lunes, 28 de diciembre de 2015

Una década escribiendo

Tal día como hoy hace diez años, sin que por la fecha se tratara de una broma, la entonces Editorial Amares publicaba mi ópera prima titulada El amor azul marino. Con ella había obtenido meses antes el Premio Literario Amares 2005, convocado por dicha editorial.
Aquella fecha supuso el pistoletazo de salida a mi carrera de escritor. No en vano, desde entonces apenas he dejado de escribir. Ha sido una década estupenda con cientos de recuerdos imborrables: la condición de finalista en algún que otro premio, esa presencia en la Feria del Libro de Frankfurt, tantas sesiones de cuentacuentos... Y alguno más personal que, sin duda, condicionaron mi vida para bien.
Durante este tiempo he asumido que mi Literatura es la que es, que vende lo que vende mas no la quiero cambiar, que sigue fiel a esa máxima de escribir para compartir,  y que por fortuna -como en cierta ocasión me dijo un librero durante aquella feria del Libro- "la gente no viene al stand a preguntar por tus obras... ¡Viene a preguntar por ti!".

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Feliz Navidad de Luna llena

Mañana, en la noche de Navidad, lucirá la Luna llena. Hacía 38 años que esta coincidencia -conocida como Luna llena fría o helada, por acontecer durante el principio del invierno- no se producía. Como proclamaban los antiguos, quizá sea un augurio de buena suerte a sabiendas de la influencia que este satélite ejerce sobre nuestras vidas.
En este próximo año 2016 prometo contaros muchas novedades acerca de esa Luna. Pronto sabréis el porqué. Entre tanto, recibid todos mi felicitación más sincera para estas Navidades, deseándoos en ellas lo mejor de lo mejor.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Mi amigo, MagoMigue

Desde niño he querido ser mago. De hecho, y aunque me sienta médico de vocación, soy y seré siempre un apasionado de la Magia. A veces pienso que mi literatura me compensa, pues escribir no deja de ser otra forma de vivir entre ilusiones. Y más desde que descubrí con alegría que el genial Gabriel García Márquez y yo tenemos ese punto en común: ambos queremos ser magos cuando seamos mayores.
Asumo que en mi caso nunca he logrado hacer bien ni un solo juego; cuando los naipes no se caían, el doble nudo me dejaba en mal lugar. Tal vez por eso, mientras crecemos, he recurrido a esa otra forma de Magia a base de palabras que en el fondo me ha llevado al mismo objetivo: a que mis amigos me quieran más.
De entre todos los magos que conozco, hay uno para mí que resulta especial: Miguel Puga, MagoMigue. Y no solo porque haya sido campeón mundial de cartomagia, por haber tenido la suerte de verle en distintas actuaciones -desde la Expo de Zaragoza hasta el Hocus Pocus Festival de Granada-, porque esté entre los mejores o porque fuera el prologuista de mi libro Cartas para un país sin magia... Lo es porque, además de un ilusionista extraordinario que combina como nadie la Magia con el humor, el cabaret, la sorpresa o el teatro, conmigo siempre ha sido una excelente persona.
MagoMigue actuará los próximos días 26 y 27 de diciembre en el Festival de Magia Ciudad de León con su espectáculo El maravillador. Estamos deseando verle. Además, queremos presentarle a otro niño que de mayor también quiere ser mago: mi pequeño Manuel. ¡Quizá hasta sea él mismo quien le entregue a este su primera varita! Y es que, conociendo los ases de esta baraja, estoy totalmente convencido de que será un encuentro de lo más ilusionante.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Cartas para África

La Asociación Cultural la Fragua Bohemia, junto con la editorial La Fragua del Trovador y las asociaciones ATORE (Asociación de Togoleses Residentes en España) y FULBE-Aragón, promueve una campaña de recogida de libros que durante el primer trimestre del próximo año se destinarán a la biblioteca de la Universidad de Lome (Togo) y a la creación de un club de lectura en San Luis (Senegal).
Ante los objetivos de dicha iniciativa, he decidido sumarme a ella aportando varios ejemplares de una de mis obras más viajeras: Cartas para un país sin magia.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Panorama Kids

Alguien me dijo una vez en sentido figurativo que no podía morirse sin ver una actuación de la Orquesta Panorama. Con ello quiso sugerir la espectacularidad de la misma, en un grupo al que consideraba el número uno en su género. En principio, esa afirmación me resultó exagerada... pero cuando tuve la suerte de verla me pareció, efectivamente, de lo más acertada. Desde aquella primera ocasión, he tenido oportunidad de disfrutarla en otras muchas; la última, este pasado septiembre en el municipio de Valencia de Don Juan, con motivo de sus fiestas patronales.
La Orquesta Panorama combina excelentes profesionales, factor sorpresa, efectos especiales, algunas escenas de riesgos, empatía con el público, decorados muy cuidados, un derroche de luces y sonido. Ciertamente, ¡son los mejores!
Por todo ello, cuando supe que este fin de semana presentaban en el Auditorio de León su espectáculo para niños Panorama Kids, no dudé en asistir a verlo junto a mi pequeño Manuel.
Admito de entrada que me gustó, pero no tanto como esperaba. En mi opinión (y lo digo con el mismo corazón que sé que ponen sus actores en cada escena) aun cuando el show lleva el sello Panorama, lo encontré artísticamente flojo, con un hilo argumental insulso, poco trabajado y sin apenas contenido pedagógico, hasta convertirse en una sucesión de canciones inconexas en el contexto de una explosión de colores y vatios (a veces demasiados para tratarse de un espacio cerrado). Daba la impresión de que todo se hubiera preparado en muy poco tiempo, sin la suficiente maduración. Desde luego, lejos en el contenido de sus actuaciones de verano.
No obstante, reconozco que la fórmula funciona, resulta pegadiza y, salvo a cuatro críticos raros como yo, el musical encandiló a casi todos pues el público terminó entregado. Tampoco pedían más.
Pese a ello, aún quedaba por superar la prueba más importante para mí antes de editar esta reseña: preguntarle a mi hijo qué le había parecido Panorama Kids. Al fin y al cabo, ¡llevamos todo el año disfrutando juntos de espectáculos de este tipo!... Y para mi sorpresa, al margen de lo que puedan pensar los demás, Manuel pequeño respondió en el mismo sentido que yo. ¡Está visto que cada día tenemos los gustos más parecidos!

viernes, 11 de diciembre de 2015

Alicia en el país de los timos

Hace unos años estuve a punto de caer en un timo muy bien montado. Me escribieron vía email desde la organización de un presunto certamen de cuentacuentos a celebrar en Túnez, solicitándome como participante. El evento disponía de web oficial, de su logo correspondiente y de una persona de contacto que te informaba puntualmente de cada detalle. Aun cuando quedé sorprendido porque contaran conmigo, admito que me alegró. En principio todo marchaba según lo previsto, llegando a incluso poner fecha y hora a mis actuaciones... Hasta que poco después me pidieron cierta cantidad de dinero (unos mil euros, a devolver en destino) en concepto de gastos de organización.
Fue entonces cuando desde la propia Red Internacional de Cuentacuentos advirtieron de que dicho certamen era falso y que se trataba de un montaje en el que, por suerte, no llegué a caer.
Hace unos meses leía en la prensa que un grupo de hombres esperaba en vano en el Aeropuerto de Barajas la llegada de sus novias respectivas procedentes de Rusia, con las que habían mantenido durante meses una relación por email. Después de adelantarles los gastos para el viaje, no se presentó ninguna -probablemente nunca existieron- al tratarse de otro engaño.
Hace unas semanas oía por la radio que a un anciano le habían desvalijado sus ahorros al picar en el llamado timo del tocomocho. Le ofrecieron a cambio un décimo de lotería agraciado con el primer premio, que al final resultó ser una copia fraudulenta.
Y hace unos días, otro vecino mayor se quejaba de que cierto revisor del gas le había cobrado cien euros por una inspección que, después de comprobarlo, resultó ser también falsa.
Sin duda, no corren buenos tiempos para la honradez. Aún hay demasiados sobres bajo mano, demasiadas comisiones vergonzantes, demasiados amaños, demasiados listillos... Y es que tristemente, como escribía en uno de mis relatos, seguimos teniendo más posibilidades de que nos quiten la cartera que de perderla.

martes, 8 de diciembre de 2015

Cantabria infinita

¡Qué rápido pasó este puente! Fueron cuatro días festivos que aprovechamos para realizar una escapada en familia. Hacía cinco meses que no salíamos de los límites de nuestra provincia y eso, conociéndome, constituye un récord de tiempo casi absoluto. Por suerte, la elección del destino no pudo ser mejor: esa Cantabria infinita que además de un sol espléndido nos ofreció el encanto del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, tanta magia del Museo de Altamira, el señorío de Santillana del Mar, esas playas de Suances... E incluso otra sesión de cuentacuentos en una de sus casonas, tan entrañable como improvisada.
De aquella tierruca nos trajimos otro montón de vivencias, varios amigos y un refrán de la zona: A perro ratoneru no se le pone campanu. Tomo nota de ello hasta nuestra próxima visita.

viernes, 4 de diciembre de 2015

En este siglo nuestro

Nuestro siglo XXI es el siglo de los cambios. Ya no hay escritores, ni filósofos, ni artistas. Ni siquiera sobrevivieron los inconformistas. Ante cualquier compromiso preferimos escondernos en la masa, que es amorfa y apática por naturaleza. En estos tiempos, son los padres quienes no quieren parecerse a sus hijos. Si no lo veo en Internet, no me lo creo. Las nuevas tecnologías se hacen viejas enseguida. Y no vivo de sueños, sino de soñarte.
Antes bebíamos de las fuentes; ahora del grifo. Antes lo preocupante era lo que hacían los niños en la calle; hoy, lo que hacen en casa. Las mascotas han sustituido a los hermanos: hurón, iguana, hamster siberiano... Muchas plantas se han hecho carnívoras y muchísimas personas vegetarianas. Los psicólogos han perdido la razón, los oftalmólogos siguen creyendo en el amor a primera vista, los oculistas no miran más allá de lo que ven, los dermatólogos se dejan la piel en cada consulta y los psiquiatras tienen precios de locura. A este ritmo, no hay bien que cien años dure. Con la salud tan enferma, los pacientes han perdido la paciencia. Quien no sufre es porque reparte sufrimiento; quien hace trampas, gana… La vida va por un sitio y nosotros nos empeñamos en que vaya por otro.
Además, tenemos contratos basura con los que pueden echarte cuando quieran, comida basura que mata y engorda, telebasura a base de morbo. Y últimamente demasiados amores basura que acumulan lo peor de lo descrito. Anclados en los bares de nuestro corazón, uno acaba encontrando cualquier cosa; incluso lo que busca. A menudo nos quedamos sin empleo en el seno de un sistema que liga el triunfo personal al éxito profesional, y que en tiempos de crisis muestra sus vergüenzas. Y aunque -por fortuna- no todos los ojos lloran al mismo tiempo, estamos en una época en que es más probable que te quiten la cartera que perderla.

Nota: Párrafo perteneciente al capítulo titulado Desde las puertas del cielo, incluido en mi libro Siete paraguas al sol.

martes, 1 de diciembre de 2015

En otro Día Internacional de la Acción contra el Sida

Hoy, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Acción contra el Sida, recuerdo mi época de profesor universitario, cuando realizaba intervenciones para la prevención de esta enfermedad. Recuerdo también tantas charlas en tantos centros educativos, y aquella tesis doctoral que acabé dirigiendo a mi amiga Patricia sobre un análisis de eficiencia de la terapia antirretroviral.
Por entonces insistíamos mucho en que la mejor vacuna es la prevención... que no hay grupos de riesgo sino prácticas de riesgo... que si el Sida no discrimina, no discriminemos nosotros a quien lo padezca.
Ahora, por otros imperativos, ya no participo en aquellas sesiones. Pero eso sí: si recordar significa literalmente volver a pasar por el corazón, sigo recordando con mucho cariño aquel periodo de mi vida y en especial a todas las personas que en él conocí.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Mis amigos Rocío y Javier

Rocío y Javier son los primeros amigos que hice cuando vine a León. Además, como tantas cosas entrañables, nuestra amistad surgió por casualidad. Javier es un gran lector y un crítico estupendo de libros, al que por esos caprichos del destino le llegó un ejemplar de Mi planeta de chocolate. Ciertamente le gustó, escribió su reseña respectiva y cuando ambos supimos que compartíamos techo sobre una misma ciudad, quedamos para presentarnos y charlar.
Rocío y Javier son además unos grandes viajeros. Cuando estuvieron en la India, visitaron Anantapur para constatar la obra de la Fundación Vicente Ferrer. Siempre sensibles con su labor, quedaron impresionados. Allí conocieron a Anna Ferrer -mujer de Vicente y actual Presidenta de la Fundación-, en quien descubrieron una mujer extraordinaria y a la que tuvieron el detalle de obsequiarle con mi novela Mi planeta de chocolate.
Ayer por la tarde coincidieron con ella de nuevo en un encuentro sobre solidaridad impartido por Anna Ferrer en Valladolid. Se saludaron muy cordialmente, se emplazaron para otro viaje quizá antes de lo que ellos mismos piensan y le preguntaron su opinión sobre aquel libro que le habían regalado. Anna respondió que le encantó... Entonces ellos, entre sonrisas y afecto, volvieron a lucir el detalle de corresponder a su amabilidad con otro ejemplar de mi siguiente novela: Siete paraguas al sol.
Mil gracias, Rocío y Javier, por vuestro gesto, vuestra sensibilidad, vuestra manera de ser... vuestra amistad. Y otras tantas a Anna Ferrer por su compromiso, su constancia, su trabajo... Y entre todo eso, por haber dedicado a leerme una parte de su tiempo.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Un domingo de Teatro

Cuando la realidad me asusta o entristece -como es el caso-, acostumbro a refugiarme en la imaginación. De manera que leo un libro, escribo algún cuento, veo aquella película, juego con los niños... O como esta mañana de domingo, me escapo al teatro con mi pequeño Manuel. Elegimos por consenso una obra de clown, apta para mayores de cinco años: Payaso, de la compañía riojana El perro azul... Y sencillamente, nos encantó.
Se trata de un show interactivo con participación directa del público, en el que el protagonista realiza algunas acciones que este le ha dejado por escrito antes del inicio de la función. La representación resulta de lo más divertida, mezclando mimo, improvisación, música, malabares y sonrisas, invitando en su exposición final a nuestra reflexión.
Manuel pequeño no ha parado de gritar, de reír, de disfrutar... Y yo no he dejado de mirarle, disfrutando con él y pensando dónde vamos olvidando con el tiempo tanta inocencia, tanta alegría, tanta bondad.
Payaso se define a sí mismo como un tonto porque hace cuanto dicen los demás. En este mundo tan lleno de listillos, me sumo a su bendita tontería.

sábado, 14 de noviembre de 2015

#TodosSomosParis

Hoy quería comentar que hace justo diez años recibí una llamada telefónica comunicándome que había ganado el Premio Literario Amares 2005 con mi obra El amor azul marino. Y me hubiera gustado compartir los detalles de aquel día, que no olvidaré nunca, por todo lo que supuso.
Sin embargo, la barbarie terrorista ocurrida ayer en Francia ha vuelto a dejarme mudo. ¡Qué horror!, ¡cuánto delirio!, ¡cuánto dolor!
Hoy solo tengo palabras para decir TodosSomosParis.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Mostrando mis debilidades

Alguien dijo que mostrar mis fuerzas no es nada, mostrar mi debilidad lo es todo.
Después de la revisión de ayer, comparto que estoy muy recuperado del proceso que padecí hace poco más de un mes. Me he reincorporado bien a mi cotidianidad aunque, de momento, todo debe ser sin prisas. Por ello, por prescripción facultativa, he decidido aplazar cuantas actividades docentes o literarias tuviera programadas hasta que acabe este año. De manera que, salvo un curso que no pude impartir en su día y un cuentacuentos solidario pendiente de confirmación, voy a centrarme en mí y en mis circunstancias, posponiendo el resto de la agenda para ese 2016 que ya asoma a la vuelta de la esquina.
Mil gracias a todos por vuestra comprensión y por permitir que me sintiera tan acompañado.
Mil sonrisas y -como siempre decimos los cuentistas- nos seguiremos contando.

martes, 27 de octubre de 2015

Benito Expósito, mi hijo literario

De algún modo, siento a Benito Expósito Expósito, el pequeño protagonista de mi novela Mi planeta de chocolate, como un hijo literario. Ese pequeño al que la vida hizo grande, al que quiero como una parte mía y del que estoy convencido que aún le quedan muchas alegrías por dar. Por eso hoy, desde su capítulo Entre votos y devotos, os cuento un poquito de él:

Benito fue mal estudiante. Listo sí, más listo que el hambre; pero buen estudiante… ¡nunca! Si hubiese hincado los codos tanto como las rodillas, alcanzaría a saber que los números primos no forman una familia. Si hubiera repasado los apuntes en vez de adiestrar su mano derecha para corregir el "defecto" de ser zurdo, comprendería que Santiago Ramón y Cajal no se refiere a tres personas distintas. El ateísmo no responde a ningún movimiento de los seguidores de su amigo Teo. Catetos son los lados que forman ángulo recto en un triángulo rectángulo, además de los lugareños que asegura el tendero. Si definió a Dios como impotente fue por error; en verdad quiso decir omnipotente. Y que no se le ocurra ninguna respuesta para tantas preguntas, no significa nada; pudiendo luego dar una buena, ¿por qué conformarse ahora con una mediana?
Cierto es que si los Apóstoles fuesen unos ignorantes jamás habrían escrito sus cartas a los corintios. Ahora bien, ¿acaso algún corintio les respondió? Además, habiendo lenguas muertas, ¿para qué las vamos a resucitar? 
Sin sabiduría nadie va a ninguna parte.

martes, 20 de octubre de 2015

II Jornadas de Cine sobre la Experiencia de Vivir

Organizadas por la Asociación Proyecto Los Argonautas -a la que considero un honor pertenecer desde mi condición de psicólogo asesor- y la Fundación HelpAge International España, en estos días se están desarrollando las II Jornadas de Cine sobre la Experiencia de Vivir.
Dichas Jornadas nacen con el fin de dar visibilidad al colectivo de las personas mayores, centrándose este año en la figura de la mujer mayor: luchadoras, inteligentes, valiosas, bondadosas... Todas tienen algo en común, una gran historia que hace de su edad avanzada una vida plena de sentido.
Las Jornadas se celebran los días 15, 22 y 29 de octubre, y 5 de noviembre, a las cinco de la tarde, en el espacio Caixa Madrid (Arapiles 15). Las películas emitidas serán Elsa&Fred, Solas, Las chicas del calendario y El exótico hotel Marigold, respectivamente.

martes, 13 de octubre de 2015

Nanas en Lecturafilia

Leo una cita que dice que a los niños habría que dormirles siempre con un cuento y no con la televisión. Inevitablemente me acuerdo de Manuel Cortés Blanco, un autor que ha conseguido recuperar esa tradición oral y llevarnos de la mano hacia la infancia para contarnos mil y un cuentos. Leídos ya todos sus libros, solamente me faltaba Nanas para un Principito, con el que tuvo el honor de obsequiarme.
Este libro es un cuaderno de recuerdos de la época de su hijo como bebé, alternándose la realidad con los cuentos que le narra a su hijo, apodado El Principito  debido a la devoción que profesan sus padres por esta obra de Saint Exupéry. Porque estas nanas son ante todo un bonito cante  a la primera vida, donde es el propio niño Manuel el que nos habla desde la cuna, el que nos cuenta sus primeros pasos y las sensaciones evocadas con las actividades que va experimentando.
"Si todos los mayores tenemos un pasado, los pequeños  como él solo tienen futuro. Y eso resulta fascinante". "Hay adultos que necesitan muchas palabras para decir algo, y niños que lo decimos todo con una sola mirada".
Me decía Manuel que su libro más personal era quizás El amor azul marino, aunque en este se advierten casi tantas características como el otro para considerarlo más personal que otra cosa. Porque está claro que este autor no puede desprenderse de lo que es, y así nos lo sugiere en sus historias, en  las que los cuentos forman parte de su vida y su imaginario.
Ternura, esperanza, la vida explicada a través del cuento. Se respira infancia, pero también una madurez literaria, que se ve complementada con las ilustraciones de Raquel Ordóñez Lanza, aspecto que hará que quieras tener esta gran obra de arte a tu disposición para contarle a tus hijos, o futuros hijos, en cualquier momento.
Y es que Manuel me/nos ha enseñado que el cuento es un género literario que nace desde lo más primitivo del hombre y que nos ayuda a explicar quiénes somos de manera eficaz y soñadora a la vez.

Nota: Reseña publicada en el portal literario Lecturafilia -precisamente, la número 300-, a propósito de mi libro Nanas para un Principito.

jueves, 8 de octubre de 2015

Principitos de cuento

“Tú no eres todavía para mí más que un muchachito igual que otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…". Antoine de Saint-Exupéry. “El Principito”, Capítulo XXI.
“Si como expone la Real Academia de la Lengua de nuestros mayores, dormir implica la suspensión de los sentido y de todo movimiento voluntario, no me gusta dormir. De hecho, es el verbo que menos me agrada desde que nací…”
Con los dos párrafos anteriores, comienza el cuento Únicos en su especie, uno de los veintitrés que contiene el libro de Manuel Cortés Blanco titulado Nanas para un Principito.
Manuel Cortés Blanco es médico y escritor y una extraordinaria persona comprometida que “invierte” el dinero de sus obras en la ONG Aldeas infantiles SOS, en la Asociación de Padres de Niños con cáncer de Aragón, en el Proyecto Argonautas, dedicado al cuidado de las personas mayores, en fin un ejemplar humano bueno que disfruta contando y nos hace disfrutar escuchándole y leyendo sus libros.
En su último libro Nanas para un Principito, se vuelve niño para acercarse a su primogénito y nos cuenta lo que él le cuenta hasta los dos años de vida. Cada cuento nos devuelve al niño que fuimos. Los veintitrés cuentos comienzan siempre con un párrafo de distintos capítulos de “El  Principito” de Antoine de Sant-Exupéry. Leyendo este libro, volvemos al niño que duerme agazapado en nuestras vísceras. Además cuenta con las exquisitas ilustraciones de Raquel Ordóñez Lanza y con el prólogo de la escritora Ana Cristina Pastrana.
Mordida existencial: Nanas para un Principito es sin duda un libro para el reencuentro con uno mismo, para el deleite de la lectura, para tomar una dosis de bondad en estos tiempos de desgaje ético, para atenuar las noticias que nos bombardean constantemente, para seducir al bondadoso "homo" que todos llevamos dentro, para cambiar estrellas por utopías, en una palabra, para alimentar al niño soñador que late en nuestros sesos. Manuel Cortés Blanco ha aunado en este libro, cariño, su pasión por contar y por hacer que las letras signifiquen cosas tiernas. Me leo un capítulo antes de dormir y… ¡Felices sueños! 

Nota: Reseña de la escritora Manuela Bodas Puente a propósito de mi libro Nanas para un Principito, que bajo el título Principitos de cuento recoge el diario El Faro Astorgano y las ediciones digitales de León7días, Astorga RedAcción y La llave del camino.

martes, 22 de septiembre de 2015

En Toral de los Guzmanes

Aun cuando viva en la ciudad, me da que mi alma es de pueblo. Me encanta desplazarme a los sitios en bicicleta, tomar de la huerta los productos del día, vivir sin cobertura a ese ritmo cansino al que allí pasan las horas, compartir la cotidianidad con sus gentes. Recuerdo con cariño los veranos en tantos municipios de esa familia mía dispersa por la provincia de Soria, los inviernos en aquel zaragozano Osera de Ebro donde mis padres tenían una finca, las mil escapadas que seguimos realizando a la caza de algún tesoro rural... De hecho, lo tengo claro: el día que me retire, que me busquen en un pueblo.
Por ahora y si bien aún falta tiempo, uno de los que tiene más posibilidades para ello es Toral de los Guzmanes, en la provincia de León. De esta villa cargada de historia, patrimonio, tradiciones y mantecadas, proviene mi familia; en ella tenemos casa, he estado empadronado e incluso ejercí mi derecho al voto en las últimas elecciones autonómicas. 
El pasado sábado ascendí un peldaño más en esa relación, al haber tenido el placer de ser miembro del jurado de carrozas en el certamen que -con motivo de sus fiestas patronales en honor del Cristo de la Vega- llenó cada una de sus calles de color, sonrisas y alegría. 
Aunque los festejos terminan hoy, Toral de los Guzmanes es un pueblo que merece la pena visitar. Así que, cualquier día de estos, ¡nos seguiremos contando por allí! 

lunes, 21 de septiembre de 2015

En el Día Mundial del Alzheimer

Auspiciado por la Organización Mundial de la Salud, hoy celebramos el Día Mundial del Alzheimer con la intención de dar a conocer esta despiadada enfermedad y difundir la información existente al respecto, solicitando el apoyo y la solidaridad de la población en general, de instituciones y de organismos oficiales. Se estima que solo en España puede afectar a cerca de 500.000 personas.
En mis primeros años de ejercicio profesional fui médico de una residencia geriátrica en la que una parte significativa de sus internos padecían dicha patología. Allí aprendí mucho de estas personas, e incluso redacté distintos artículos científicos (¡mis primeros artículos!) que luego acabarían publicándose en revistas médicas: "Aproximación al estado actual del tratamiento de la demencia senil tipo Alzheimer" (Ciencia Médica, 1992), "Aspectos médicos y sociales en el familiar cuidador del demente tipo Alzheimer" (Geriátrika, 1993), "A propósito de la conducción de automóviles en la vejez" (Revista Española de Salud Pública, 1995), "Problemas del familiar cuidador del paciente con demencia senil" (Medicina Integral, 1995)... Y así hasta casi una treintena de títulos.
Admito que con el tiempo mi vida profesional discurrió por otros caminos y dejé de trabajar con estos pacientes. No obstante los sigo sintiendo cerca, haciendo míos los objetivos de las instituciones y asociaciones que les representan, y sumándome en esta fecha al compromiso de seguir luchando sin tregua contra tan terrible enfermedad.

martes, 8 de septiembre de 2015

"El amor azul marino" en Lecturafilia

Como compartir significa partir con, hoy parto con vosotros esta amable reseña publicada en el portal literario Lecturafilia, a propósito de la que fuera mi ópera prima y -sin duda- mi obra más intimista: El amor azul marino.

Manuel Cortés Blanco es amor. Lo digo con la base certera de sus libros, que son bonitas historias donde se mezclan lo mejor de la vida con los cuentos que nos enseñan las incógnitas de la vida. A través de él estoy teniendo conciencia de lo que significan los cuentos en todas las edades. Pero también lo digo porque tengo ya la sensación de conocerle personalmente.
Este autor zaragozano es ya un asiduo en este blog, porque nunca defrauda y te ofrece unas ganas enormes de tomarte la vida con humor y con amor, y eso siempre viene bien. La esperanza es la vara de medir de todo lo que nos cuenta de nuevo en El amor azul marino, su ópera prima, con la que ganó el Premio Amares 2005, y que constituye su obra más personal, ya que parte de la muerte de sus padres, y se lo dedica precisamente a ellos. Pero no se trata de un libro de lloreras, sino que Manuel recupera todo lo que la vida tiene de bueno y lo comparte con nosotros. Detrás de cada reunión con sus amigos, de cada evento importante, de su infancia, de sus primeros pasos en la universidad, y hasta en el conocimiento de su mujer, el cuentista zaragozano construye bonitas parábolas que llevan inevitablemente al amor, azul marino o del color que sea.
El ser humano es un conjunto de sentimientos, y en este libro se nos explican posibles sentidos de estos, su procedencia a través de cuentos que nos enseñan el valor de los mismos. Al leer El amor azul marino fui consciente de que es un libro muy íntimo, pero al repasar los cuentos incluidos (un total de 35) saco la conclusión de que son historias que contaría sin dudar a mis futuros hijos.
Esta es la obra más intimista de Manuel, aunque se podría decir que sus libros son uno solo, ya que tiene una misma forma de escribir: contar cosas cotidianas y por el medio ir aderezándolas con cuentos, infinitos cuentos.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Soy Argonauta

Soy Argonauta, lo tengo claro. Atendiendo a los objetivos establecidos por el Proyecto Solidario Los Argonautas, dirigidos a la atención de las personas mayores que más lo necesitan a través del acompañamiento, las manifestaciones artísticas y la cultura, me confieso uno de ellos. De hecho, procuro colaborar con su equipo directivo -en especial con mi amigo Fernando Fernández Gil- en el diseño de tales actividades, desde mi condición de médico/psicólogo asesor.
Y en esa tarea de difusión, quisiera compartir un vídeo promocional al respecto, en el que en poco más de un minuto se resume cuanto hacemos en este Proyecto. Adjunto su link:
https://www.youtube.com/watch?v=8P7Du3fFRc0
Significar que el Proyecto Solidario Los Argonautas fue finalista en la I Edición de los Premios Compromiso de Clece, en la categoría de Mejor Proyecto Social para Personas Mayores, si bien todos sus miembros tenemos claro que el mejor galardón que nos llevamos a casa son las mil y una sonrisas que despertamos con cada iniciativa.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Apagón en Facebook

Hasta la fecha estaba satisfecho con el servicio de Facebook, reconociendo que lo he usado con regularidad. Esta web de redes sociales me ha permitido compartir vivencias, contactar con amigos lejanos -ya sea en la distancia o en el tiempo-, difundir mi obra literaria o alguna actividad solidaria, anunciar cualquier evento -en especial, esas sesiones de cuentacuentos que tanto me gustan-, mostrar reseñas de libros... Sin embargo, coincidiendo con un parón en dicho uso motivado por las vacaciones y la utilización de wifis de libre acceso, he tenido la sospecha de que alguien ha podido suplantar mi personalidad por unos días y realizar actividades al margen de mí. Sé que estas cosas son como los achaques de la salud: ves que le pasa a otro, pero nunca piensas que te pueda pasar a ti.
Por suerte, ya está todo controlado: nuevas contraseñas, alguna disculpa explícita... No obstante y por todo ello, prefiero prolongar por un tiempo mis "vacaciones" en Facebook; de manera que -como siempre decimos los cuentistas- nos seguiremos contando... aunque sea más adelante, aunque por un tiempo sea solo en este blog.

martes, 1 de septiembre de 2015

Entrevista en Lecturafilia

Alguien dijo que nadie necesita más unas vacaciones que aquellos que, precisamente, regresan de vacaciones... Probablemente tuviera razón. 
Compartir que las mías han sido dos semanas de descanso en un pequeño pueblo leonés, donde espero haber recargado pilas para este próximo curso. Y compartir también que en ellas he recibido con alegría la publicación de una entrevista que me hicieron para el portal literario Lecturafilia, la cual reproduzco y cuyo enlace adjunto por si pudiera interesaros: http://lecturafilia.com/2015/08/15/entrevista-manuel-cortes-blanco-si-no-fuese-escritor-me-habria-gustado-ser-mago/

Pregunta (P): Sorprende que un médico sea a la vez mago de las palabras, ¿cómo combinas estas dos profesiones de tu vida? ¿La una te llama más que la otra?
Respuesta (R): Me gusta definirme como “medico” de vocación y “escritor” de afición, si bien últimamente ambos conceptos se confunden demasiado. Ciertamente, la Medicina es una ciencia muy humana –probablemente la que más-, y eso hace que esté muy cerca de la Literatura. Gracias a mi especialidad (Medicina Preventiva y Salud Pública) he tenido la suerte de poder ejercitar mi labor en cuatro de los cinco continentes, a veces incluso en situaciones extremas. Esas vivencias que he ido recogiendo puntualmente en una libreta, me han enriquecido como persona hasta llevarme a declarar una máxima de vida que entremezcla a partes iguales ambas disciplinas: “Escribir lo vivido (como médico) para compartirlo (como escritor)”.
(P): En tus libros Mi planeta de chocolate, Cartas para un país sin magia y Siete paraguas al sol subyace una idea clara de que la esperanza es el motor que debe guiar el mundo. ¿Cómo tener esperanza  con la crisis que atravesamos?
(R): Ciertamente y a pesar de lo que nos digan, siguen sonando tambores de crisis. Sé que corren malos tiempos para muchos, y más si cabe en un sector tan sensible como el literario. Pero sé también que sin creer en nosotros no tendríamos salida. No pretendo banalizar, ni dar falsas ilusiones, ni desviar la atención de los problemas. ¡Todo lo contrario! Como me han enseñado muchos de mis cuentos, sin Esperanza, sin fe en nosotros mismos, no hay nada. Más allá solo queda el fin del mundo.
(P): Los derechos de autor de tus libros son destinados a Aldeas Infantiles SOS, un símbolo de ayuda desinteresada y de que la literatura aún puede ayudar más. ¿Tienes datos y constancia de a cuántas personas has ayudado con este gesto?
(R): Desde la experiencia de que los niños son siempre uno de los colectivos más vulnerables y desde el conocimiento de la labor que realiza a favor de ellos “Aldeas Infantiles SOS”, no tuve ninguna duda en esa aportación. También colaboro activamente con otras ONG y he participado en distintas antologías solidarias. Tristemente y salvo raras excepciones, escribiendo hoy en día no se gana mucho y el dinero recaudado tampoco ha sido tanto. Eso sí: tengo la certeza de que se ha empleado bien.
(P): ¿Eres de un pensamiento tan mágico como se deduce de tus historias? ¿Cómo definirías tu personalidad?
(R): Creo que sí. Si no fuera escritor, me habría gustado ser mago (curiosa y casualmente, en este detalle coincido con el genial García Márquez). Soy tremendamente imaginativo, y creo que eso se transmite en mis historias… También procuro ser positivo antes que optimista, desde la certeza de que la suerte no está en lo que nos pasa, sino en cómo lo vivimos. Por lo demás, me considero una persona de lo más normal, familiar, afable, risueña (siendo médico, prescribo cada día mil sonrisas por sus múltiples beneficios)… Y como dice un amigo que me conoce desde niño, quizá “demasiado alemán” con mi trabajo y “demasiado griego” en mi afición por el fútbol.
(P): Tus libros están plagados de frases hechas, de aforismos. ¿No tienes miedo de caer en el ‘adoctrinamiento’?
(R): No lo pretendo en absoluto, aunque haya sido una de las críticas mayores que se le ha hecho a lo que escribo. Se trata básicamente de un recurso para invitar a los lectores a la reflexión, pero sin imposiciones… Que sean ellos desde sus vivencias quienes obtengan sus propias conclusiones.
(P): Está claro que tus libros cuentan buenas historias, y transmiten positivismo, pero ¿qué buscas tú en la literatura?
(R): Sinceramente, escribo porque lo paso bien escribiendo. La Literatura me ha dado momentos gratísimos: amigos, experiencias, posibilidad de conocer distintos espacios y personas… De hecho, el día que me aburra lo dejaré. No obstante, mi objetivo añadido es compartir, plasmar en un folio lo que siento (sea a través mío o de cualquiera de mis personajes) mediante una historia, abrirme a quien me lea con generosidad… Y es que, como diría Benito Expósito Expósito (el pequeño protagonista de “Mi planeta de chocolate”), a quien es generoso con la vida, la vida acaba siendo generosa con él.
(P): ¿Cuáles son tus referentes literarios?
(R): He tenido muchos porque he leído mucho (confieso que ahora, con dos hijos pequeños, menos que antes). Admito que me encandila la obra de Gabriel García Márquez, pero no es la única. No obstante, ante esta pregunta me permito la licencia de incluir a la persona que más cuentos me contó en mi vida y que, sin duda, más me condicionó a la hora de redactar: mi abuelo Ildefonso. Él fue un escritor humilde pero lleno de magia; tristemente, la mayor parte de su obra acabó marchándose con él.
(P): Y ahora viene una pregunta compleja, pero si tuvieses que escoger un libro de los que llevas escrito, ¿cuál sería y por qué?
(R): Aun cuando me quedo con todos, si tuviera que elegir solo uno tomaría “El amor azul marino”, mi ópera prima. Primero, porque es mi libro más personal (no en vano, en él hablo de mí, de mi familia, de nuestras relaciones); después, porque permitió que rompiera los miedos a hacer público lo que sentía. Sé que sin ese primer paso no habrían venido los demás.
(P): ¿Quién fue tu primer lector o lectora y que te aportó en tu carrera?
(R): Antes incluso de introducirme en este universo literario, mi lectora principal y primera fue mi madre. Desde su sencillez, siempre decía que yo escribía muy bien. Me aporto seguridad y confianza para hacerlo; pero sobre todo, me aporto el amor necesario para hacerlo con corazón.
(P): ¿Estás inmerso en algún proyecto literario que nos puedas comentar?
(R): Siendo fiel a esa máxima de vida “escribir para compartir”, estoy metido de lleno en un libro de cuentos que dedicaré a mi hija Amalia. Será una obra ilustrada en la que vuelvo a trabajar desde el relato esos valores positivos en los que tanto creo. Puedo adelantar su título en exclusiva: “La vuelta al mundo en catorce lunas”. Eso sí: lo siguiente que escriba será otra novela.
(P): A los lectores nos encanta conocer lo que leen otros, y por eso termino preguntándote justamente eso. ¿Qué lees actualmente?
(R): De entre los autores, me gusta leer a los que empiezan. De entre los géneros, me quedo con el cuento. Sin embargo, el libro que me ocupa en estos días es de un autor que –aunque joven- ya considero consagrado por sus premios y su trayectoria: “Cien años de perdón”, de Claudio Cerdán. Lo conocí por casualidad compartiendo stand en la Feria del Libro de Madrid del año pasado. En mi opinión, el futuro de la novela negra en España pasa irremediablemente por él.

viernes, 14 de agosto de 2015

Cerramos hasta septiembre

Me tomo una quincena de vacaciones. La necesito. Y aunque en esta ocasión no tenga previsto realizar grandes desplazamientos, prometo seguir viajando con lo que escriba para volver a compartirlo a partir de septiembre. Al igual que en este último día de trabajo, comparto la reseña que salió publicada ayer en el portal Lecturafilia a propósito de mi libro Cartas para un país sin magia.
Mil sonrisas y... ¡nos seguiremos contando a la vuelta!

La magia se ha perdido con las nuevas tecnologías, con los avances que dicen hacer nuestra vida mejor, con las cocinas electrónicas, con el hablar a través de una pantalla. Y claro, los avances pierden su sentido para hacernos sentir pobres al perder la esencia básica de la vida, la cual se resume en MAGIA, según el escritor Manuel Cortés Blanco. En los dos libros que he leído de él, Mi planeta de chocolate Siete paraguas al sol, ya se atisba un cariz mágico, con novelas que parecen continuos microcuentos y aforismos donde se ve lo mejor del ser humano, el mantenimiento de la esperanza como motor del avance de nuestras vidas, y de la literatura y la escritura como una necesidad para mantener intacta la capacidad de pensar.
En Cartas para un país sin magia todo lo anterior se acentúa, y por eso es un libro de diez, de los que me gustan, de los que defienden a ultranza la literatura, la fuerza de las palabras, y de los magos de la escritura que son capaces de emocionar con buenas y esperanzadoras historias. De profesión médico, y con una infancia en un pueblo, Cortés se sincera en este libro para ofrecernos una serie de anécdotas de su recorrido vital y de los cuentos, cartas y relatos que han empapado sin querer su vida y sus momentos imprescindibles. Porque son cuentos en medio de otros cuentos, por lo que Cartas para un país sin magia se postula como un cuaderno de bitácora, donde encontraremos al Manuel Cortés más íntimo, sincero y esperanzador. Esta última característica es lo que hace que su literatura se vea tan positiva, y por eso viene bien recurrir a ella siempre, aunque sobre todo en los momentos bajos.
La experiencia vital de este autor evoluciona desde su infancia y sus amigos en el pueblo hasta su llegada a Madrid, sus viajes por África y el mundo para ayudar como médico, el amor por su mujer, la ternura inspirada por sus sobrinos, y otras tantas anécdotas que semejan pequeños relatos , aunque el protagonista siempre sea él y sus circunstancias. Y de fondo, esa nostalgia por un pasado que era más mágico, y en el que las personas estaban más unidas.

jueves, 13 de agosto de 2015

Laura, Marina: descansen en paz

Lo escuché en la radio a primera hora: ayer por la noche se encontraron los cadáveres de las dos jóvenes de Cuenca que estaban en paradero desconocido desde hace una semana. Se me encogió el corazón. La policía busca al exnovio de una de ellas como presunto asesino. Otra noticia más para un verano especialmente trágico en el que ha habido agresiones, parricidios, violencia de género, crímenes, abandonos... Demasiados sobresaltos para una sociedad que, definitivamente, está al borde de la locura.
Hecho el diagnóstico, tocaría poner remedios al mal: lamentar y reflexionar profundamente sobre lo ocurrido (aunque por sí solo no basta, también es necesario), mostrar todo nuestro apoyo y solidaridad para con las víctimas, proporcionarles consuelo tanto a ellas como a sus familias, no escatimar esfuerzos para llevar ante la Justicia a los culpables (¡pero una Justicia de toneladas, no de gramos!), trabajar aquellos casos que fueran posible en el ámbito de la prevención... Y por supuesto, perseverar en la educación en valores no solo a nuestros niños, sino a todos. Porque, a la vista de las noticias, cualquiera podría estar necesitado de ellos.
Laura y Marina, otras dos vidas segadas por la barbarie. ¡Que cuanto suceda no nos deje indiferentes! Descansen en paz.

martes, 11 de agosto de 2015

S4LA DE ESPERA

Hay personas que por la ilusión que ponen en sus proyectos merecen que estos les salgan bien. Personas que trabajan con entusiasmo, que son colaboradoras, que buscan mejorar día a día sin tiranteces, que apuestan por la innovación, que aportan mucho, que se enfadan poco y, lo más importante, que cuando comentan cualquier aspecto lo hacen con una sonrisa. Utilizando el símil de esa variedad de uva reinante en mi comarca -de múltiples propiedades beneficiosas, por cierto-, son las que yo llamo personas garnacha.
Una de ellas es mi amigo Jesús Vidal, licenciado en Filología Hispánica, actor (se ha formado con el dramaturgo Alfredo Sanzol, dentro del Laboratorio Rivas Cherif del Centro Dramático Nacional), y creador de la compañía JesusVidalTeatro, entre otros detalles.
Este próximo sábado 15 de agosto, a las diez de la noche, representará su obra S4LA DE ESPERA en la Casa de la Cultura del municipio leonés de Villademor de la Vega, organizado por su Ayuntamiento y con entrada gratuita hasta completar aforo.
Por supuesto que estaremos allí para agradecerle su invitación, apoyarle en su propuesta y -conociéndole- compartir un rato entrañable de teatro, buen humor, reflexiones y, de seguro, el mejor ambiente garnacha.

lunes, 10 de agosto de 2015

Templados por el sol, mecidos por el viento

Hace tiempo que no hago comentarios sobre libros, a pesar de que considero que tenía un buen tino para ello. No en vano, presumo de haber recomendado a algunos autores por sus óperas primas, sin que hubieran alcanzado todavía los éxitos que luego llegarían. Reseñé a Dolores Redondo antes de que publicara su famosa Trilogía del Batzán, a Mercedes Pinto antes de convertirse con todo merecimiento en la escritora que es hoy, a ese Andrés Pascual que cada verano nos fascina con cualquiera de sus novelas... Sin embargo, hace unos meses, me encontré en una de esas críticas con un autor al que no le gustaron alguno de los detalles de lo que ponía y, tras una serie de reproches por su parte -además de una evidente falta de autocrítica-, decidí darme una tregua antes de volver a reseñar.
Aun cuando siga inmerso en ella, quisiera recomendar expresamente a una escritora cuya primera novela ha llegado a mis manos desde la plataforma Amazon, casi por casualidad: Marta Currás, autora de Templados por el sol, mecidos por el viento. En esta, mi lectura del mes de julio, se combinan distintos ingredientes cargados de interés: un viaje fascinante, dos tramas que se entrecruzan y que acabarán "encajando como las hebras de una trenza", ese diario con una protagonista misteriosa, tantas descripciones a modo de guía de el Gran Cañón del Colorado, un tributo al fotógrafo Edward Curtis (quien a principios del siglo XX inmortalizase con su cámara la cotidianidad de las tribus nativas de Norteamérica), una reflexión a través de sus personajes sobre nuestros miedos y nuestro destino, otro desenlace sorprendente en el que -efectivamente- todo acaba cuadrando.
Había disfrutado ya con algún cuento suyo, y auguro que este no será el último libro de Marta Currás que me atrape. Y es que, como ella misma advierte en alguno de sus párrafos, "hay que seguir leyendo. Al final lo entenderás todo".

jueves, 6 de agosto de 2015

Sueños en traspaso

Hoy va a ser un día triste para mi hijo, aunque él todavía no lo sepa. La tienda en la que habitualmente compramos sus chuches cierra de manera definitiva. Eran unas golosinas sin azúcares ni aditivos, hechas a base de frutas, que no han podido resistir la competencia de otros productos menos cuidados pero a un precio claramente inferior. Y sin duda, también lo será para las dos jóvenes emprendedoras que, cargadas de ilusiones, hipotecas y esperanza, inauguraron hace un año ese establecimiento.
Aun cuando nos hablan de recuperación económica, lo cierto es que sigue costando mucho -¡muchísimo!- mantener un negocio abierto. Los gastos, la carga impositiva, la falta de ayudas, tantos miedos por la crisis y tanta competencia, continúan cerrando demasiados anhelos. "Se alquila" o "Se vende" se erigen en los anuncios predominantes en muchos locales comerciales de mi ciudad, de cualquier ciudad.
Son sueños que se traspasan, a los que no ha llegado la anunciada mejoría... Y que a veces, tristemente, acaban convertidos en una pesadilla.

jueves, 30 de julio de 2015

Y en el Día Internacional de la Amistad

Con el fin de brindar apoyo a la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, la Asamblea General de Naciones Unidas propuso en el año 2011 que cada 30 de julio conmemorásemos el llamado Día Internacional de la Amistad
En mi caso, lo celebro de la mejor manera que conozco: compartiendo uno de mis textos (en concreto este, incluido en Nanas para un Principito), en el que precisamente me refiero a los amigos.

Dicen que la palabra "guardería" proviene del verbo guardar. Y debe ser una palabra importante pues, según parece, ese verbo del que procede resulta imprescindible para sobrellevar la vida moderna. De hecho, solo hay tres que le ganen en prestigio: cortar, copiar y pegar.
Como obedecer siempre resulta agotador, en la mía conjugamos otros verbos menos nobles pero mucho más entretenidos: comemos tortilla, reímos, lloramos, probamos las mil maneras de pintar con acuarelas, moldeamos plastilina, ensayamos el ritmo de nuestros mayores… E incluso aprendemos todas sus reglas para luego infringir alguna.
También fabricamos travesuras de distintas categorías; la que no le gusta a nuestra cuidadora, es que ha sido estupenda… Compartimos filosofías. Las hay buenísimas, como la de Daniela: hagas lo que hagas, hazlo con todo tu corazón. También muy buenas, como las de Cristina: los escarmientos, mejor en cabeza ajena. Buenas a secas, como la de Romeo: la conquista comienza cuando la chica dice que no. Menos buenas, como la de Pablo: más vale ser malo siempre para no defraudar cuando dejes de serlo... Y, cómo no, está la mía: cuanto más niño seas, más cerca estarás del paraíso.
Aquí dentro, a diferencia de lo que ocurre ahí afuera, la rutina resulta divertida. De entre todos los virus que nos rondan, me quedo con el de la sonrisa; cuando alguien lo incuba, se contagia a su entorno sin remedio. Además, por supuesto, ampliamos nuestro círculo de relaciones. Ayer Telmo me quitó la pelota, mas un pequeño problema no puede estropear una gran amistad. Porque afortunadamente –como acabarán enseñándome los años- cuando no existan salidas, existen los amigos.

martes, 28 de julio de 2015

En el Día Mundial contra la Hepatitis

Cada 28 de julio, conmemorando el aniversario del nacimiento del profesor Baruch Samuel Blumberg (premio Nobel en Medicina en 1976 por descubrir el virus de la hepatitis B y desarrollar una primera vacuna), se celebra el Día Mundial contra la Hepatitis, un grupo de enfermedades infecciosas que afectan a cientos de millones de personas en el mundo y causan cada año la muerte de más de un millón y medio de pacientes.
Aun cuando las más graves sean las tipo B y C, tampoco podemos olvidar las demás. De hecho, desde el Centro de Vacunación Internacional en el que trabajo, dedico parte de mi tiempo a concienciar a los viajeros de la importancia de vacunarse correctamente frente a la hepatitis A, en caso de desplazarse a destinos en los que esa enfermedad resulta endémica.
Por ello, en esta jornada conmemorativa, hago míos de manera resumida los objetivos propuestos al respecto -con especial atención precisamente a esos tipos B y C- por la Organización Mundial de la Salud:
1.- Conocer los riesgos: la sangre contaminada, las inyecciones peligrosas y el intercambio de material de inyección pueden provocar la aparición de la infección por el virus de la hepatitis.
2.- Exigir inyecciones seguras: anualmente dos millones de personas contraen esta enfermedad a través de inyecciones peligrosas, insistiéndose en que el empleo de jeringuillas desechables puede prevenir esas infecciones.
3.- Vacunar a los niños: unos 780.000 pacientes mueren cada año a causa de la infección por hepatitis B, aun cuando existe una vacuna eficaz y segura que puede otorgar una protección de por vida.
4.- Someterse a las pruebas de detección y solicitar tratamiento: en este sentido, debemos subrayar que existen medicamentos eficaces para tratar la hepatitis B y curar la hepatitis C, a los que cada paciente -al margen de patentes y otros intereses ajenos- debería tener acceso.

domingo, 26 de julio de 2015

En el Día de los Abuelos

La mayoría de los abuelos de hoy en día han criado a dos generaciones de niños. Primero a sus hijos; luego a sus nietos. El ritmo que impone la vida moderna obliga a nuestros papás a trabajar fuera de casa, y esos abuelos –en muchos casos ya jubilados- se ofrecen a cuidarnos con toda su ternura, con todo su compromiso, con toda su responsabilidad. En principio y si las circunstancias lo permiten, este contacto añadido está lleno de beneficios: consolida nuestros lazos familiares, integra a otras personas en las decisiones que me afectan, refuerza ese proceso educativo, hace que nos conozcamos y queramos más… Además son ventajas en ambos sentidos, porque mientras ellos me cuentan sus secretos, yo les mantengo entretenidos. A su lado levanto castillos, y pinto, y vemos fotografías, y meriendo rosquillas, y disfruto… Y aunque no me compren tantas golosinas como otros, comprendo que lo hacen por mi bien: para que tenga los dientes limpios, no me quite el hambre de lo importante y –sobre todo- luego no me duela la tripita.
Para ser un abuelo estupendo conviene tener buen oído, porque los bebes y los más pequeños se comunican casi siempre con el llanto. No en vano se ha demostrado que la frecuencia a la que llora un niño coincide exactamente con la que mejor percibe su mamá… y por extensión, con la que mejor percibe la mamá de su mamá. También es importante que estén ágiles, pues nunca nos cansamos de jugar; que tengan fuerza para levantarnos, ya que cada día pesamos más… Y que sean pacientes, porque a veces –sin que sea nuestra intención- damos más de un motivo para sacarles de quicio.
Sin embargo, sé también que para ser un abuelo estupendo no hace falta proponérselo, ni pretender conseguirlo, ni consentirnos todo, ni tan siquiera hacer cosas extraordinarias. Sé que esa aptitud no se enseña, que es innata, que no hay manual de instrucciones, que va dentro de cada cual. Sé que sus carantoñas no tienen precio, que no buscan reconocimiento, que el mayor premio que puedo darles es mi sonrisa sincera. Por eso mismo sé que los míos son estupendos, con mayúscula, negrita y en cursiva. Porque me quieren, me escuchan, me acompañan, me cuentan… y conjugan a mi lado un millón de presentes cargados de sencillez.

Nota: Párrafo perteneciente a mi relato El primer tulipán, incluido en mi libro Nanas para un Principito.

viernes, 24 de julio de 2015

Irene eres tú

"Irene eres tú". Así lo refería uno de mis lectores en el último email recibido a propósito de mi libro Siete paraguas al sol... ¡Y puede que, siendo médicos ambos, no le faltara razón! Por eso, a través de la descripción de ese personaje en la novela, comparto este texto para desearos desde él un fin de semana sencillamente genial.
Mil sonrisas y, por supuesto, nos seguiremos contando a partir del lunes.

Irene, la sexta hija de ese campanero llamado Bernardino, conjuga sus verbos en esta ciudad (Bagdad) ubicada a orillas del río Tigris. Sabe que vivir equivale a seguir, a creer realmente en lo que estamos haciendo, a salir de ti mismo para que puedas entrar. A llenar cada mañana los pulmones de aire, el corazón de sosiego, el alma de ilusiones... Y hacerlo serenamente, sin prisas ni ambivalencias, tratando de ser más aunque parezca de menos.
Vivir significa asimilar. Tener la certeza de que desde la nada puede conseguirse todo, que lo nuestro va antes que lo mío. Primero oír, luego escuchar, por último entender... Recordando que solo se enfada contigo quien espera algo de ti. Por eso, ha aprendido a no esperar.
Vivir significa tener sed. De amor, de infinito, incluso de agua.
Y por supuesto, vivir significa sobrevivir.
Aquella niña a quien contasen mil cuentos, que tuviera en el pastel de calabaza su postre favorito, se ha convertido en una mujer. Y es que a veces el tiempo pasa tan deprisa que deberían multarle por exceso de velocidad.

lunes, 20 de julio de 2015

De vuelta a la rutina

Acabaron las vacaciones -al menos en esta primera tanda- y ahora toca volver a la rutina. Galicia nos ha regalado un tiempo espléndido, por lo que ya nos hemos emplazado para una nueva ocasión.
Aun cuando en estos días he procurado mantenerme lejos del móvil y de cualquier red social, he sabido con satisfacción que mi libro Nanas para un Principito se encuentra en la relación de obras que optarán al XII Premio Setenil 2015 al mejor Libro de Relatos publicado en España. Quisiera por ello a través de este espacio agradecer a mi editorial -MAR Editor- su confianza por haberme publicado, haberlo presentado al certamen y haber permitido que unos cuentos tan emotivos para mí pudieran llegar a tantos rincones.

viernes, 10 de julio de 2015

Mis vacaciones gallegas

Lo he defendido desde niño: las vacaciones son siempre merecidas, siempre necesarias. Y hoy, preparando la maleta para pasar unos días de descanso en nuestra querida Galicia, hago esta frase más mía que nunca.
El fin de semana tendrá un matiz lúdico-literario, disfrutando en Ribadeo de su fiesta Ribadeo Indiano; ese homenaje a tantas personas que por distintos motivos tuvieron que emigrar. Allí contaré mis cuentos, firmaré ejemplares de mis novelas Mi planeta de chocolate y Siete paraguas al sol -como puede verse en la foto, en el stand de Librería Vivín lo tienen todo preparado- y, por supuesto, sacaremos tiempo para degustar los atractivos de un lugar tan bonito.
A partir del lunes y por el resto de la semana, el carácter será más familiar, con estancias en Vigo -incluyendo una visita a sus islas Cíes-, Sanxenxo y algún que otro rincón perdido.
Quizá hasta el día 20 no vaya a estar por aquí, pero eso sí: nos seguiremos contando a la vuelta.

martes, 7 de julio de 2015

En defensa de las vacunas

Desde mi condición de médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, como no podía ser de otra manera, soy un firme defensor de las vacunas. No en vano, con la experiencia vivida, he acabado haciendo mía esa proclama de la Organización Mundial de la Salud de que "a excepción del agua limpia, ningún otro factor -ni siquiera los antibióticos- han ejercido un efecto tan importante en la reducción de la mortalidad de la Humanidad como las vacunas".
Sin pretender generar alarmas ni ser oportunista, simplemente como técnico del Centro de Vacunación Internacional en el que desarrollo mi trabajo, me preocupan los conceptos equivocados que muchas personas tienen al respecto. Regularmente atiendo a viajeros que, aún desplazándose a zonas endémicas, optan por no vacunarse porque "a mí nunca me pasa nada", "las vacunas contienen toxinas" o "lo natural es no ponerse ninguna". De hecho, suelen ser los más jóvenes quienes prefieren asumir los riesgos de su no administración.
Sin pretender tampoco juzgar a nadie, creo que deberíamos desterrar esos conceptos absolutamente erróneos. En nuestro medio y con nuestros medios, considerando siempre las contraindicaciones que cada una pudiera tener, contamos con la certeza de que esas vacunas resultan seguras -tanto para quien se las pone como para su grupo, por el efecto rebaño que producen-, son uno de los fármacos que pasan por más controles de calidad y, sin duda, su administración es una de las medidas más eficientes que existe.
Es cierto que, como cualquier otro medicamento, cabe la posibilidad de que una vacuna provoque en determinadas ocasiones algún efecto secundario; no obstante, todos los expertos coinciden en que los beneficios potenciales de recibir la inmunización superan con creces a esos posibles inconvenientes.

miércoles, 1 de julio de 2015

Ribadeo Indiano

Entre los días 10 y 12 de julio se celebrará en el municipio lucense de Ribadeo un encuentro muy especial: la segunda edición de la fiesta de recreación histórica Ribadeo Indiano, para rendir homenaje a las personas que emigraron a América en busca de un futuro mejor. De hecho, fueron muchos los que partieron de estas tierras, y muchos también los que construyeron a su regreso esas casas tan características.
Serán tres jornadas de teatro en la calle, de visitas guiadas, de un interesante mercado de ultramar, e incluso del célebre Festival de Habaneras de Ribadeo. 
Este año tendré la suerte de asistir, vestido de época como tantos, apadrinando mis novelas Mi planeta de chocolate (en la que un niño, precisamente gallego, acaba desembarcando en México) y Siete paraguas al sol (con esas hermanas mías de lo más viajeras). Estaré allí la tarde del sábado 11 en el stand de Librería Vivín, firmando ejemplares de mis libros; y en su Parador o en cualquiera de sus rincones a lo largo del fin de semana, charlando, contando cuentos o tomando notas para alguna nueva historia.

jueves, 25 de junio de 2015

Siete paraguas en Lecturafilia

Que llueva no depende de ti; que lleves paraguas, sí”. Esta máxima acompaña todo el argumento de Siete paraguas al sol (2012), la obra con la que Manuel Cortés resultó ganador del VI Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches.
En un cante al cuento como forma de hacer literatura tan válida como la novela, Cortés construye una historia poliédrica donde siete hermanas emigran hacia lugares distintos en busca de su padre Bernardino, el campanero del pueblo castellano de Puerto Nuevo de las Cerezas, y que desaparece un día al ir a comprar un paraguas. A partir de ahí, los capítulos van contando una por una las historias de Faustina, Adelaida, Amparo, María, Merceditas y Ramona, con tiempos y lugares diferentes que constituyen una preciosa radiografía de nuestro mundo y nuestro pasado. Cortés desmenuza las vidas de las hermanas, pero centrándose en épocas distintas, que van desde los años cincuenta hasta el 2009, y nos hace partícipes del paso del tiempo.
En esta novela hilada de cuentos encontramos las características definitorias del estilo de este autor que atrapa desde el primer momento: sencillez y presencia constante de refranes populares hilados con una maestría propia de los mejores autores. Presente está también esa descripción minuciosa de ambientes, con palabras que abarcan todos los sentidos, hasta cuando nos presenta a ese pueblo de la Castilla profunda que ha estado sujeto a tantos cambios que casi no se reconoce. Los libros que he leído de este autor transmiten alegría por vivir a pesar de las circunstancias difíciles. Esta idea está más presente que nunca en Siete paraguas al sol, donde la esperanza y la seguridad son transmitidas de una forma tan literaria y realista que hacen sentir al lector que sí, que es necesario seguir soñando para alcanzar las metas.
Positivismo es lo que nos queda, o eso de que “quien sabe cómo vivir, sabe vivirlo todo”. Y por detrás, y en todo momento, la fuerza de la literatura para llenar nuestros vacíos: Faustina se convierte en escritora y editora de cuentos, por lo que el autor se ve reflejado en este personaje, en el que deposita algunas de las ideas más evidentes de los que creen en la palabra escrita y oral, en los cuentos.
Está claro que en todo el libro se siente el alma del autor, y en el mismo prólogo él nos advierte de que en la escritura se aplica siete máximas: escribir para compartir, empezar cada obra en la noche de Reyes porque concibe los cuentos a la manera de regalos, presentar dedicatorias sentidas porque cada libro es para una persona, donar los derechos de autor a Aldeas Infantiles SOS, reconciliarse con sus vivencias a través de sus renglones, y disfrutar un montón escribiendo y corrigiendo, releyendo, etc. Y sentencia al final que, a pesar de las advertencias de que el cuento está destinado al olvido, continuará creyendo en este género “con o sin moraleja, pero siempre reflexivos”.
Si con Mi planeta de chocolate me había enamorado de la prosa de este autor y de la originalidad en la forma de tratar ciertos temas, con Siete paraguas al sol he disfrutado con cada detalle, con esas dosis de positivismo, y he terminado con un “joder”, pero de esos de quedarte pensando cómo alguien puede escribir tan jodidamente bien.

Nota: Reseña sobre mi novela Siete paraguas al sol, publicada hoy en el portal literario Lecturafilia bajo el título "Quien sabe cómo vivir, sabe vivirlo todo".

lunes, 22 de junio de 2015

En el pueblo de Rosita

Este verano lo pasaremos en el pueblo de mi abuela Rosita. Una espiga de sinople en su escudo, un castillo de oro en su bandera, armas del linaje de Quiñones… Porque, sin duda, se trata de un municipio con solera.
Allí tomaré nuevas palabras para mi diccionario, nuevas perspectivas para mis vivencias. Desde arriba, a ras de cielo, resaltan su torre sin iglesia y su iglesia sin torre. Desde abajo, a ras de suelo, me quedo con su parque infantil donde jugamos los niños como yo, hechos a partes iguales por apetito y curiosidad.
Según el censo, el año pasado sumaba 580 habitantes, abuelo más, abuelo menos… Si bien, como la gente no avisa cuando entra ni cuando sale, resultan muy difíciles de contar. A este paso van a tener que poner un torno en el que fichar, igualito al de la entrada del trabajo de papá.
El bar a orillas de la carretera será nombrado algún día patrimonio cultural de la humanidad. En su lista de precios puede leerse: Café solo, 3 euros; Café con buenos días, 2 euros; Café con por favor y buenos días, 1 euro. ¡Una manera elocuente de fomentar la cortesía! Impreso en una baldosa, se  prohíbe la blasfemia y la palabra soez. ¡Como debe ser! Y en su tablón de anuncios se advierte claramente: Todo aquel que permanezca más de un cuarto de hora con el periódico, deberá continuar leyéndolo en voz alta para que se enteren las demás personas que están esperando por el mismo. ¡Una forma efectiva de estimular la lectura! El aviso de la izquierda resulta más preciso: Compro chatarra a peso; también doy clases de inglés a domicilio. Y es que aquí servimos todos para todo. El del lado derecho parece consecuencia de la situación económica que vivimos: Se necesitan clientes; no se requiere experiencia. Será que en los pueblos se nota menos la crisis, probablemente porque siempre estuvieron en ella. El de más arriba resuena a compromiso: No le cobramos nada por buscar pareja salvo que la encuentre. Por último, la cita del día aunque lleve meses puesta: Si siembras mucho podrás recoger poco. Si no siembras nada, no recogerás nada.
Definitivamente, estamos mejor que en la ciudad… Porque si ellos tienen las modernidades, nosotros tenemos la esencia.

Nota: Párrafo perteneciente al relato La luna y el lobo, incluido en mi libro Nanas para un Principito.