Acabó esta edición de la Copa Plenitude ASOBAL y su MiniCopa paralela -categorías Infantil y Juvenil-, celebrada en nuestra ciudad a lo largo del fin de semana. La superioridad deportiva del FC. Barcelona resultó tan manifiesta que acapararon el título en todas sus categorías. Obviamente, fue justo vencedor, con un Balonmano y unos recursos siete metros por delante de los demás.
Me gustó constatar tanta afición en las gradas, tanta ilusión por la calle... Me encantó mi paisano Luis Larrodera -siempre genial y cercano-, desempeñando durante cada partido el papel de maestro de ceremonias... Me alegró que un deporte tan bonito como el Balonmano tuviera esa visibilidad.
A nivel de la MiniCopa, donde lo de menos sea el resultado, sentí que en la mayoría de plantillas prima el equipo al individualismo. De ahí que vea acertado que en esta base no haya premios al mejor jugador del torneo, que sus integrantes roten al máximo, que se cierre marcador para evitar goleadas que pudieran parecer humillantes... También resulta positivo que los chavales participen en más rondas sin quedar eliminados, de manera que una final pueda ser tan motivadora para ellos como otro encuentro por el séptimo u octavo puesto. Mil saludos protocolarios, cien fotos conjuntas y decenas de intercambios de recuerdos apuntalarán esa deportividad.
Y, por cierto, un diez para Jordi Ribera- seleccionador nacional, a quien leí que perder forma parte del aprendizaje- o jugadores internacionales de la talla de Raúl Entrerríos -¡mil gracias por esa foto junto a mi hijo!-, por asistir a las propuestas de esta MiniCopa, siendo con su presencia estímulo y ejemplo para todos. Porque además en ella, al final da igual quien gane... ¡Siempre gana el Balonmano!
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