martes, 28 de febrero de 2012

Presentando a Santiago

Este próximo viernes 2 de marzo, a las 20:00 horas, tendré el honor de presentar en el Salón de Actos de la Biblioteca Pública de León al escritor Santiago Morata, quien disertará sobre su novela El constructor de pirámides. Con tal motivo sacaré de mi vieja biblioteca ese Manual del buen presentador, aplicándome sus recomendaciones para que nada pueda fallar. De entre ellas, destaco las siguientes:
1ª.- Conocer al autor, recordando debidamente su nombre. No vaya a ser que me pase como a aquel periodista que en un acto semejante me llamó "Miguel Cortés Bueno" (solo acertó con el primer apellido).
En este caso, me lo han puesto sencillo: Santiago Morata es un gran escritor, apasionado de los viajes, amigo de sus amigos, y tan ameno como interesante a la hora de conversar.
2ª.- Conocer la obra, recordando debidamente su título. Y es que aquel mismo periodista confundió el de mi primer libro: dijo "El amor marinero" cuando debería haber dicho "El amor azul marino".
De cara a este viernes también lo tengo fácil. El constructor de pirámides es la tercera novela de Santiago -la segunda que escribe sobre el Antiguo Egipto-, recreando en ella las vidas de los faraones Snefru y su hijo Keops.
3ª.- Por supuesto, leer detenidamente el libro.
4ª.- Considerar al público asistente para transmitirle lo que nos ha parecido su lectura.
5ª y última.- Ser honesto en nuestros comentarios ante ese público, ese libro y -sobre todo- ante su autor.
Desde esa honestidad confieso que El constructor de pirámides es una historia redonda en la que todo acaba cuadrando. Sobre una investigación avalada por algunos de los egiptólogos más relevantes de España, Santiago nos sumerge en una trama apasionante, insertada en el periodo en que se levantaron las pirámides de Guiza.
La novela da respuesta a muchos de los enigmas en torno a la construcción de tales maravillas, habiendo dicho de ella José Luis Corral que "pocas veces una novela es capaz de conducir la imaginación del lector al Antiguo Egipto como El constructor de pirámides de Santiago Morata".
Será un acto de lo más interesante. Estáis todos invitados.

sábado, 25 de febrero de 2012

Microrrelatos a medianoche

Me apasionan los microrrelatos. Un género difícil de interés creciente, con el que me he atrevido en alguna antología. De entre mis favoritos, destaco uno del escritor y periodista Juan José Millas: Hay novelas que aun sin ser largas no logran comenzar de verdad hasta la página 50 o la 60. A algunas vidas les sucede lo mismo. Por eso no me he matado antes, señor juez. Otro titulado "El sueño", del académico Luis Mateo Díez: Soñé que un niño me comía. Desperté sobresaltado. Mi madre me estaba lamiendo. El rabo todavía me tembló durante un rato. Del narrador venezolano Gabriel Jiménez Emán escojo este: Aquel hombre era invisible pero nadie se percató de ello. Y del austriaco Karl Kraus, aquel que dice: El peluquero cuenta novedades cuando ha de limitarse a peinar. El periodista se muestra ingenioso cuando ha de limitarse a contar novedades. Ambos son ambiciosos.
Por cierto: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, está considerado el microrrelato más corto de la historia de la Literatura.

lunes, 20 de febrero de 2012

Siete paraguas en El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón ha publicado en su edición de hoy la entrevista que me realizó Joaquín Carbonell tras haber obtenido con mi novela Siete paraguas al sol el VI Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches. Os la dejo completa, junto a mi agradecimiento para Joaquín por la atención que siempre me ha dispensado.

Pregunta (P): Es el tercer premio que obtiene. ¿Entiende la literatura como un concurso?
Respuesta (R): La entiendo como un regalo. Escribo porque me encanta escribir. Es verdad que cada premio supone una alegría al conllevar un reconocimiento de tu obra. Pero no es menos cierto que, en estos tiempos de crisis, los certámenes literarios pueden convertirse en una salida (a veces la única) para que aquello que creas pueda ser publicado.
(P): ¿Detecta un avance en su calidad como escritor?
(R): Quizá esta respuesta la darían mejor mis lectores. Personalmente creo que he madurado, aunque pueda haber perdido en el camino cierta dosis de frescura. Eso sí, disfruto redactando como el que más y no he dejado nunca de ser fiel a esta máxima: escribir para compartir.
(P): En la novela premiada aparecen muchos personajes. ¿Cómo controla el ritmo de todos ellos?
(R): Las protagonistas son siete mujeres que viven siete historias independientes en lugares y condiciones muy distintas, pero que mantienen un nexo común: la búsqueda de su padre desaparecido. Conforme vas tejiendo la historia percibes que esos personajes adquieren vida propia. Mi tarea consiste en que a través de sus interrelaciones todo acabe cuadrando.
(P): Usted es médico: ¿Qué lugar ocupa la literatura? No sé si es preciso aspirar a la profesionalidad para dar lo mejor de uno...
(R): La Medicina es mi vocación, de lo que vivo. La Literatura es mi pasión, a lo que dedico mi tiempo libre. Por eso ocupa un lugar prioritario en mi vida. Escribiendo me relajo, sonrío, aparco los problemas… E incluso a veces consigo que les pase eso mismo a quienes luego me leen. Jamás me he planteado vivir de lo que escribo. Y es que con ello me siento sobradamente pagado.
(P): ¿Prefiere una obra con cierto estilo temático o asuntos muy dispares?
(R): Prefiero escribir sobre lo que siento y lo que acaban sintiendo mis personajes. A veces la trama es la excusa para ello. También me gusta incluir cuentos, relatos o citas en la novela, que inviten a pensar. Y reconozco que me agradan los escenarios lejanos. Frankfurt, Buenos Aires, Kigali o Bagdad son algunos de los lugares en los que discurre Siete paraguas al sol. Tal vez sea porque de siempre me ha apasionado viajar.
(P): ¿Le inquieta el futuro de la literatura con la aparición de los nuevos formatos de lectura?
(R): Francamente, no. Yo sigo siendo del formato de papel, pero si las nuevas tecnologías facilitan el acceso a los libros, bienvenidas sean. Lo que me preocupa es la crisis del sector editorial (por el cierre de oportunidades que conlleva) y que tengamos unos índices de lectura tan bajos. Quien no lee, no sabe lo que se pierde.
(P): ¿Es consciente de que ya mucha gente se descarga libros gratuitamente?
(R): Lo sé y me parece estupendo mientras se haga legalmente. Hay muchos autores que cuelgan su obra en la red y editoriales que permiten el acceso a distintos capítulos. El problema surge cuando se hace con fines lucrativos de espaldas a ellos. De hecho, hubo una página web que permitía descargar mi anterior novela sin que tuviéramos constancia alguna ni mi editorial ni yo.
(P): ¿Qué planes contempla próximamente?
(R): Además de escritor, me encanta sentirme cuentacuentos. Todas las noches le cuento uno a mi hijo antes de dormir. Quizá por ello, y aunque nunca antes haya compuesto expresamente para niños, me apetece escribir un libro de relatos infantiles. Sin duda, se trata de un reto difícil… Pero, conociéndome, sé que lo voy a disfrutar.

sábado, 18 de febrero de 2012

Seis horas en Madrid

El pasado jueves estuve de visita relámpago en Madrid. De 8:30 a 14:30 horas. El tiempo justo para asistir en el Hospital Universitario La Paz a la primera jornada del XIV Curso Pediatría en Atención Primaria organizado por el Grupo Pediátrico Madrileño de Formación Continuada. Allí se habló -mucho y en profundidad- de la valoración integral del dolor en el niño. Resultó una sesión extraordinaria. Como lo fue reencontrarme con algunos compañeros de promoción, quienes manifestaron su sorpresa por mi actividad literaria.
- En mi libro Cartas para un país sin magia describo la primera vez que vine a la capital -les dije. Y como prueba, antes de que acabe la semana os cuelgo esas líneas en mi blog.
Nos jugamos en ello los cafés de la segunda jornada, en la que se abordarán las novedades en vacunas.
Así que dicho y hecho. Por ello, habiendo ganado el envite, les adelanto con simpatía mis preferencias para ese próximo desayuno: descafeinado con leche y porra.

De Madrid al cielo... ¡Qué lejos se ve desde mi pueblo!, ¡qué cerca desde mi televisor!
La primera vez que estuve allí fue en una excursión con el colegio durante el último curso de EGB. Aun cuando desde el plan de infraestructuras aseguraron que la autovía estaría inaugurada a principios de año, cae septiembre y sigue sin asfaltar. Las cosas de palacio discurren despacio; las mundanas, más.
Vamos por la vieja carretera; esa de categoría nacional que atraviesa un millón de municipios convirtiendo el trayecto en una sucesión interminable de gentilicios.
Haremos el viaje de un tirón. Esas son las previsiones. El conductor está descansado y la normativa del momento no obliga a parar cada dos horas. Él se detiene cuando le parece, que por algo manda en el autocar. Sin embargo, hay chavales que piden ir al baño. Y aunque al principio se muestra inflexible, acaba cediendo ante la amenaza de los que no pueden aguantar…

martes, 14 de febrero de 2012

Mi público más difícil

Reconozco que a la concesión del Premio Ciudad Ducal de Loeches han seguido unos días ajetreados en los que me he sentido muy acompañado. Quisiera por ello dar las gracias a los distintos medios que han cubierto la noticia -en especial a Radio Nacional de España por su amplia cobertura- y a tantos amigos que me habéis manifestado vuestro afecto. Si todo va según lo previsto, Siete paraguas al sol verá la luz a principios de abril, por lo que empezaremos con las presentaciones en fechas cercanas al Día del Libro.
Entre tanto, hay que seguir jornada a jornada. Así, este miércoles impartiré una sesión de cuentacuentos ante el público más difícil que pudiera imaginar: los amigos de mi hijo. Y es que mañana a estas horas, en la guardería a la que asiste, compartiremos imágenes, música y sobre todo palabra en una vuelta al mundo imaginaria, adaptada expresamente para ellos. Allí estarán su osito Fidel, el mono Facundo, su conejo Alejo… Entre los cuatro contaremos la historia de aquel perrito que no sabía escribir. También habrá cartulinas de todos los colores, para narrar las peripecias de un príncipe en blanco y negro. Quizá incluso lleve su pizarra, con la excusa de dibujar las partes del cuerpo en una aventura que tendrá final feliz…
Hasta la fecha he actuado para públicos muy distintos, pero nunca ante niños tan pequeños. Aun cuando apenas sabe hablar, le he pedido a mi hijo que les diga que me ayuden. Con su colaboración, seguro que acaban siendo otro público sencillo.

jueves, 9 de febrero de 2012

VI Premio Nacional Ciudad Ducal de Loeches de Novela

Me lo acaban de decir. Gracias a mi obra Siete paraguas al sol, he ganado el VI Premio Nacional Ciudad Ducal de Loeches de Novela. Según consta en el acta del jurado, mi manuscrito ha sido galardonado entre los 194 recibidos, procedentes de 23 países. Admito que estoy contento... Que en estos momentos siento una alegría de color rojo pasión que deseo compartir con mi familia, mis amigos, mis lectores… Una satisfacción verde esperanza, pues en el palmarés de este certamen hay autores de la categoría de Francisco Nieva, Carmen Matutes o Antonio Gómez Rufo… Y un reconocimiento azul marino, no tanto hacia mí o mi literatura, como hacia ese AMIGO -así, con mayúsculas y sin ningún adjetivo- al que está dedicada su historia.
Mil gracias a todos con todos los colores, una sonrisa enorme y vaya como anticipo esa máxima de vida que marcará el discurrir de mis nuevos personajes: Que llueva no depende de ti… Que lleves paraguas, sí.

Un cuento para Nieves

El paro es actualmente una de nuestras principales preocupaciones, habiendo alcanzado a personas muy próximas a las que nunca pensé que podría alcanzar. Muchos de ellos son amigos o familiares sobradamente cualificados, con una experiencia contrastada y una tarea bien hecha, que en estos tiempos de crisis han sido despedidos sin mayor explicación. Ayer se sumaba a esa lista mi amiga Nieves. Nos lo dijo con voz quebrada:
- No podré comprar tus próximos libros.
- Eso es lo último que te debe preocupar -le contesté.
Comparto su dolor y su desesperanza, animándole a no bajar los brazos. Que siga creyendo en sus capacidades, que no pierda la fe en sí misma… Aunque parezcan palabras vacías, no conozco otra manera de afrontar la situación.
Antes de acabar nuestra conversación, me pidió que colgara en este blog ese cuento mío que tanto le gusta: Viajando en el tren del corazón, incluido en mi libro El amor azul marino. Le apetece volver a leerlo. Por eso -amiga Nieves-, a condición de que nadie ponga finiquito a tu sonrisa, el cuento de esta noche está dedicado a ti.

Érase una vez un Corazón que debía emprender una travesía. El punto de origen estaba en un desengaño amoroso, si bien desconocía su destino. Aun cuando fueron muchos los amigos y familiares reunidos en la salida, era preciso que aquel viajero realizara su trayecto en solitario. Eligió hacerlo en ferrocarril.
Les dijo adiós. No hay despedida sencilla por mucho que la añores.
Llevaba las alforjas llenas de recuerdos, el alma en carne viva.
Subió al tren que indicaba su billete; un vagón de compartimentos, con seis plazas cada uno. En el suyo encontró a los primeros compañeros: la Nostalgia, la Impotencia, la Desesperanza, el Dolor y la Tristeza.
Con puntualidad meridiana, la máquina partió.
La Nostalgia rompió el silencio, recordando los momentos que ya no volverán. El Dolor traspira amargura en sus comentarios; lo malo de ser buena persona es que hay quien te daña para comprobarlo. La Impotencia quiso llamar la atención confesando ante el grupo que no creía lo ocurrido. La Desesperanza negó que hubiera futuro, que pudiera haber mañana tras un ayer tan intenso. La Tristeza, llorona e introvertida, analiza las causas del desenlace:
- ¿Qué pasó?, ¿en qué me equivoqué?, ¿de quién fue la culpa?... ¿Acaso conté con lo que no tenía?
Mientras, el Corazón calla y devuelve el saludo al revisor. Su ticket está en orden.
Llegaron en hora a la primera estación. En ella se apearon Nostalgia y Desesperanza, ocupando sus asientos la Rabia y la Soledad. Fue esta última quien abrió conversación expresando que, pese a estar rodeada de gente que le daba quintales de cariño, no tenía con quien compartir sus inquietudes. La Rabia, indignada y agresiva, cargó las culpas de lo vivido contra la otra parte de la relación:
- ¿Es lícito dar con intención de quitar después...? Lo tenía premeditado.
En la segunda parada el Corazón quedó solo al bajarse los demás viajeros. En su lugar subió la Obsesión, comenzando a dar vueltas a cuestiones relativas al otro sujeto implicado: qué hará, dónde y con quién está, a qué saben los besos que no se besarán. La letra de una canción, la silueta de la luna o el detalle más nimio incitaban ese pensamiento reiterativo, que se extendía insaciable a las horas de descanso. Y es que a veces la mente se comporta como un monstruo: si le das de comer, estás perdido.
Antes de alcanzar un nuevo andén, pasó por allí la Dependencia quien, al ver sitios libres, pidió poderse sentar. A ella, tan esquiva con el humo del tabaco, le habían asignado por analogía un vagón de fumadores. Agradeció el gesto afirmativo, tomó asiento junto a la ventanilla y describió un fenómeno que acostumbra a vivir: el de “la mariposa que se quema en la llama”. Una mariposa es atraída compulsivamente por la luz que emite esta. Tal atracción le resulta dañina pues cuanto más se aproxime mayor será el grado de sus quemaduras. El bello insecto insiste en su propósito una y mil veces a pesar del rechazo recibido. No puede hacer nada para evitarlo. Esa pulsión, como tantas otras, debe combatirse para impedir que destruya sin remedio al elemento sobre el que ejerce su influjo: la mariposa.
El Corazón escucha expectante.
En el alto siguiente volvió a quedarse solo, si bien no tardó en incorporarse la Resignación. Prima hermana de la Sensatez, ayudó a poner las cosas en su sitio y a despedirse de aquello a lo que hubiera que decir adiós: las ideas obsesivas, la autocompasión, el sentimiento de culpa… La vida es mucho más que una pareja que no te merece. Era importante asumir tal realidad, aun sabiendo que el olvido viene siempre con retraso.
- No reniegues de tus errores pues de su mano camina la experiencia. Tal vez la necesites para acabar encontrando a la persona adecuada... Y no te preocupes de lo lejos que debas ir. Lejos es ponerle tu sonrisa a un recuerdo que dolía.
Este tramo de viaje se hizo particularmente corto, bromeando incluso sobre aventuras pasadas.
Al llegar a su ciudad, aquel pasajero de amable conversación se apeó dejando su asiento a la Ilusión y la Esperanza. Estos trotamundos amenizaron el trayecto con sus chistes, sus canciones, sus anécdotas. ¡Qué divertido! Los tres sonríen.
En la penúltima estación, el Amor accede a una plaza del compartimento. Fue una visita tan grata como inesperada.
- ¿Qué haces de nuevo aquí? -le preguntó el Corazón.
Estrecharon sus manos, hablaron sobre las vueltas que da la vida, repasaron cómo las relaciones humanas nacen, crecen y, en ocasiones, acaban. Amar es una vía de doble sentido: muchos son los que van, pero cuántos los que vuelven. El trayecto resulta distendido, feliz.
Entre muecas de complicidad aquel sentimiento revela un consejo:
- El día que vuelvas a acelerarte por alguien y tengas oportunidad de decírselo, díselo. Primero: porque apena que una relación termine antes de empezar, diluida en la timidez o el silencio. Segundo: porque este tipo de taquicardia merece lo mejor. Y tercero: porque a veces el momento oportuno pasa. Ama incluso cuando menos te lo pidan, pues tal vez sea cuando más lo necesiten. Y recuerda que siempre te arrepentirás, no de lo que hiciste -que al fin y al cabo te ha llevado hasta donde estás-, sino de no haber hecho aquello que quisiste y pudiste hacer.
Solo las palabras que nacen del corazón llegan al Corazón.
Finalmente nuestro protagonista alcanzó su destino. Para su sorpresa era el mismo que el de partida, estando los familiares y amigos que acudieron a despedirle. En verdad siempre estuvieron allí, aportando su granito de arena para que ese recorrido fuera lo más breve posible.
Les agradeció su apoyo, al igual que a sus colegas de mochila, sin olvidar a uno imperceptible que había sido de gran ayuda: el Tiempo.
Cada mañana suben a ese ferrocarril demasiados ventrículos dolidos. Aun cuando piensan que su historia resulta irrepetible, todas acaban pareciéndose entre sí.
Cada mediodía la Nostalgia y el resto de su cuadrilla acceden al mismo vagón, mientras la Dependencia -por paradójico que pudiera parecer- sigue buscando hueco entre los no fumadores.
Pero también cada tarde regresan a esa plataforma miles de corazones acompañados por una nueva ilusión.
Es el tren de los afectos, de los latidos, de la propia vida. ¡Que no lo detenga nadie!

martes, 7 de febrero de 2012

Ser y sentirme escritor

Los escritores son producto de lo que viven. Y viven de gerundios, de participios, de imaginación. En estos tiempos que corren, con el talento bajo sospecha, la razón de sus obras resulta variopinta. Algunos sonríen cuando el alma llora, otros buscan la verdad en sus mentiras. Los hay quienes no crean desde un ordenador, sino desde el corazón: las teclas son sus latidos. Y aquel que no lo hará nunca, porque sus rimas ya las soñara un tal Antonio Machado: Converso con el hombre que siempre va conmigo.
Escribir se ha convertido en uno de mis verbos. Al igual que tú, que vienes disfrazada de pronombre. Y lo hago libremente, aunque sea por encargo. Escribir por ti, reescribir para ti. Compartiendo gerundios, participios, imaginación. Siendo, en definitiva, producto de lo que vivo.

Nota: Fragmento perteneciente a mi libro Mi planeta de chocolate.

domingo, 5 de febrero de 2012

El constructor de pirámides

Una de las normas básicas para reseñar un libro es no implicarse emocionalmente con él antes de su lectura. En el caso de El constructor de pirámides (Ed. Pàmies), de Santiago Morata, mi riesgo de incumplimiento de la misma resulta alto, tanto por ser amigo del autor como por figurar de manera expresa en sus agradecimientos. Por ello, y a fin de liberarla de subjetividades, procederé a su reseña siguiendo un método habitual en mi trabajo como médico epidemiólogo: el metaanálisis. Un metaanálisis es un estudio basado en la integración de la información obtenida por otros sobre un tema de salud. Pues bien, eso es precisamente lo que voy a hacer: compendiar lo que otros han dicho en la red respecto a esta obra.
Miguel Ángel León Asuero expone en el portal Anika entre libros que El constructor de pirámides le ha parecido una muy buena novela que cumple con el doble cometido de entretener y enseñar… No se emplean, al menos descaradamente, recursos literarios que le mantengan a uno leyendo con ansiedad o deseando saber qué va a pasar más adelante. Todo lo contrario. Estamos ante una novela serena que se hace leer por sí misma, sin necesidad de trucos ni artificios, pues nos cuenta una historia muy interesante, de una forma muy interesante y con unos personajes muy interesantes… No es una novela que engancha al lector, sino una novela que interesa al lector, aunque el resultado final, que es que se lea con satisfacción, pueda ser común a ambas formas.
En la web novelahistorica.net se nos aclara que la novela de Santiago en absoluto se limita a la construcción de las pirámides, sino que narra la forma de vida del Egipto de los faraones Keops y Snefru, ciñéndose a la realidad cuando es posible hacerlo y novelando con maestría cuando las ingentes lagunas que ha dejado la historia así lo aconsejan… Cada capítulo es narrado en primera persona por uno de los personajes, logrando de esta guisa reflejar el carácter de cada uno de ellos e introducirnos de lleno en la novela desde el primer momento… Una novela ágil, divertida, amena y con todos los ingredientes inherentes a una gran historia: intriga, traición, muerte, giros de la trama realmente sorprendentes, conversaciones inteligentes entre los personajes y sobre todo historia. Mucha historia sobre una de los grandes misterios de la antigüedad: la construcción de la gran pirámide de Keops, la única de las siete maravillas del mundo que ha llegado hasta nuestros días.
En el portal mundohistoria.org consta que incluso un neófito en esta materia puede llegar a disfrutarla. La narrativa es de lo mejor, y la historia se encuentra muy bien trabajada al igual que bien escogida. Al final del libro encontramos la nota aclaratoria de los personajes ficticios y reales, así como una cronología de la IV dinastía egipcia.
En la web casadelibrosperdidos.com puede leerse que Santiago busca, aparte de la representación histórica del momento, la representación psicológica del personaje. Quiere adentrarnos en esa época, quiere que viajemos en el tiempo, y que veamos cómo eran sus personajes, no ya desde el punto de vista histórico, sino desde el punto de vista humano, sus sueños, miedos, temores, alegrías, su carácter...Y la verdad es que consigue que sintamos como ellos.
En el blog novelas-historicas.blogspot.com también lo tienen claro: Si quieren viajar al antiguo Egipto no hace falta que cojan un avión ni vean un documental. La mejor manera de visitar la tierra de los faraones y vivir cómo se construyeron las pirámides, de conocer las intrigas palaciegas de la nobleza, los terribles métodos de los sacerdotes, la vida de los trabajadores que levantaron tan monumentales construcciones, de descubrir la sensualidad de las mujeres de aquella época o presenciar las batallas de los soldados egipcios frente a los temibles nubios, es leyendo las páginas de esta novela.
Aun cuando asumo que las referencias y comentarios al respecto son y serán necesariamente más, me permito cerrar este metaanálisis literario con una conclusión de lo más emotiva: El constructor de pirámides ha gustado -y mucho- a quien la ha leído. Por eso, liberado ya de subjetividades, comienzo relajado su lectura.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Diez mandamientos para escribir con estilo, por Friedrich Nietzsche

1.- Lo que importa más es la vida: el estilo debe vivir.
2.- El estilo debe ser apropiado a tu persona, en función de una persona determinada a la que quieres comunicar tu pensamiento.
3.- Antes de tomar la pluma, hay que saber exactamente cómo se expresaría de viva voz lo que se tiene que decir. Escribir debe ser solo una imitación.
4.- El escritor está lejos de poseer todos los medios del orador. Debe, pues, inspirarse en una forma de discurso muy expresiva. Su reflejo escrito parecerá de todos modos mucho más apagado que su modelo.
5.- La riqueza de la vida se traduce por la riqueza de los gestos. Hay que aprender a considerar todo como un gesto: la longitud y la cesura de las frases, la puntuación, las respiraciones. También la elección de las palabras y la sucesión de los argumentos.
6.- Cuidado con el período. Solo tienen derecho a él aquellos que tienen la respiración muy larga hablando. Para la mayor parte, el período es tan solo una afectación.
7.- El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no solo que los piensa, sino que los siente.
8.- Cuanto más abstracta es la verdad que se quiere enseñar, más importante es hacer converger hacia ella todos los sentidos del lector.
9.- El tacto del buen prosista en la elección de sus medios consiste en aproximarse a la poesía hasta rozarla, pero sin franquear jamás el límite que la separa.
10.- No es sensato ni hábil privar al lector de sus refutaciones más fáciles. Es muy sensato y muy hábil, por el contrario, dejarle el cuidado de formular él mismo la última palabra de nuestra sabiduría.