jueves, 30 de julio de 2015

Y en el Día Internacional de la Amistad

Con el fin de brindar apoyo a la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, la Asamblea General de Naciones Unidas propuso en el año 2011 que cada 30 de julio conmemorásemos el llamado Día Internacional de la Amistad
En mi caso, lo celebro de la mejor manera que conozco: compartiendo uno de mis textos (en concreto este, incluido en Nanas para un Principito), en el que precisamente me refiero a los amigos.

Dicen que la palabra "guardería" proviene del verbo guardar. Y debe ser una palabra importante pues, según parece, ese verbo del que procede resulta imprescindible para sobrellevar la vida moderna. De hecho, solo hay tres que le ganen en prestigio: cortar, copiar y pegar.
Como obedecer siempre resulta agotador, en la mía conjugamos otros verbos menos nobles pero mucho más entretenidos: comemos tortilla, reímos, lloramos, probamos las mil maneras de pintar con acuarelas, moldeamos plastilina, ensayamos el ritmo de nuestros mayores… E incluso aprendemos todas sus reglas para luego infringir alguna.
También fabricamos travesuras de distintas categorías; la que no le gusta a nuestra cuidadora, es que ha sido estupenda… Compartimos filosofías. Las hay buenísimas, como la de Daniela: hagas lo que hagas, hazlo con todo tu corazón. También muy buenas, como las de Cristina: los escarmientos, mejor en cabeza ajena. Buenas a secas, como la de Romeo: la conquista comienza cuando la chica dice que no. Menos buenas, como la de Pablo: más vale ser malo siempre para no defraudar cuando dejes de serlo... Y, cómo no, está la mía: cuanto más niño seas, más cerca estarás del paraíso.
Aquí dentro, a diferencia de lo que ocurre ahí afuera, la rutina resulta divertida. De entre todos los virus que nos rondan, me quedo con el de la sonrisa; cuando alguien lo incuba, se contagia a su entorno sin remedio. Además, por supuesto, ampliamos nuestro círculo de relaciones. Ayer Telmo me quitó la pelota, mas un pequeño problema no puede estropear una gran amistad. Porque afortunadamente –como acabarán enseñándome los años- cuando no existan salidas, existen los amigos.

martes, 28 de julio de 2015

En el Día Mundial contra la Hepatitis

Cada 28 de julio, conmemorando el aniversario del nacimiento del profesor Baruch Samuel Blumberg (premio Nobel en Medicina en 1976 por descubrir el virus de la hepatitis B y desarrollar una primera vacuna), se celebra el Día Mundial contra la Hepatitis, un grupo de enfermedades infecciosas que afectan a cientos de millones de personas en el mundo y causan cada año la muerte de más de un millón y medio de pacientes.
Aun cuando las más graves sean las tipo B y C, tampoco podemos olvidar las demás. De hecho, desde el Centro de Vacunación Internacional en el que trabajo, dedico parte de mi tiempo a concienciar a los viajeros de la importancia de vacunarse correctamente frente a la hepatitis A, en caso de desplazarse a destinos en los que esa enfermedad resulta endémica.
Por ello, en esta jornada conmemorativa, hago míos de manera resumida los objetivos propuestos al respecto -con especial atención precisamente a esos tipos B y C- por la Organización Mundial de la Salud:
1.- Conocer los riesgos: la sangre contaminada, las inyecciones peligrosas y el intercambio de material de inyección pueden provocar la aparición de la infección por el virus de la hepatitis.
2.- Exigir inyecciones seguras: anualmente dos millones de personas contraen esta enfermedad a través de inyecciones peligrosas, insistiéndose en que el empleo de jeringuillas desechables puede prevenir esas infecciones.
3.- Vacunar a los niños: unos 780.000 pacientes mueren cada año a causa de la infección por hepatitis B, aun cuando existe una vacuna eficaz y segura que puede otorgar una protección de por vida.
4.- Someterse a las pruebas de detección y solicitar tratamiento: en este sentido, debemos subrayar que existen medicamentos eficaces para tratar la hepatitis B y curar la hepatitis C, a los que cada paciente -al margen de patentes y otros intereses ajenos- debería tener acceso.

domingo, 26 de julio de 2015

En el Día de los Abuelos

La mayoría de los abuelos de hoy en día han criado a dos generaciones de niños. Primero a sus hijos; luego a sus nietos. El ritmo que impone la vida moderna obliga a nuestros papás a trabajar fuera de casa, y esos abuelos –en muchos casos ya jubilados- se ofrecen a cuidarnos con toda su ternura, con todo su compromiso, con toda su responsabilidad. En principio y si las circunstancias lo permiten, este contacto añadido está lleno de beneficios: consolida nuestros lazos familiares, integra a otras personas en las decisiones que me afectan, refuerza ese proceso educativo, hace que nos conozcamos y queramos más… Además son ventajas en ambos sentidos, porque mientras ellos me cuentan sus secretos, yo les mantengo entretenidos. A su lado levanto castillos, y pinto, y vemos fotografías, y meriendo rosquillas, y disfruto… Y aunque no me compren tantas golosinas como otros, comprendo que lo hacen por mi bien: para que tenga los dientes limpios, no me quite el hambre de lo importante y –sobre todo- luego no me duela la tripita.
Para ser un abuelo estupendo conviene tener buen oído, porque los bebes y los más pequeños se comunican casi siempre con el llanto. No en vano se ha demostrado que la frecuencia a la que llora un niño coincide exactamente con la que mejor percibe su mamá… y por extensión, con la que mejor percibe la mamá de su mamá. También es importante que estén ágiles, pues nunca nos cansamos de jugar; que tengan fuerza para levantarnos, ya que cada día pesamos más… Y que sean pacientes, porque a veces –sin que sea nuestra intención- damos más de un motivo para sacarles de quicio.
Sin embargo, sé también que para ser un abuelo estupendo no hace falta proponérselo, ni pretender conseguirlo, ni consentirnos todo, ni tan siquiera hacer cosas extraordinarias. Sé que esa aptitud no se enseña, que es innata, que no hay manual de instrucciones, que va dentro de cada cual. Sé que sus carantoñas no tienen precio, que no buscan reconocimiento, que el mayor premio que puedo darles es mi sonrisa sincera. Por eso mismo sé que los míos son estupendos, con mayúscula, negrita y en cursiva. Porque me quieren, me escuchan, me acompañan, me cuentan… y conjugan a mi lado un millón de presentes cargados de sencillez.

Nota: Párrafo perteneciente a mi relato El primer tulipán, incluido en mi libro Nanas para un Principito.

viernes, 24 de julio de 2015

Irene eres tú

"Irene eres tú". Así lo refería uno de mis lectores en el último email recibido a propósito de mi libro Siete paraguas al sol... ¡Y puede que, siendo médicos ambos, no le faltara razón! Por eso, a través de la descripción de ese personaje en la novela, comparto este texto para desearos desde él un fin de semana sencillamente genial.
Mil sonrisas y, por supuesto, nos seguiremos contando a partir del lunes.

Irene, la sexta hija de ese campanero llamado Bernardino, conjuga sus verbos en esta ciudad (Bagdad) ubicada a orillas del río Tigris. Sabe que vivir equivale a seguir, a creer realmente en lo que estamos haciendo, a salir de ti mismo para que puedas entrar. A llenar cada mañana los pulmones de aire, el corazón de sosiego, el alma de ilusiones... Y hacerlo serenamente, sin prisas ni ambivalencias, tratando de ser más aunque parezca de menos.
Vivir significa asimilar. Tener la certeza de que desde la nada puede conseguirse todo, que lo nuestro va antes que lo mío. Primero oír, luego escuchar, por último entender... Recordando que solo se enfada contigo quien espera algo de ti. Por eso, ha aprendido a no esperar.
Vivir significa tener sed. De amor, de infinito, incluso de agua.
Y por supuesto, vivir significa sobrevivir.
Aquella niña a quien contasen mil cuentos, que tuviera en el pastel de calabaza su postre favorito, se ha convertido en una mujer. Y es que a veces el tiempo pasa tan deprisa que deberían multarle por exceso de velocidad.

lunes, 20 de julio de 2015

De vuelta a la rutina

Acabaron las vacaciones -al menos en esta primera tanda- y ahora toca volver a la rutina. Galicia nos ha regalado un tiempo espléndido, por lo que ya nos hemos emplazado para una nueva ocasión.
Aun cuando en estos días he procurado mantenerme lejos del móvil y de cualquier red social, he sabido con satisfacción que mi libro Nanas para un Principito se encuentra en la relación de obras que optarán al XII Premio Setenil 2015 al mejor Libro de Relatos publicado en España. Quisiera por ello a través de este espacio agradecer a mi editorial -MAR Editor- su confianza por haberme publicado, haberlo presentado al certamen y haber permitido que unos cuentos tan emotivos para mí pudieran llegar a tantos rincones.

viernes, 10 de julio de 2015

Mis vacaciones gallegas

Lo he defendido desde niño: las vacaciones son siempre merecidas, siempre necesarias. Y hoy, preparando la maleta para pasar unos días de descanso en nuestra querida Galicia, hago esta frase más mía que nunca.
El fin de semana tendrá un matiz lúdico-literario, disfrutando en Ribadeo de su fiesta Ribadeo Indiano; ese homenaje a tantas personas que por distintos motivos tuvieron que emigrar. Allí contaré mis cuentos, firmaré ejemplares de mis novelas Mi planeta de chocolate y Siete paraguas al sol -como puede verse en la foto, en el stand de Librería Vivín lo tienen todo preparado- y, por supuesto, sacaremos tiempo para degustar los atractivos de un lugar tan bonito.
A partir del lunes y por el resto de la semana, el carácter será más familiar, con estancias en Vigo -incluyendo una visita a sus islas Cíes-, Sanxenxo y algún que otro rincón perdido.
Quizá hasta el día 20 no vaya a estar por aquí, pero eso sí: nos seguiremos contando a la vuelta.

martes, 7 de julio de 2015

En defensa de las vacunas

Desde mi condición de médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, como no podía ser de otra manera, soy un firme defensor de las vacunas. No en vano, con la experiencia vivida, he acabado haciendo mía esa proclama de la Organización Mundial de la Salud de que "a excepción del agua limpia, ningún otro factor -ni siquiera los antibióticos- han ejercido un efecto tan importante en la reducción de la mortalidad de la Humanidad como las vacunas".
Sin pretender generar alarmas ni ser oportunista, simplemente como técnico del Centro de Vacunación Internacional en el que desarrollo mi trabajo, me preocupan los conceptos equivocados que muchas personas tienen al respecto. Regularmente atiendo a viajeros que, aún desplazándose a zonas endémicas, optan por no vacunarse porque "a mí nunca me pasa nada", "las vacunas contienen toxinas" o "lo natural es no ponerse ninguna". De hecho, suelen ser los más jóvenes quienes prefieren asumir los riesgos de su no administración.
Sin pretender tampoco juzgar a nadie, creo que deberíamos desterrar esos conceptos absolutamente erróneos. En nuestro medio y con nuestros medios, considerando siempre las contraindicaciones que cada una pudiera tener, contamos con la certeza de que esas vacunas resultan seguras -tanto para quien se las pone como para su grupo, por el efecto rebaño que producen-, son uno de los fármacos que pasan por más controles de calidad y, sin duda, su administración es una de las medidas más eficientes que existe.
Es cierto que, como cualquier otro medicamento, cabe la posibilidad de que una vacuna provoque en determinadas ocasiones algún efecto secundario; no obstante, todos los expertos coinciden en que los beneficios potenciales de recibir la inmunización superan con creces a esos posibles inconvenientes.

miércoles, 1 de julio de 2015

Ribadeo Indiano

Entre los días 10 y 12 de julio se celebrará en el municipio lucense de Ribadeo un encuentro muy especial: la segunda edición de la fiesta de recreación histórica Ribadeo Indiano, para rendir homenaje a las personas que emigraron a América en busca de un futuro mejor. De hecho, fueron muchos los que partieron de estas tierras, y muchos también los que construyeron a su regreso esas casas tan características.
Serán tres jornadas de teatro en la calle, de visitas guiadas, de un interesante mercado de ultramar, e incluso del célebre Festival de Habaneras de Ribadeo. 
Este año tendré la suerte de asistir, vestido de época como tantos, apadrinando mis novelas Mi planeta de chocolate (en la que un niño, precisamente gallego, acaba desembarcando en México) y Siete paraguas al sol (con esas hermanas mías de lo más viajeras). Estaré allí la tarde del sábado 11 en el stand de Librería Vivín, firmando ejemplares de mis libros; y en su Parador o en cualquiera de sus rincones a lo largo del fin de semana, charlando, contando cuentos o tomando notas para alguna nueva historia.