miércoles, 18 de noviembre de 2015

Mis amigos Rocío y Javier

Rocío y Javier son los primeros amigos que hice cuando vine a León. Además, como tantas cosas entrañables, nuestra amistad surgió por casualidad. Javier es un gran lector y un crítico estupendo de libros, al que por esos caprichos del destino le llegó un ejemplar de Mi planeta de chocolate. Ciertamente le gustó, escribió su reseña respectiva y cuando ambos supimos que compartíamos techo sobre una misma ciudad, quedamos para presentarnos y charlar.
Rocío y Javier son además unos grandes viajeros. Cuando estuvieron en la India, visitaron Anantapur para constatar la obra de la Fundación Vicente Ferrer. Siempre sensibles con su labor, quedaron impresionados. Allí conocieron a Anna Ferrer -mujer de Vicente y actual Presidenta de la Fundación-, en quien descubrieron una mujer extraordinaria y a la que tuvieron el detalle de obsequiarle con mi novela Mi planeta de chocolate.
Ayer por la tarde coincidieron con ella de nuevo en un encuentro sobre solidaridad impartido por Anna Ferrer en Valladolid. Se saludaron muy cordialmente, se emplazaron para otro viaje quizá antes de lo que ellos mismos piensan y le preguntaron su opinión sobre aquel libro que le habían regalado. Anna respondió que le encantó... Entonces ellos, entre sonrisas y afecto, volvieron a lucir el detalle de corresponder a su amabilidad con otro ejemplar de mi siguiente novela: Siete paraguas al sol.
Mil gracias, Rocío y Javier, por vuestro gesto, vuestra sensibilidad, vuestra manera de ser... vuestra amistad. Y otras tantas a Anna Ferrer por su compromiso, su constancia, su trabajo... Y entre todo eso, por haber dedicado a leerme una parte de su tiempo.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Un domingo de Teatro

Cuando la realidad me asusta o entristece -como es el caso-, acostumbro a refugiarme en la imaginación. De manera que leo un libro, escribo algún cuento, veo aquella película, juego con los niños... O como esta mañana de domingo, me escapo al teatro con mi pequeño Manuel. Elegimos por consenso una obra de clown, apta para mayores de cinco años: Payaso, de la compañía riojana El perro azul... Y sencillamente, nos encantó.
Se trata de un show interactivo con participación directa del público, en el que el protagonista realiza algunas acciones que este le ha dejado por escrito antes del inicio de la función. La representación resulta de lo más divertida, mezclando mimo, improvisación, música, malabares y sonrisas, invitando en su exposición final a nuestra reflexión.
Manuel pequeño no ha parado de gritar, de reír, de disfrutar... Y yo no he dejado de mirarle, disfrutando con él y pensando dónde vamos olvidando con el tiempo tanta inocencia, tanta alegría, tanta bondad.
Payaso se define a sí mismo como un tonto porque hace cuanto dicen los demás. En este mundo tan lleno de listillos, me sumo a su bendita tontería.

sábado, 14 de noviembre de 2015

#TodosSomosParis

Hoy quería comentar que hace justo diez años recibí una llamada telefónica comunicándome que había ganado el Premio Literario Amares 2005 con mi obra El amor azul marino. Y me hubiera gustado compartir los detalles de aquel día, que no olvidaré nunca, por todo lo que supuso.
Sin embargo, la barbarie terrorista ocurrida ayer en Francia ha vuelto a dejarme mudo. ¡Qué horror!, ¡cuánto delirio!, ¡cuánto dolor!
Hoy solo tengo palabras para decir TodosSomosParis.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Mostrando mis debilidades

Alguien dijo que mostrar mis fuerzas no es nada, mostrar mi debilidad lo es todo.
Después de la revisión de ayer, comparto que estoy muy recuperado del proceso que padecí hace poco más de un mes. Me he reincorporado bien a mi cotidianidad aunque, de momento, todo debe ser sin prisas. Por ello, por prescripción facultativa, he decidido aplazar cuantas actividades docentes o literarias tuviera programadas hasta que acabe este año. De manera que, salvo un curso que no pude impartir en su día y un cuentacuentos solidario pendiente de confirmación, voy a centrarme en mí y en mis circunstancias, posponiendo el resto de la agenda para ese 2016 que ya asoma a la vuelta de la esquina.
Mil gracias a todos por vuestra comprensión y por permitir que me sintiera tan acompañado.
Mil sonrisas y -como siempre decimos los cuentistas- nos seguiremos contando.