dentro de su Semana Mundial-, docente en toda la extensión de la palabra -transmitiendo en el aula el valor pedagógico de los relatos-...  Y sobre todo papá, cuando cualquiera de mis hijos ha subido a ayudarme al escenario.
Compartiendo historias de aquí o de allá, he conocido personas, lugares y emociones sencillamente únicos, habiendo disfrutado tanto con sus vivencias que a menudo pienso que corro el riesgo de convertirme en adicto. 
La sesión 126 ya está planificada. Será el próximo martes 27 de septiembre, en el Hospital Santa Isabel, de mi ciudad... La 127 también, para Bibliotecas Municipales de León. Daremos otra vez La vuelta al mundo en casi ochenta cuentos... Y si los hados nos resultan propicios, quizá la 128 sea en el colegio de mi infancia -el por entonces zaragozano C.N. Jerónimo Zurita-, con motivo del 50º aniversario de su inauguración.
Sea donde fuere y en cualquiera de los casos, nos seguiremos contando. No importa que en tal afición parezca un aprendiz perpetuo. Porque, como dijera el poeta, caminante no hay camino... Se hace camino al contar.

6 comentarios:

Juan Fdez. Quesada dijo...

Enhorabuena, Manuel, y gracias por compartir tus cuentos y tú amor con los demás sigue alimentandonos el alma de esa actitud inocente y entrañable. Un besote.

Ana Cristina L. dijo...

Felicidades, para ti y para los que hemos podido disfrutar de alguno de los cuentacuentos, siempre tan imaginativos y llenos de calidez humana. Así que, ¡a por otros tantos!

Musan dijo...

Enhorabuena, Manuel. Vivan los cuentos y la escritura lúdica.

Nuestras Amigas Las Piedras dijo...

Qué privilegio el tuyo poder repartir aventuras, diversión, sabiduría y felicidad allá por donde pasas.
No dejes de hacerlo y sigue disfrutando de ello siempre.

Saludos!!!
Marián

Gema dijo...

¡Enhorabuena!
Manuel sigue contándonos tus cuentos maravillosos y no importa si te vuelves adicto, puesto que es una adicción fantástica, con la que todas/os que tenemos el privilegio de escucharte somos muy afortunados.
Un abracico.

El Amor Azul Marino dijo...

Buenas noches y mil gracias, tanto por vuestros comentarios como por el hecho de que esta entrada en mi blog haya sido de récord, con más de 4.000 visitas.
Disculpadme también si en esa relación de cuentacuentos he olvidado alguno especialmente significativo. Mi amiga Begoña, desde Cuenca, me recordaba aquél improvisado en una villa croata... Nuestra colega Carolina, desde Navarra, el que hice ante los internos de su sanatorio... Y nuestros amigos Carla y Roberto, aquel con el que les sorprendimos en el día de su boda.
Desde la convicción de que nos seguiremos contando, recibid mis mil sonrisas de cada día.