miércoles, 27 de marzo de 2013

De vacaciones en Semana Santa

A propósito de las vacaciones se han dicho demasiadas cosas. Para Jacob Morton, "deberían durar solo el tiempo suficiente para que el jefe te extrañe, y no el tiempo suficiente para que él descubra lo bien que le va sin ti". El profesor Mason Cooley apuntaba que "las vacaciones demuestran que una vida de placer está sobrevalorada". Y el escritor de comedias Robert Orben las describió así: "no tener nada que hacer y todo el día para hacerlo".
Sin embargo, mi cita preferida a este respecto es de autor desconocido: "Si regresas a casa tan feliz como te has ido, has tenido unas buenas vacaciones". Ojalá que sea así.
Mil sonrisas, pasad unos buenos días de Semana Santa y -si os parece- nos leemos de nuevo a partir del ocho de abril.

domingo, 24 de marzo de 2013

"El amor azul marino" en el portal TúQuéLees

Como ya anuncié en su momento, desde finales del año pasado podéis encontrar mi libro El amor azul marino en versión kindle en la plataforma Amazon. De hecho, poco a poco se van sumando descargas, habiendo rozado en distintos momentos el Top-10 de las publicaciones de psicología.
Asimismo, desde hace unos días la obra está también lista para descargar en el portal literario TúQuéLees. Adjunto sus enlaces respectivos.
Agradeciendo la oportunidad que ambos espacios me brindan, aprovecho la ocasión para desearos un buen domingo... aunque aquí, en mi ciudad, esté pasado por agua.
http://www.amazon.es/El-amor-azul-marino-ebook/dp/B00A3994KK/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1352452445&sr=1-1
http://www.tuquelees.com/libro/34783/el-amor-azul-marino

viernes, 22 de marzo de 2013

Desde resenyasliterarias.blogspot.com

Reseñas Literarias es un espacio virtual en el que cada día se reseña un libro distinto. A través de la gestión de su responsable, el escritor Amando Lacueva, he podido participar en el mismo desde mi condición de crítico literario, habiendo comentado en él obras de autores de la categoría de Mercedes Pinto, Juan Granados, Dolores Redondo Meira, Santiago Morata o Francisco Legaz, entre otros.
Aunque siendo escritor resulte más difícil hacer una reseña, he de confesar que la experiencia ha resultado fenomenal. Sea por ello esta entrada, en este otro espacio abierto a la literatura, para manifestar a todo el equipo de Reseñas Literarias mi agradecimiento por esa labor en favor de los libros y -cómo no- por su confianza hacia mi persona.

martes, 19 de marzo de 2013

En el Día del Padre


¡Qué difícil resulta describir a papá! Un aragonés lleno de carácter, gigante y cabezudo, con tantas anécdotas en la mochila. De niño vivió inmerso en la posguerra, reconociendo sin tapujos haber pasado hambre. 
Un día otro alumno del colegio -al menos colegio es lo que ponía en la puerta de aquel patio- trajo una mandarina para el postre. La encerró con cremallera en el bolsillo del abrigo pero mi padre le vio. Se pasó toda la clase maquinando cómo hacerse con el manjar. Ladino de juguete, la tomó en un descuido y se la llevó a la boca. Las cáscaras le hubieran delatado por lo que tuvo que ingerirla sin pelarla. Nadie descubrió nunca cómo se produjo semejante delito.
Poco después consiguió el puesto de recadero en un convento. Su trabajo consistía en llevar cajas y cajas, a cuál más pesada, de una punta a la otra. Tal vez por eso no creció lo suficiente.
Aun cuando a veces le pagaban con picadura para fumar, nunca tuvo problemas en el servicio. Hasta que un día una monja le puso en tentación. Le pidió que llevará a casa de otra novicia dos barras de pan. Pan de masa, de trigo, de harina, del que todos hablaban y ninguno conocía. ¡Tiene que saber a gloria!
Juró dar solo un mordisco en uno de los cuscurros  Luego, que de dos no pasaría. Fueron tres, y cuatro, y cinco. Al llegar a casa de la hermana apenas quedaban migas. De nada sirvieron sus ocurrencias y estuvo a una firma del reformatorio. Debería haber sabido que ciertos alimentos no se cuecen para los diablillos...

Nota: Primeros párrafos del relato titulado El síndrome de Lucciano, incluido en mi libro El amor azul marino.

viernes, 15 de marzo de 2013

El duende No


¿Puede hacerse una reseña de un libro de apenas treinta páginas? Si esta pregunta la respondiera un duende que conozco, probablemente diría ¡No! Sin embargo dicho libro, al igual que un perfume concentrado, acumula cientos de esencias que procedo a comentar.
En primer lugar, su historia. Dirigido evidentemente a un público infantil, el cuento de María García Esperón resulta en apariencia sencillo a la vez que ameno, divertido, interesante… Y –sobre todo- pedagógico, atendiendo a su enseñanza final. Porque en cualquier proceso educativo también es importante que los más pequeños sepan poner límites, sepan hasta dónde puede llegar el otro, sepan –sencillamente- decir no. Sus protagonistas son dos niñas con las que sus lectores acostumbran a identificarse –en especial, con Sol-… Y por supuesto, está el duende: “pecoso, con el cabello lacio del color del trigo, al que le faltan los dientes delanteros como a un niño de siete años”. Pero también simpático y cercano; características imprescindibles para que su mensaje se pueda transmitir.
En segundo lugar, sus ilustraciones. Las de Yolanda Falagán –además de atractivas- se adaptan perfectamente a la historia, ayudando a marcar sus ritmos.
Por último, la edición. Muy cuidada, como todas las de la editorial Amigos de Papel, especializada en este tipo de obras. De hecho, cada ejemplar se acompaña de unos recortables sobre los personajes del cuento que podrían servir de incentivo para trabajarlo con posterioridad.
En definitiva, El duende No es un libro de lo más recomendable para nuestros pequeños… Aunque, eso sí, cuando le digo a mi hijo que dejamos de leerlo, le gusta tanto que corro el riesgo de que me diga precisamente eso: ¡No!

martes, 12 de marzo de 2013

Cuando callan las campanas


Las campanas tienen tras de sí una larga historia. Los chinos fueron los primeros en usarlas, allá por el tercer milenio antes de Cristo, para convocar al pueblo a actividades públicas: apertura de mercados, asambleas de vecinos, custodia de reos en cualquier comitiva... A ellos les siguieron los egipcios, los romanos y un sinfín de civilizaciones que hicieron de sus sonidos todo un sistema de comunicación. En nuestra era, la cultura cristiana no tardó en asimilarla a los monasterios, siendo consideradas desde la Alta Edad Media una consuetudo beatísima monachorum -santa costumbre de los monjes-. Se otorgaba así a ese instrumento tan práctico un componente sagrado, que incluso le permitía esparcir con sus toques propiedades divinas.
Las campanas tienen vida propia. Cantan cuando repican, lloran si están doblando, voltean antes de misa, anuncian con alegría los partos de la aldea, duelen en el réquiem de un difunto... Ubicadas en el vértice del horizonte, no encuentran rival en otro medio para transmitir un mensaje a sus vecinos, para acompañar en los actos de grupo. Hay toques del alba, de tente nube -esos que alejan tormentas-, contra las brujas, a mediodía, en la oración, a rebato, a consejo, a fuego, a mortijuelo, para soltar el ganado. Y así sin prisas, a través de sus tañidos, miden los tiempos del hombre en el campo.
Las campanas tienen nombre y apellido. El primero se lo da quien la bendice antes de subirla a lo más alto, según reza la Sagrada Congregación de Ritos: se lava con agua bendita, el ofertante hace en ella una cruz con óleo de los enfermos y se bendice bautizándola con un nombre de santo. El apellido lo pone el pueblo. De modo que encontramos la habanera, venida de Cuba tras el desastre en aquella guerra; la negrita, color tizón desde que un incendio azotase la iglesia; la sardinera, por advertir de los días de vigilia en los que no se puede comer carne; el aguijón, la más pequeña, que cita a los monjes del convento a la hora de la siesta.
Las campanas tienen padre. Maestros fundidores de hábito itinerante que callan celosamente la fórmula al saber que su sonoridad depende del mimo con que se fabrican. Durante esa fundición combinan al miligramo cobre, estaño, níquel, plata Y el secreto mejor guardado: boñigas de las caballerizas que, además de consistencia, proporcionan un tono más limpio. En otro gesto cargado de simbolismo, hay quien añade alguna moneda -más de latón que de oro- a fin de atraer fortuna. Luego la firman. Me fecit. Me hizo, permitiéndose la licencia de añadir una inscripción.
Y por supuesto, las campanas también tienen campanero. Unos hombres entre artistas y artesanos que las tocan con clemencia, equiparando su sonido a la voz de Dios.

Nota: Texto perteneciente al capítulo Cuando callan las campanas, incluido en mi libro Siete paraguas al sol.

sábado, 9 de marzo de 2013

Los amantes pasajeros

Nunca he negado que soy admirador de la obra de Pedro Almodóvar. De siempre le he considerado un genio en el arte de la dirección, capaz de llevar al límite sus guiones y personajes hasta acabar sorprendiendo a cualquier espectador. Quizá por ello, coincidiendo con su estreno en mi ciudad y sobre todo con la oportunidad de tener una canguro para nuestro Principito, ayer por la noche acudimos junto a unos amigos a ver Los amantes pasajeros, la última película del manchego.
He de reconocer que, en general, a ninguno nos gustó. En mi opinión -y dado que es opinión, asumo que pueda estar completamente equivocado- la trama que se desarrolla en un avión averiado en pleno vuelo y que está a la espera de aterrizar, resulta cansina, nada creíble -aunque refiriéndome a Almodóvar, esto no sea ningún defecto-, se desarrolla a un ritmo sumamente lento y sus personajes se recrean en exceso en diálogos desorbitados sobre la importancia de sus relaciones (homo, hetero y bi) sexuales. Como comedia hay pinceladas de humor en un ambiente que recrea la estética pop de los años ochenta, si bien muchas de ellas resultan forzadas. En cuanto a las interpretaciones, me quedo de puntillas con las de Lola Dueñas o Javier Cámara; a sabiendas de su categoría, era seguro que aun en un vuelo tan disparatado estarían a la altura.
En definitiva, creo que hay demasiado Almodóvar en esta cinta de Almodóvar, y su espontaneidad ha acabado cayendo en la sobredosis. Por fortuna, nos queda su inmensa cinematografía, y la ocasión de resarcirnos se antoja cercana. Mañana mismo, Televisión Española emite su penúltima película: La piel que habito; una nueva oportunidad para dejarse seducir por el arte de nuestro director más internacional.

jueves, 7 de marzo de 2013

Una mirada atrás

Acaban de confirmarme que la segunda quincena de abril impartiré una conferencia en la Universidad Complutense de Madrid en la que abordaré el tema Drogas en la Guerra Civil Española. Esto me recuerda a esos años en los que junto a mi amigo Mariano Lázaro nos encerramos -entre otros- en los archivos históricos de Ávila y Salamanca y estuvimos trabajando sobre el tema. De esta etapa de nuestra vida salieron distintas publicaciones, entre ellas una acerca del consumo de alcohol en la Batalla de Teruel que fue publicada en aquella enciclopedia que a propósito de la Guerra auspició el diario El Mundo.
Casi de manera paralela, mi editor acaba de informarme de que mi artículo Del estigma al mito: los niños expósito publicado en su día por la revista Cambio16, y que sirvió como base para que escribiera Mi planeta de chocolate, ha sido uno de los más vistos en este comienzo de año de entre todos los reportajes de la editorial. Os adjunto su enlace por si fuese de vuestro interés:
http://www.edicionesirreverentes.com/newReportajes/reportajes/CortesBlanco.htm
A veces, cuando miro hacia atrás, constato que vivimos otras vidas... Y que ciertamente, aquella en la que analicé algunos retazos de nuestra historia, estuvo fenomenal.

martes, 5 de marzo de 2013

Escribiendo Esperanza

Este próximo jueves 7 de marzo, a las 20:00 horas en El pequeño teatro de los libros (calle Silvestre Pérez 21, Zaragoza), tendrá lugar la presentación del libro solidario Escribiendo Esperanza, editado en colaboración con Ediciones Cardeñoso y el Ateneo Jaqués. 32 autores y dos ilustradores han cedido su obra para poder realizar este libro, cuyos beneficios íntegros irán destinados a la familia de Iker.
Iker es un niño mañico de nueve años afectado por una rara malformación congénita que no conoce cura ni tratamiento fuera de una cirugía que no tiene cobertura dentro de la Seguridad Social. Recientemente y a fin de conseguir fondos para que la misma pudiera realizarse, se inició una campaña de recogida de latas en distintos puntos de Aragón bajo el eslogan Nos das la lata. Escribiendo Esperanza llega para completar esta actividad.
Vaya desde aquí nuestra energía más positiva ante esta iniciativa y, por supuesto, para el pequeño Iker a quien deseamos que pueda cumplir pronto su sueño: jugar al fútbol como cualquier otro niño.

viernes, 1 de marzo de 2013

Abraza tus valores

Vigente desde hace catorce años, se estima que en la actualidad 200.000 niños de Enseñanza Primaria están trabajando en España el programa educativo Abraza tus valores, auspiciado por una ONG que conozco de cerca y con la que procuro colaborar siempre que puedo: Aldeas Infantiles SOS. Dicho programa parte de la premisa de que si los pequeños reflexionan sobre los valores y los comparten con sus padres y profesores, estaremos formando personas mejores y ciudadanos más responsables, contribuyendo con ello a crear un mundo más justo. Es la importancia de darles la voz a los niños y a los jóvenes.
Como podéis comprobar en el enlace adjunto (http://acciones.aldeasinfantiles.es/camp/programas-pedagogicos/educacion-primaria/), a lo largo de este curso se vienen trabajando los valores de amabilidad, autonomía y libertad.
Desde este humilde blog me abrazo a dicha tarea, sabedor de lo mucho y bueno que Aldeas Infantiles SOS realiza a favor de la infancia.