Un wasap madrugador nos daba la noticia: Lolo ha fallecido. Todo fue de repente. Éramos amigos; quizá de los primeros que hice cuando llegué a su querido León. Siempre desinteresado, él puso colores a muchos de mis cuentos, testimonio a aquel reportaje que nos hiciera la Televisión de Aragón, sonrisas a mis hijos y a tantos otros niños en sus clases de dibujo. Siempre en positivo, ambos compartimos tapas, bromas o proyectos hace apenas unos días; e incluso, estando él ya en Fabero, hablamos este sábado para ultimar los detalles de esa Feria Esotérica en la que colaboraba con tanto cariño. Nada hacía presagiar tal desenlace. Siempre atento, nos preguntó por aquella lesión cervical que me tuvo un tiempo parado, intercambiamos sus bocetos con mis apuntes, charlamos sobre ese libro conjunto que presentaríamos allí esta misma semana... Le sentí ilusionado. Le sentí más él que nunca.
Por ello estamos tristes, muy tristes; echaremos de menos sus viñetas, su ironía para retratar la realidad, tanto amor por esta tierra, esa personalidad... Aunque también sabemos que Lolo pervivirá para siempre. Su persona y su obra son ahora inmortales. Siempre inquieto, volará hasta allá arriba como sabe... Y quizás, en cuanto pueda, se pondrá a dibujar.
Siempre Lolo, amigo Lolo, D.E.P.
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