miércoles, 28 de febrero de 2024

Reportaje en la Revista Hospital de León (II)

(P): ¿Qué beneficios tiene el acto de escuchar cuentos para los pacientes?
(R): El poder terapéutico de la palabra resulta incuestionable y es tan antiguo como la propia Historia de la Humanidad. Escuchar cuentos, además de un entretenimiento o una forma de evasión, puede servir para ejercitar la memoria, estimular la imaginación y creatividad, fortalecer la atención, promover el autoconocimiento, aumentar la sensación de bienestar, reducir tensiones, aliviar el dolor, establecer vínculos… así como para transmitir valores o ideas positivas. Y siempre sin restricciones de edad porque, parafraseando a ese otro médico cuentista llamado Jorge Bucay, los cuentos sirven para dormir a los niños y, sobre todo, para despertar a los adultos.
(P): ¿Cómo se seleccionan los cuentos para cada sesión?
(R): Una vez establecida la población sobre la cual actuar, elegimos entre una batería de relatos aquellos que más faciliten la consecución de los objetivos propuestos. Otro tanto sucede con la escenografía que acompaña a cada uno. Así, por ejemplo, para abordar la aceptación de uno mismo narramos “Carmelo, un niño sin sombra”, de Fernando León de Aranoa… para afrontar la muerte de un ser querido, “Cartas al cielo”, de Mª Pilar Moros… para trabajar la amistad, “El cielo y el infierno”, de Paulo Coelho… En todo caso, damos especial importancia a sorprender, no ser repetitivos, fomentar la participación, no parecer demasiado largos… Y, siempre que podamos, compartiendo ilusión.
(P): ¿Qué impacto ha tenido la iniciativa en los pacientes?
(R): En principio, la aceptación de tal iniciativa está siendo muy favorable en cada una de las Unidades/Servicios en los que hemos intervenido. De hecho, muchos se sorprenden de su dinámica, de la forma que tenemos de llegar. También valoramos positivamente la implicación en su desarrollo del equipo directivo del CAULE y del personal de dichas Unidades/Servicios. Y es que la Humanización de la Asistencia Sanitaria es, claramente, un objetivo de todos.
(P): ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los pacientes?
(R):
El 
mismo que les diría cualquiera de los personajes de cualquiera de mis cuentos: la suerte no está en lo que nos pasa, sino en cómo lo vivimos… Y que, como les indicaría otro, antes que optimistas (verlo todo desde una perspectiva favorable) preferiría que fueran positivos (extraer de cualquier realidad, por dura que sea, aquellos aspectos que nos puedan reforzar).
(P): ¿Alguna anécdota interesante?
(R): Al concluir una de las sesiones de cuentacuentos realizadas en el Hospital de Santa Isabel, cierto oyente se nos acercó emocionado para darme las gracias porque hacía mucho tiempo que nadie le contaba un cuento… ¡Y más uno que en esos momentos realmente necesitaba!
En otra ocasión, en el Servicio de Pediatría, una niña trató de convencernos con sus palabras de que esos cuentos que acababa de escuchar eran tan curativos como las medicinas: “Con ellos se te quitan los dolores, te encuentras más animada, te hacen sonreír… Y todo, ¡sin efectos secundarios!”.

martes, 27 de febrero de 2024

Reportaje en la Revista Hospital de León (I)

En el número 4 de la revista Hospital de León, del Complejo Asistencial Universitario de León donde trabajo, han publicado un amplio reportaje titulado Humanización de la Asistencia Sanitaria, en el que exponemos el proyecto de nuestro Servicio de Medicina Preventiva denominado Déjame que te cuente, con el que obtuvimos el primer premio del Primer Concurso de Buenas Prácticas en Humanización en Asistencia Sanitaria, organizado por la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León. 
En estas dos próximas entradas, compartiré algunas de las preguntas que me plantearon para tal publicación, a fin de difundir dicho proyecto.

Pregunta (P): ¿Podría hablar sobre su trayectoria profesional?
Respuesta (R): Aun sin tener ningún antecedente en mi familia, me considero un médico vocacional. Desde niño, coincidiendo con un ingreso hospitalario prolongado de mi madre, solo quería ser eso para curarla. En tal empeño terminé la carrera, aprobé en su momento las oposiciones de Sanidad Militar, hice la especialidad que pretendía y acabé ejerciéndola en cuatro de los cinco continentes, incluso en escenarios realmente complicados (desde conflictos bélicos a catástrofes naturales). Tras pasar luego seis años en la Sección de Epidemiología del Servicio de Sanidad de León (con la pandemia de COVID19 de por medio), hace casi tres me incorporé a Medicina Preventiva del CAULE, donde actualmente desempeño mi labor. Aun cuando como preventivista participe en cualquier tarea propia del Servicio, tengo especial preferencia por aquellas relacionadas con la vacunación. También soy corresponsable del Programa de Higiene de Manos de nuestro Hospital.
(P): ¿Por qué es importante la Humanización de la Asistencia Sanitaria?
(R): Como seres humanos que somos, la Humanización resulta fundamental a diferentes niveles de nuestra vida. Y entre ellos, por supuesto, la Asistencia Sanitaria, en el marco de procurar una mayor seguridad para el paciente. En su definición, consistiría en proporcionar cuidados al otro de manera solidaria, digna, con respeto, empatía, considerando sus decisiones y sus valores. Porque esa Asistencia es un acto entre personas, porque la cercanía entre ellas facilita el proceso mejorando la atención y el resultado final, porque en un momento dado algún pequeño gesto de complicidad puede convertirse en la mayor medicina… Y eso, como sanitarios, lo sabemos.
(P): ¿En qué consiste Déjame que te cuente...?
(R): Déjame que te cuente… La Humanización en Asistencia Sanitaria es una propuesta del Servicio de Medicina Preventiva del CAULE que pretende conseguir los objetivos de esa Humanización a través de la palabra y, más concretamente, mediante sesiones de cuentacuentos. Y es que el cuento en sí ofrece muchas posibilidades: desde motivar, hacer reflexionar o simplemente entretener hasta facilitar la transmisión de valores o mensajes preventivos.
(P): ¿Cómo surgió la idea de esta iniciativa?
(R): Dado que en los últimos años había utilizado los cuentos con tal fin en diferentes colectivos (alumnos de Enseñanzas Medias, mayores institucionalizados, mujeres con lactancia materna…), propuse en mi Servicio la posibilidad de emplearlos también en nuestro día a día asistencial. La idea fue bien acogida, diseñando un programa que hemos empezado a desarrollar. Y así, con ese carácter preventivo, llevamos nuestros cuentos a pacientes de Psiquiatría, Pediatría, Geriatría… y a muchos profesionales sanitarios, tanto del ámbito hospitalario como de la Atención Primaria.
(P): ¿Qué tipo de cuentos se narran en las sesiones?
(R): En función de quién sea su destinatario y de aquello que en él queramos conseguir, elegiremos un cuento u otro. La mayoría son versiones adaptadas de relatos de otros autores, aunque también utilizamos propios. En todo caso, procuramos siempre que sean amenos, no demasiado largos, positivos, dentro de una escenificación atractiva… Y, en la medida de lo posible, que hagan sonreír.

lunes, 26 de febrero de 2024

Y un trombonista llamado Manuel

Esta tarde asistimos a una Audición de Trombón en el Conservatorio Profesional de Música de León, bajo la tutela del pianista acompañante Aitor Cano. En ella participaron ante un público numeroso y cercano, los distintos alumnos de dicho instrumento con los que cuenta ese centro, incluido nuestro hijo. Todos ellos dirigidos por su profesor Francisco Olmedo.
Manuel tocó en primer lugar la Suite de Danses, de Johann Pezel, para cerrar su actuación con Sang till Lotta, de Jan Sandström. Y lo hizo francamente bien, siguiendo el ritmo, marcando las pausas, conjuntándose con el piano, estando tranquilo y sabiéndose feliz. Esto último puedo asegurarlo porque, después de escucharle en tantos conciertos, interpreto perfectamente su lenguaje no gestual.
Ciertamente, resultó una sesión extraordinaria en la que esos pequeños grandes artistas nos llegaron a emocionar. Y es que, parafraseando a Albert Einstein, si no fuera médico, probablemente sería músico. A menudo pienso en Música. Siento mis sueños en Música. Veo mi vida en términos musicales. No puedo asegurar si habría compuesto una pieza creativa de importancia en la Música, pero sí sé que una de las cosas que me da más alegría es oír tocar a mis hijos.

domingo, 25 de febrero de 2024

Un central llamado Torriko...

Al igual que mi padre Manolo hacía conmigo, yendo cada domingo a la Romareda para ver el partido de fútbol de nuestro Real Zaragoza, hago yo con mi hijo Manuel, acudiendo cada fin de semana al Palacio de los Deportes para disfrutar del encuentro de balonmano de nuestro ADEMAR León.
Recuerdo con agrado aquellas vivencias con papá en las que, además de comentar distintos aspectos relacionados con el equipo, me contaba curiosidades de algunos jugadores que se enfrentaban esa jornada. Quizá por ello, mis compañeros del cole estuviesen convencidos de que yo era -de entre todos- el niño que más sabía de balompié.
Y deseo que mi hijo recuerde igualmente su experiencia a mi lado, a sabiendas de que sus amigos ya le aseguran que nadie sabe tanto de balonmano como él. 
Como siempre que jugamos en casa, el pasado viernes asistimos juntos a ver el encuentro de liga ASOBAL entre los clubs ADEMAR y Helvetia Anaitasuna. En el camino de ida, entre otros detalles, compartí la historia de un central de esta última plantilla, que constituye sin duda un ejemplo a valorar: Ander Torriko. Le hablé a Manuel de su calidad deportiva, de aquella lesión de rodilla, de sus recaídas, de sus varias operaciones, de tantas horas de rehabilitación... Y, sobre todo, de ese sueño imperturbable por seguir practicando balonmano. Sé que mi hijo quedó impresionado por tal afán de superación, pidiéndome que -si era posible- le hiciera una foto junto a él.
Torriko participó en aquel partido y, aunque su equipo acabara perdiendo, dio muestras sobradas de su rasmia.
Al concluir el choque, cuando el público abandona el pabellón, los jugadores se retiran a vestuarios y los focos se apagan, mi hijo y yo aguardábamos en una de las salidas para tratar de fotografiarnos con él. Mientras esperábamos, conseguimos inmortalizarnos con otros jugadores de Anaitasuna como el lateral derecho Edu Fernández -de León, a cuya familia conocemos- o el pivote Antonio Bazán -también muy cercano-... pero la instantánea anhelada sería con su número 10.
Al final, aun siendo los últimos en salir del Palacio de los Deportes, la conseguimos. El central del club navarro estuvo de lo más amable con nosotros, saludando a mi hijo, intercambiando algunas palabras, deseándole lo mejor para el futuro... Otro tanto hicimos nosotros para con él, agradeciendo sinceramente su ejemplo, su atención. Estoy convencido de que Manuel nunca lo olvidará -yo tampoco olvidé aquella foto con el mítico José Luis Violeta que, en circunstancias similares, me hiciera mi padre-... Y de que con ese tesón y esa calidad, Torriko acabará jugando incluso mejor que antaño.

Una cuentista llamada Amalia...

Coincidiendo con la celebración de su cumpleaños, nuestra pequeña Amalia ha debutado esta tarde como cuentacuentos, narrando alguna de mis historias más conocidas. Sucedió en la sala Quijano de la sociedad La Venatoria (León), ante un auditorio lleno de amigas y familiares que lo pasaron con ella fenomenal. Su madrina Mayte ejerció de maestra de ceremonias. 
Amalia arrancó su sesión con el relato sobre El animal más rápido del mundo, para terminar con nuestro emblemático El amor azul marino. Ciertamente, y a pesar de los nervios del primer día, lo ha hecho de diez.
Si nuestro hijo Manuel ya me ha acompañado al Trombón en varias de mis actuaciones, hoy también se ha ofrecido para hacer alguna junto a su hermana. De hecho, podrían combinarlo con cualquier melodía al Piano. Después de lo vivido, me da que el éxito estaría asegurado.
Y es que, definitivamente, hemos salido una familia cuentista.

viernes, 23 de febrero de 2024

Cuando paso por la UCI

Desde mi condición de médico preventivista, en la tarea de control y prevención de la infección nosocomial que tenemos asignada, cada uno de mis días laborales paso por la Unidad de Cuidados Intensivos -UCI- del Hospital de León, sea de manera presencial o a través de los informes telemáticos de sus distintos pacientes ingresados. Contemplar la realidad desde tal atalaya me ha permitido reestructurar seriamente mi escala de valores, poniendo entre lo más importante lo que realmente es lo más importante... Quizá por eso, procuro discutir poco, comparar poco, enfadarme poco. Y de paso, valoro mucho más a esos compañeros sanitarios que realizan su labor en tal servicio, por su entrega encomiable y su profesionalidad. No en vano, como responsable que soy del programa de Higiene de Manos de mi Hospital, me enorgullece que esa UCI tenga un nivel de compromiso excelente en tal objetivo, lo que sin duda repercute en una atención superior. 
Reconozco que, a diferencia de otras unidades en las que sí las he impartido -dentro del proyecto de Humanización de la Asistencia Sanitaria a través del relato, que venimos desarrollando en los distintos centros asistenciales de la provincia-, por circunstancias obvias la UCI no conforma el entorno más apropiado para que pueda realizar nuestras sesiones de cuentacuentos... si bien, también reconozco que en más de una ocasión me he quedado con ganas de compartir cualquiera de mis historias con alguno de sus pacientes con quienes he empatizado. Casual o causalmente, me sucedió esta mañana... Y, si las condiciones lo permitieran, ya aviso de que tal vez algún día lo haré.

domingo, 18 de febrero de 2024

Somos gente de palabra

Adulto
: Persona a la que los niños tratan de usted.

Amabilidad: Tratar a los demás como me gustaría que me trataran a mí.
Amanecer: Primer milagro del día.
Amor: Aliño, aglutinante, levadura. Especia que hace posible ese menú extraordinario llamado vida. 
Atletismo: Disciplina deportiva en la que correr no es de cobardes.
Basura: Materia que tiramos porque no sabemos para qué nos podría servir.
Batería: Monitor de soporte vital que resucita a un ordenador, mientras carga aquellas partes de mi vida que a veces parecen muertas.
Celos: Muro sin razón de ser que se levanta entre dos confianzas. Nunca podrán ser amor; a lo sumo, un amor propio mal gestionado.
Circo: Lugar donde suceden los milagros.
Conciencia: Voz interior que nos recuerda qué hicimos mal y lo que es mucho peor qué hicimos bien. 
Desierto: Kilómetros y kilómetros sin un árbol. No confundir con desamor: kilómetros y kilómetros sin una ilusión. 
Discreción: Virtud consistente en no hablar demasiado, pues puede que a tu enemigo le interese lo que digas. 
Esperanza: Asidero del desquiciado.
Éxito: Vivir de lo que te gusta. 
Honestidad: Anteponer los ideales a los intereses.
Hombre: Ser animado racional que acostumbra a portar un teléfono móvil en su mano.
Humildad: Don por el que no me siento más que nadie ni menos que ninguno.
Inteligencia: Vivir donde te va bien.
Luna: Satélite de ese planeta en el que se reencuentran los besos perdidos.
Maceta: Retal de Naturaleza que florece en mi casa.
Maleta: Metáfora de cada vida. Al revisar la nuestra, comprobamos lo que fuimos.
Mariposa: Primera bailarina en la danza del jardín. Dado que hubo un tiempo en que fue larva, me sirve como ejemplo de superación. 
Mindfulness: Declaración del estado de alerta en el territorio de la mente.
Medusa: Bocanada de vida en algún mar sin humos.
Odio: Sentimiento más alejado de la ley natural porque nace, crece y se reproduce, pero le cuesta mucho morir.
Optimismo: Sonreír todos los días.
Pasión: Epidemia de cariño.
Pacer: Forma verbal de la palabra paz.
Pepino: Lo que me importa lo que no me importa.
Perfección: Estado que solo alcanzas cuando alguien se enamora perdidamente de ti.
Pingüino: Ave palmípeda que prefirió nadar a volar, cambiando el azul del cielo por los azules del mar.
Piraña: Pez que habita en los mares de nuestra imaginación y que a veces devora los finales de mis cuentos.
Previsión: Tenerlo todo pensado para cuando no haya nada que pensar.
Soberbia: Pobreza de creer que uno es el más rico en todo.
Suerte: Querer ser lo que soy… y si es posible, contigo.
Sufrimiento: Padecimiento carente de humildad. Siempre somos nosotros quienes más sufrimos en el mundo.
Vida: Periodo de tiempo entre nacer y morir que llenamos a base de casualidades.

viernes, 16 de febrero de 2024

Un aficionado del Balonmano Casademont

Si dicen que todo aficionado al deporte es de dos equipos de fútbol -del de su localidad y de uno de los grandes-, en mi casa somos de dos equipos de balonmano: del Abanca ADEMAR León, por ser emblema de nuestra ciudad y jugar Manuel en su categoría infantil... ¡Y del Balonmano Casademont Zaragoza, por ser el club de mi ciudad natal! Uno de liga Asobal y otro de la Primera Nacional Masculina.
Seguir al primero nos resulta fácil, pues a fin de cuentas vivimos incluso cerca del Palacio de los Deportes donde compite... Y seguir al segundo también pues, aun en la distancia, nuestro hijo está pendiente de sus encuentros, de cuándo lo televisan a través de Internet o de cualquier otra incidencia que tenga que ver con ellos. No en vano, gracias a él, soy de los primeros en enterarme de cómo ha acabado su partido en cada jornada. En la última, ganamos de uno en la difícil cancha de Ipurúa para mantener el segundo puesto de la clasificación. A cambio, yo le comparto detalles de mi afición juvenil, como los de aquella final de la Copa EHF, a la que asistí en el Pabellón Príncipe Felipe, del Balonmano Aragón -por entonces, primer club mañico- contra el todopoderoso Magdeburgo alemán.
Quizá por ello, su regalo de cumpleaños de la temporada pasada fue una camiseta roja, con ese león en el escudo, de la que presume en tantos entrenamientos... El de este, será una entrada para animarles en directo en alguno de sus partidos, sobre todo si acaban jugando la fase de ascenso.
Y quizá por ello me diga también que, si alguna vez la vida nos acaba devolviendo a Zaragoza, estaría encantado de formar parte de su plantilla.
Entre tanto, continuaremos disfrutando de un deporte tan noble como el Balonmano, animando a nuestro ADEMAR en casa, disfrutando de ese campeonato infantil de Castilla y León al que en buena lid aspiramos... Y, por supuesto, deseando lo mejor a nuestro Casademont Zaragoza; aunque estemos a casi 500 kilómetros de su vestuario.

sábado, 10 de febrero de 2024

Un detalle de deportividad

Antonio es el primer portero del equipo infantil IFS Balonmano Sariegos. Sin duda, un excelente guardameta, integrante de la selección de Castilla y León, que ha desesperado con sus paradas a infinidad de tiradores. Como aficionado, doy fe de su calidad entre los tres palos.
Él y mi hijo Manuel se conocen de los derbis celebrados entre el club del primero y el ADEMAR Maristas del segundo, además de por haber compartido ambos condición de seleccionados durante la temporada anterior. Aun defendiendo distintos colores o quizá por eso mismo, los dos son amigos.
Esta tarde volvieron a enfrentarse por enésima vez en los cuartos de final del Torneo Internacional ASISA de Balonmano Base, que estos días se viene celebrando en León. Uno como cancerbero, otro como central. Al igual que siempre, se saludaron antes del partido, y durante el mismo intercambiaron algunos mensajes de aliento.
El encuentro, de lo más emocionante, terminó con empate a 30 goles y tuvo que dirimirse en la tanda de penaltis... Y allí, nuevamente, el destino quiso ponerles frente a frente. Uno con intención de parar, otro con intención de marcar.
Aun cuando el lanzamiento de Manuel resultó fuerte y bien colocado, Antonio lo detuvo, consiguiendo con ello la clasificación directa de su equipo para las semifinales del campeonato. Sin embargo, lo más reseñable vino a continuación, pues la primera persona que animó a mi hijo tras su error fue precisamente Antonio, y la primera felicitación que este recibió fue precisamente de Manuel. Sinceramente, sin malas caras, todo un detalle de deportividad. 
Al salir hacia vestuarios, ambos se despidieron con un abrazo, se desearon lo mejor para la jornada de mañana y se emplazaron hasta la final del Torneo... donde Manuel ya advirtió con una sonrisa cómplice que, si vuelven a enfrentarse en ella, en el próximo siete metros tratará de marcarle gol.

viernes, 9 de febrero de 2024

Siempre para vosotros

Tal como estaba previsto, esta mañana he impartido en el Servicio de Pediatría del Hospital de León -en cuyo Servicio de Medicina Preventiva realizo mi labor asistencial- la sesión de cuentacuentos titulada La vuelta al mundo en casi ochenta cuentos; una combinación de relatos, valores, mensajes en positivo y sonrisas, dirigida a los niños ingresados en él, que -por sus aplausos finales- intuyo que les ha gustado.  Sin embargo, como siempre, quizá quien más ha disfrutado de esas historias haya sido yo, pues he vuelto a vivir otra experiencia realmente emotiva.
Y es que, entre todos, hemos constatado nuevamente el poder mágico de la palabra, al tiempo que demostramos que nuestra solidaridad se parece mucho a un boomerang: por muy lejos que la lances, siempre te acaba volviendo. 
Al salir de esa Aula Hospitalaria, que tan bien capitanea su maestra Gloria, una de las pequeñas asistentes me hizo un penúltimo regalo:
- ¡Gracias, doctor, por contarnos esos cuentos tan bonitos! -dijo con su voz entrecortada.
Sonreímos a través de las mascarillas. Chocamos nuestros puños a modo de saludo
Mi gratitud para ti... Siempre para vosotros.

miércoles, 7 de febrero de 2024

Cuentacuentos en el Aula Hospitalaria del CAULE

Este próximo viernes 9 de febrero, a las 12:00 horas, impartiré esa sesión de cuentacuentos titulada La vuelta al mundo en casi ochenta cuentos en un escenario de lo más especial: el Aula Hospitalaria del Centro Asistencial Universitario de León -CAULE-, donde precisamente ejerzo mi vocación... Y ante un público realmente extraordinario: esos pequeños que están ingresados en su Servicio de Pediatría. 
Sin duda, viviré otra experiencia entrañable enmarcada en aquel Primer Concurso de Buenas Prácticas de Humanización en Asistencia Sanitaria de la Gerencia Regional de la Salud de Castilla y León que, como Servicio de Medicina Preventiva, acabamos ganando el año pasado.
De manera que El príncipe de los ladrones, El maestro sufíLa Luna y el lobo, entre otros, ya están preparados para desembarcar allí, y prescribir el remedio que ellos mejor saben dar: su ilusión.

jueves, 1 de febrero de 2024

Una persona normal

Este pasado lunes salió publicado en el boletín correspondiente un proceso selectivo para el que debo aportar en un plazo de diez días cierta documentación exclusivamente por vía telemática -así lo exige la normativa vigente-, debiendo disponer de manera obligatoria de certificado electrónico de persona física o DNIe. Pues bien... Yo era una persona normal -sin estreses ni obsesiones- hasta que salió esa publicación. Enredado entre login y contraseñas, llevo tres días tratando de acceder a las webs habilitadas a tales efectos, estando unas veces saturadas, otras con caída de red y las más con problemas de acceso por tanto cortafuegos que vela por mi privacidad... llamando a los teléfonos adjuntos en los que me pasan de una extensión a otra, sin sabernos dar otra solución que somos muchos los usuarios que entramos a la vez o hablándome en unos términos técnicos -que si script, que si ADC- en los que realmente no me entero de casi nada... acudiendo a la sede de la Policía Nacional a actualizar las contraseñas de mi DNI o a la Subdelegación del Gobierno a por un certificado de persona física... habiendo sido ayudado por el personal de Informática de mi Hospital o incluso por mi amigo Félix, quien se ha desplazado de propio hasta el mismo para ver cómo lo podemos solucionar... Y todavía me queda instalarme una app -en teoría gratuita- en mi móvil para fotografiar todos los textos, pasarlos a formato pdf y descargarlos luego sobre un portal.
El caso es que introducir telemáticamente esa documentación se ha convertido en un reto más complicado que obtener el objetivo final que se ofrece. Tan esa es así, que he pensado incluso en no presentar nada, aun sumando cero en la puntuación final. 
Sé que, como aseguraba ayer uno de los técnicos que me atendió, las nuevas tecnologías han venido para facilitarnos la vida. No lo dudo... Pero que sepan que a mí -y a tantas personas que nacimos antes de la era digital-, en algunos casos nos la están complicando mucho. Y es que, a estas alturas, solo aspiro ser de nuevo una persona normal.